domingo, abril 23, 2006

Donde moran las sombras.

¿Te has puesto a pensar cuán dañinos y lacerantes pueden ser los rayos luminosos cuando eres una sombra?

Y sin embargo, sólo así logras valorar a la oscuridad por lo que es, por lo que aporta, porque eres su cómplice y se ha convertido en tu realidad. Porque provee de significado a tu existencia en los rincones de la conciencia, en las noches insomnes de confort aparente, en los parajes oníricos de estos largos días calurosos...

Piensa en la oscuridad más recóndita que puedas concebir, ya sea en lo profundo de una grieta o en un punto perdido del Universo, fuera del alcance de la memoria... ¿Quién habita en ese lugar?

No se me ocurrió pensar que alguna vez cumpliría 26 años. Y ahora que casi los tengo, no soy capaz de sentir, no logro emocionarme más allá de unos segundos. ¿En qué momento dejé de cautivarme por respirar, y todo lo que eso conlleva? Quizás sea porque en realidad cumplo muchos, muchísimos años más.

Estos días vienen a mí cargados de un sentimentalismo inquieto que se preocupa, en vez de ocuparse, por la pérdida de las emociones. De repente, el Tiempo vuelca mi mente y me traslada en cuestión de segundos a lugares y situaciones olvidados, inéditos o imposibles.

Sucedió ayer por la noche, en la fiesta electro/acústica del bar.

Cientos de rostros y cuerpos, entre amigos de siempre, compañeros frecuentes y desconocidos desfilaban frente a mí. Y en medio de la nada, sentía la agonía. ¡Cuántas ganas de gritar, de conocer a alguien, besar y ser lúbrico, como sucedía en otro tiempo! Pero no, simplemente no. Las emociones se ausentaron.

¡Todo es tan patético cuando eres una sombra! Tu vida cobra sentido pero en cambio, las vidas ajenas lo pierden.

Ni siquiera presté atención a la banda ni a los DJ's, aunque los tuve a escasos metros. Mi mente se convirtió en un cóctel de flashbacks y flashdreams: al año 2000, 2001, 2003 y 2004.

Luego por alguna razón, se detuvo y trajo a mí la letra de 'Don't fear the reaper', de los setenteros Blue Oyster Cult,

"All our times have come
Here but now they're gone
Seasons don't fear the reaper
Nor do the wind the sun or the rain..."


Y de inmediato pensé en Ville Valo, en lo buena que resultaba su versión con HIM, y en todas las canciones que incluía ese album de covers, es más, recreé a Ville Valo con todo y su voz perfecta susurrando desde algún punto entre la gente, y luego cantando Don't fear the reaper.


Y en uno de esos jirones, volví a la inmediatez de mi realidad: todo aquello que me emocionó por fracciones de segundo, no existía.


Aunque el Sol se muestra radiante por estas fechas, a algunos sólo nos extiende su velo de escozor. Ansío con premura la época estival.

domingo, abril 16, 2006

La muerte de Dios.

"Jesus died for somebody’s sins...
But not mine."
Patti Smith, Gloria.

El fulgor que desató en ciertos círculos religiosos la reciente aparición del Evangelio de Judas, luego de unos 1,700 años extraviado u oculto, me provoca una sensación de 'estupor espiritual a conveniencia'.

Por un lado, me parece bastante jocosa la ingenuidad de varios pregoneros (católicos, en su mayoría) al considerar el documento histórico como parte 'de un plan premeditado para confundir y extraviar a los cristianos.'

¿Acaso para eso no existe ya la Iglesia Católica? Más aún, siendo ecuménicos y fraternales por un instante -como el profeta nazareno-, ¿Acaso no existe para eso cualquier Iglesia Cristiana?

Lo interesante y quizás propositivo del asunto es que, aunque sea durante unas semanas, mientras las facciones ultraconservadoras cristianas logran silenciar el caso, los medios fijan su atención en un tema más de moda, o Irán hace un berrinche atómico, (lo que suceda primero), continúan circulando exquisitos temas heréticos en el ambiente. Por un instante, términos como 'evangelios apócrifos', 'esenios' y 'gnosticismo' han salido de las Bibliotecas Históricas que pocos frecuentan hoy en día y se han incorporado a la conciencia colectiva.

Quienes desde hace años atrás nos internamos en la senda del gnosticismo, leímos los libros de Nag Hammadi, los de Qumram, el Libro de Enoch y otras prominentes fuentes narrativas (cuyo valor radica precisamente en serlo, no en respetar u ofender determinada tradición dogmática que de inicio es contradictoria y pueril), celebramos que se conozcan dichos testimonios, que se cuestionen, se interpreten, se ponderen y se diluciden. Que cada interesado conozca de primera mano dichos documentos.

Y sólo así, con suerte, pueda llegar a entender por qué la versión alternativa de cualquier relato puede llegar a considerarse herética e incluso, 'peligrosa'.

O qué, ¿no es más congruente creer en un Jesús -concibiéndolo como mero personaje histórico, como judío visionario, como líder espiritual, y no como Salvador Mesiánico ni todas esas interpretaciones tendenciosas y deformadas- que obliga a uno de sus discípulos a traicionarlo, en vez de uno que le anticipa su desgracia eterna?

¿No es más fiable un Jesús que predica "Parte un madero y allí estoy yo, levanta una piedra y me encontrarás"? y el que sentenció "Por lo que a mí se refiere, si ustedes supieran lo que era... Yo soy la Palabra que hizo bailar a todas las cosas y no me avergoncé de ello. Fui yo quien brincó y danzó. Amén."?

Y sobre todas las supercherías, las verdades a medias y la literatura fantástica que plaga a los textos cristianos, tanto a los canónicos como a los apócrifos, ¿no resulta mejor, eficaz e infalible pensar en el Jesús que enunció “El Reino de Dios está dentro de ti y te rodea y Dios no vive en templos de madera o piedra.?

Sea como fuere, resulta cierto que 'no existe peor ciego que aquel que no quiere ver'. Particularmente en México (al ser mi realidad inmediata), este refrán se hace patente. Peor aún, México es un país de ciegos voluntarios. Lo corroboré estos días: atestigué cómo cientos, quizás miles (pero en realidad millones) de fervientes devotos caminaban en solemnes procesiones, rezaban, ayunaban, portaban velas, se arrodillaban ante ídolos de yeso y porcelana, repetían las letanías impuestas hace cientos de años en vez de crear nuevas, escuchaban sermones mediocres de predicadores purpurados, ¡santificaban iconos, representaciones lastimeras de un profeta crucificado hace miles de años!

Y tras atestiguar durante unos minutos dichos montajes curiosos, me percaté de algo: el único ausente era Dios. La idea de Dios ha sido relegada, cuando no aniquilada. ¿Por qué? Porque es más fácil representar a Dios clavado en una cruz, rodeado de cúpulas y reliquias en altares suntuosos, escuchando y obedeciendo a otros Seres Humanos de vestimenta sospechosa y dudosa honorabilidad, que buscándolo y hallándolo en nosotros mismos.


(Para aquellos quienes aún dudaban, este post es una prueba fehaciente de que no sólo escribo sobre semen, melancolía y el fin del mundo. También escribo sobre la degradación espiritual de nuestro Tiempo, entre otras peculiaridades).

jueves, abril 13, 2006

El loco.


Lejos en el tiempo y la distancia.

En uno de los escasos sitios que aún logran apartarse de todo, donde las almas penitentes encuentran regocijo cerca del agua que fluye entre los árboles, observo las estrellas y me ausento.

Justo inmerso en mis pensamientos, me viene a la mente un arcano del Tarot: El Loco, y por alguna razón pienso que no es fruto del azar.

El Loco lleva consigo un fardo, quizás el recuerdo de su existencia, se encuentra dispuesto a internarse en un mundo desconocido (en la iconografía suele ser un abismo, un precipicio, un océano), aunque su fiel acompañante (en este caso, un perro) le advierte que al hacerlo, repercutirá en su devenir.

Sin embargo, no es una carta mala, por el contrario: es sumamente benévola. El loco soy yo, son los espíritus bohemios y absurdos quienes en su sinrazón encuentran paz interna.

Quizás El Loco sea el arcano que defina mejor a nuestros tiempos.

jueves, abril 06, 2006

El Trance.

Un par de vidas,
quince páginas.

Un par de vidas en quince páginas y con ellas, el final de los tiempos. Todo debe suceder de modo ágil y congruente, la tensión debe acrecentarse conforme avanza el relato, allende la angustia, la tétrica oscuridad, las calles exasperadas de tristeza y caos... La melancolía.

El misterio que provoca el confundirse con el Tiempo y luego confundirlo. El llegar a un parque desolado, a una casona derruída, el eternizar una despedida que hace mucho tiempo transcurrió.

La ironía fugaz de las noticias, de los nuevos mitos y del absurdo, de las añejas esperanzas e ilusiones humanas quienes en su afán por conceder sentido a la existencia crearon ídolos y Dioses falsos, gestando batallas y leyendas.

Las criaturas de la noche, la música, un gato gris que trasciende dimensiones. Todos los espectros malditos que andan sueltos en el orbe fueron capaces de sentir alguna vez... Y de querer.

Un último crepúsculo de viento y fuego. En la noche del fin del mundo el viento será púrpura y el fuego será cian. La bóveda celeste proyectará escenas impensables: serán las estrellas colisionando en el Universo.

Espejismos y alucinaciones: en mi vida siempre es medianoche.

Lejos de lo que pudiera pensar el lector, escribir me apasiona, pero además, me perturba. Es como entrar en trance y ser un medium, un intérprete de imágenes, escenas y secuencias que concibo en sueños, en mis ratos de vigilia y ocio, en los viajes de vino y ajenjo y en casi cualquier situación vivida.

Me empeño con esfuerzo por reproducir fielmente y con coherencia todo aquello que concibo, aunque no suele ser fácil. Dado que mis personajes son una suerte de hombres y mujeres ninfómanos, esquizoides, existencialistas, onanistas, bipolares... Suicidas sublimes todos ellos, a veces enfrentarlos presupone un agobio tremendo, impensable.

He ido dejando partes de mí en cada narración.

Y ahora, en quince páginas, dos vidas.

martes, abril 04, 2006

Estados Alterados de Conciencia.

"And one of these nights
You’re gonna show me that you already know
There’s a feast waiting for you
And you’ve never even gotten a taste
It’s later than you think and
A kiss is a terrible thing to waste!"
Meat Loaf, A kiss is a terrible thing to waste.

Cierra los ojos.

Piensa.
Por una vez, el tiempo se detuvo.
Es más... Se fusionó con la eternidad. Ahora no hay 'antes' ni 'después', todo confluye en este preciso instante.

Percibe.
Todo lo que sucede a tu alrededor. El sonido distante del agua que fluye en un caudal cercano, el silbido de los insectos, el espectral juego de sombras que proyectan los arces y los enebros que nos rodean.

Crea.
Un relato para este instante. Luego del crepúsculo sólo nos queda la noche, que por supuesto va muy acorde con nuestro tiempo, en un mundo donde predomina la Oscuridad y la Luz se extingue gradualmente.

Viaja.
Traspólate desde este punto hasta la Finitud. Evoca una canción dilecta (en este caso, A kiss is a terrible thing to waste), retoma el relato del Fin del Mundo y añade esta secuencia, entra en el trance que te perturba, recrea este momento y prolóngalo en tus líneas.

Y luego, siente.
¿Existe algo que otorgue mayor validez a este momento? No.
Le infundiste vigencia a tu vida, grandísimo cabrón. Caminaste bien acompañado unos tres kilómetros hasta que reinó la noche con todo y su luna menguante de Abril. En medio de la carretera, en el trecho más oscuro y solitario, y justo sobre la línea blanca (aquella que divide los carriles), te detuviste, le observaste y sin más, compartiste un buen beso, aquel que libera feromonas, agiliza endorfinas, te estimula, te excita, te erecta y dócilmente te provoca frotar tu cuerpo con el suyo.

Allí, en la carretera. En el punto cero del mundo, sobre la línea que por una vez confabula las historias que se van de las que regresan.

Un beso/Una sucesión de besos ininterrumpidos/Estados Alterados de Conciencia en medio de la carretera.

jueves, marzo 30, 2006

La salinidad, la libertad y el semen.

“Vi transcurrir tantos espléndidos amaneceres
que luego se convertirían en tempestades...”
IvánBarr, Los Amores Perdidos.

¿Cuántas veces en tu vida tienes la sensación de que todo aquello que es bueno, apacible, salaz y satisfactorio, ya pasó?

Hace unos cinco años vine a este lugar, una especie de muelle retirado de la mancha urbana en la zona portuaria del Golfo. Cuando lo hice, vivía días muy distintos a estos: carnaval, fiestas de excesos, noches de semen y cerveza.

Ahora acaso queda algo de nostalgia, que junto con la arena, también ha terminado por dispersarse con el viento.

Veinte años atrás en la memoria, cuando apenas y cobraba conciencia del tiempo en que vivía, pocas veces pensaba en el Futuro; es decir, la idea de un ‘Futuro cualquiera’, simplemente no existía. Todo se limitaba a la fugacidad de los instantes demarcados por el Presente.

De haber existido el Futuro, me habría aterrado entonces tal como me aterra ahora. Nunca antes concebí que alguna vez llegaría a tener 25 años y me hallaría en el mismo sitio de hace veinte años y hace cinco, pisando la arena con los mismos pies pero en circunstancias completamente distintas, divisando el mar desde un irrepetible punto sin retorno, en medio de la nada.

Estoy implosionando, desangrándome y gangrenándome por dentro, caminando las mismas calles que alguna vez me hicieron sentir ‘libre’ del mundo (pero es que, ¿puede uno ser libre en el mundo, viviendo en él?), viendo con indiferencia miles de rostros desconocidos, miles de vidas ajenas sin sentido.

Luego veo el mar, sumerjo mis pensamientos esta mañana con la misma cotidianidad con que alguien más sumergió su lengua en las tetas de su mujer o el falo entre las nalgas de su novio.

Pienso en todo aquello que debe estarse agitando en el fondo, en lo profundo del océano. ¿Qué hay allí? ¿Restos de animales muertos… Fierros oxidados… Sueños incumplidos?

Allí estoy yo, desnudo. La salinidad me corroe y al mismo tiempo me regocija con su angustia.

Por tanto, la libertad debe tener cierto sabor salado, al igual que el semen.

viernes, marzo 24, 2006

México, el país guadalupanamente mediocre.

"A la gente le cuesta trabajo vivir, sobrellevar la vida.
Por tanto, solemos depender de los demás
para aligerar la carga de ser alguien."
Douglas Coupland.

Era el año 2006 y la vida se me había muerto mucho tiempo atrás, en los brazos de la melancolía...
Todo lo que daba cuenta de mí eran cenizas y líneas sueltas escritas en breviarios dispersos.

Y a pesar de ello, seguía buscando una mirada desafiante, un espíritu de luz que gimiera y se viniera en la oscuridad del mundo, cuando la noche era eterna y el viento arrasaba consigo todo: las ilusiones, los espasmos, las fobias, las crisis, los ecos y los murmullos de seres dolientes.

Y allí estaba, justo donde siempre había estado: caminando en la calle de una gran ciudad, rodeado de tanta gente que sólo compartía su soledad, dándome la oportunidad de creer en algo, en alguien, aunque fuera en esa idea de que hace miles de millones de años existió un Dios cuyo mayor acierto, entre todos sus errores, fue el de brindar a cada Ser Humano una parte de él, y que en mí siempre se manifestaba como una fuerza creativa/destructiva, como un cúmulo de letras que engendraban frases y frases que engendraban párrafos, y estos a su vez, relatos.

Allí estuve la noche del fin del mundo...que en realidad fue mi vida entera.
Por un momento dudé, pero nunca tuve miedo. Lo que sí tuve fue lástima: de observar a los otros en mi país venerando imágenes y tilmas y creyendo en ideas sosas que se habían esfumado siglos antes.

lunes, marzo 20, 2006

Equinoccio de Primavera.

"I just have to know how to be in the process
Of creating things in a better way
And it hurts but it’s a lie that I can’t handle it
I still have a world of me-ness to fulfill
I still have a life, and it’s a rich one even with mourning
Even with grief and sadness..."
Cocteau Twins, Half-Gifts.

Pasé la tarde sentado en una de las tantas terrazas que dan fe de los amaneceres y los crepúsculos en esta ciudad. (Y es que dicho sea de paso, no hay gran cosa qué hacer aquí). Justamente, la puesta del Sol se presentó rojiza, luego malva y terminó con un fútil carmín descolorido, más dotado de indiferencia que de fulgor.

Sólo una tarde, y con ella una metáfora más.

No tengo idea de cuántas veces escuché "Half-Gifts" de los Cocteau Twins desde la susodicha terraza, (programé la canción en un repeat abrumador), pero efectuando un cálculo aproximado de acuerdo a los cigarros mentolados que fumé, debió sonar continuamente una docena de ocasiones, cuando menos.

La melodía pausible de la canción, cortesía de Simon Raymonde, adicionada con la singular voz de Liz Fraser, resultan perfectas para el momento. Se tatúan en la mente como llagas que supuran, y lo que es peor, supuran solas.

Nadie más a quien conozca en esta jodida ciudad, ni en esta jodida tarde, se concede un momento para escuchar a los Cocteau Twins. ¿Quién supo de ellos, siquiera? ¿Quién despierta un domingo y se larga al Bosque de Niebla solo, a pueblear sin preocuparse por esos 'problemas ficticios' que a fin de cuentas siempre estarán ahí? ¿Quién se durmió alguna de estas noches teniendo sexo, regando semen, tomando vino, y despertó a la mañana siguiente con una ilusión mayor que la del mero placer y la satisfacción física? ¿Quién lee lo que escribo? Y aún más, ¿Quién lo entiende?

Mientras pienso al respecto, doblan distantes las campanas de una Iglesia, las mismas que por años y siglos han dado cuenta del paso del tiempo, de celebraciones suntuosas y fúnebres por igual.

Y sólo me resta anhelar que pronto tañan por última vez en esta jodida ciudad y en este jodido orbe.

Doy media vuelta y me alejo de la terraza,
voy a hacer algo más que nadie a quien conozca en esta jodida ciudad hace: observar los cuerpos celestes esta primera noche de primavera.

sábado, marzo 18, 2006

110 km/hr, y luego cero.

"Take me out, tonight
Where there’s music and there’s people
And they’re young and alive..."
The Smiths, There is a light that never goes out.


Dos tipos alejándose en la carretera a medianoche. ¿Huyendo? ¿Abandonando la urbe unas cuantas horas?

Eso es lo que menos importa ahora.
A medida que el auto avanza, las luces de la mancha urbana se empequeñecen como todos esos recuerdos y pensamientos sutiles que ajetreaban la mente apenas minutos antes. Por un instante, sólo existen 'el aquí y el ahora' que tanto cuestan conseguir, y valorar. El viento refresca algo más que el interior del auto y con él, la tensión sexual se acumula. Materia para los sueños (y los orgasmos).
Después, deviene la parte más predecible y sin embargo, menos trivial. ¿Sabes por qué? Porque justo cuando pensaba que ya era suficiente, que había llegado al máximo punto extático, el inicio perfecto entre los inicios, me doy cuenta que por una vez (y quizás de nuevo), estaba equivocado: ni siquiera todos estos momentos compartidos pueden compararse con los que he vivido conmigo mismo. Y doy gracias por ello.
Llegamos a 110 km/h y después regreso al punto cero, a la quietud que por una noche me pertenece sólo a mí y me motiva a acelerar mañana, de nuevo. Porque, después de todo... ¡Qué bien se siente!

Mientras tanto, gracias por estar y haber estado.

"And if a ten-tons truck
Kills the both of us
To die by your side
Well, the pleasure,the privilege is mine
Oh, there is a light and it never goes out..."

domingo, marzo 12, 2006

La caída, antes del eclipse penumbral.

"Come on fallen star I refuse to let you die
Cos' that's wrong and I've been waiting far too long..."
Placebo, Centrefolds.

La peor parte de la vida abarca desde que sales del útero hasta que dejas de respirar.

Y es precisamente en ese periodo, cuando eres capaz de sentir y percibir, cuando te vuelves vulnerable, cuando te riges por el tiempo y una sucesión indiscriminada de emociones encontradas, que te encuentras a tí mismo, y muy probablemente, termines por no encontrar nada, sólo un Ser Humano desnudo en un páramo grisáceo, que pisa astillas, se desangra y vomita púas...

Y camina solo, pensando en alguien más que quizás no existe.

Eso es el Infierno para mí.

Sea cual fuere el sentido por el que fuimos creados, (y sea quien fuere quien nos creó), me parece que lo hizo por saciar su sed de sarcasmo.

Los días en esta ciudad han traído un calor inclemente, y a pesar de ello, aún existen barreras infranqueables: las de niebla y soledad, que son las peores. A dos días de que ocurra un Eclipse Penumbral de Luna, las noches me resultan agobiantes, ásperas e intranquilas.

Por primera vez en varios años despierto antes del amanecer y me siento mal de estar solo: ya no me place estarlo, sino al contrario, me perturba la idea de pensar que mi tiempo se agote demasiado pronto y no sea capaz de compartirlo, aunque sea una vez más. Las madrugadas en vez de clarear se oscurecen, y yo sigo cayendo.

Y no he terminado de caer...

Veremos qué emociones trae consigo la penumbra de la Luna.