viernes, julio 14, 2006

El primer relato.

“When the last moon is cast
over the last star of morning
And the future has passed
without even a last desperate warning
Then look into the sky where through
the clouds a path is torn
Look and see her, how she sparkles,
it’s the last unicorn!”
America, The Last Unicorn.

¿Cómo sucedió?
¿Cuándo ideé mi primer relato?

Ahora que lo pienso, ni siquiera llegué a plasmarlo por escrito. Fue en 1986, un seis de enero. Una de esas mañanas mágicas en los 80’s que uno jamás desprende de su memoria. La mujer sin sonrisa debió esmerarse ahorrando para adquirirlo, o quizás sólo lo vio y pensó que me agradaría. Quién sabe, esos cuestionamientos se le regalan al azar —y conceden cierta emoción cuando no se analizan tanto—.

Era el castillo Playmobil (esa primera versión, con una torre del vigía y un pozo). Y por tanto, los primeros personajes de ese primer relato fueron los muñecos Playmobil, bastante bien conocidos por la gente de mi generación. Aún me sorprende un poco el pensar que tales juguetes de 7.5 cms de altura sean capaces de ejemplificar contextos humanos en tan diversas situaciones, conformando una gama cada vez más amplia de épocas, oficios, ocupaciones, estratos sociales, formas de vida, rasgos físicos, tonos de cabello, tez y complexión… Y luego creer que a lo largo de 32 años de circulación en el mercado, han pasado de ser juguetes a constituirse como piezas invaluables de colección, elementos de instalaciones, electrografías y fotomontajes, personajes de cómics, avatares en la red, atributos del diseño y la fotografía digital, e incluso actores manipulados de videos pornos…

Y todo esto, como una prueba magnífica de los alcances ilimitados en la imaginación.

Aún hoy en día, el castillo sigue en pie. —Mientras escribo estas líneas, puedo apreciarlo a un costado—, hace mucho dejó de ser un juguete y se convirtió en un testimonio de todas aquellas historias que la mente humana puede confabular. Y con ello, veinte años después, se ha vuelto un objeto de culto personal: pues allí se ubica el origen de todos los relatos.

En el fondo, y por muy pueril que parezca (o redundantemente pueril, más bien), envidio algo de los Playmobil: el hecho de que siempre muestren una sonrisa.

Es una lástima que al crecer se pierda ese sentido de la ingenuidad.

jueves, julio 13, 2006

Sublime.

“The city streets are wet again with rain
But I'm walkin' just the same
Skies turn to the usual grey
When you turn to face the day
And love don't show up in the pavement cracks
All my water colours fade to black…”
Annie Lennox, Pavement Cracks.

Caminar…

Ninguna otra acción provee de tanto sentido a la vida como caminar…

Caminar e ir dejando atrás las ruinas, los rastros se semen y las cenizas que se dispersan hasta desaparecer…
Caminar fotografiando imágenes, que en tardes ocres se vuelven cian…
Caminar sin virar la mirada, rozando al viento boreal...
Caminar y sacar provecho de los grandes aportes de esta tierra:
El olor a humedad y las tardes grises…
Caminar durante el ocaso, perdiéndome entre la luz y la oscuridad, y con la oscuridad, ser uno…
Caminar y observar las estrellas, apreciando la eternidad del universo efímero…
Caminar y entonar música: la de siempre, la que brinda consuelo y me lacera, cercenándome…
Caminar y pensar en aquellas generaciones de Seres Humanos que nos precedieron y que caminando, se extraviaron…
Caminar a medianoche, sorprendiendo a un gato y como él,
apreciando esta existencia…
Caminar encontrándome a mí mismo…
Caminar siendo un espíritu longevo con un cuerpo cansado…
Caminar rezándole al Dios Supremo que se oculta en uno mismo…
Caminar en cada instante que siempre es el primero, y también el último…
Caminar doblando en cada esquina, fluctuando entre el presente y el futuro…

Caminar despidiéndome, sin decir adiós.

martes, julio 11, 2006

El Gran Ausente (Syd Barrett ha muerto).

“I'm only a person whose armbands beat
on his hands, hang tall
won't you miss me?
Wouldn't you miss me at all?”
Syd Barrett,
Dark Globe.

No es de extrañarse que en un mundo donde la información fluye minuto a minuto de modo exorbitante, desordenado y a menudo confuso, pase de largo un hecho que trasciende el plano anecdótico para más de un incauto; donde diariamente se comenten miles de suicidios, violaciones y asesinatos, y algunos creyentes radicales estallan plácidamente sus vísceras o detonan bombas en estaciones del metro (como sucedió hace unas horas en Bombay), el fallecimiento tardíamente anunciado de una de las figuras más enigmáticas en la historia del rock, podría parecer un hecho irrelevante.

Sin embargo, no lo es: Syd Barrett ha muerto.

Y la noticia me lleva a pensar de inmediato —y por antonomasia— en todos aquellos pinkfloydianos con quienes he compartido innumerables ocasos y trasnoches de cerveza durante los últimos años. Pienso también en todos los héroes improvisados, los falsos ídolos que (sobre todo) en estos días se convierten de la noche a la mañana en rostros inmaculados de revistas y en serigrafías de playeras veraniegas.

Y entonces deduzco que la imagen de Syd no podría mostrarse ahí.

Lo concibo más bien como un gran ausente, un críptico misterio que va más allá de la parafernalia melómana de Pink Floyd y lo que representa para sus seguidores, —esa clase de personas quienes nunca nos hemos alineado con banditas sesenteras como los Fab Four ni sus secuaces, quienes solemos navegar al margen de las grandes tendencias e incluso una que otra vez, a contracorriente—.

Pienso también en su legado, en The Pipers of the gates of dawn como un album que debe escucharse al momento del alba en cualquier década postrera, en las letras deprimentes de The Madcap Laughs, en Opel, en las posteriores alineaciones de Pink Floyd, en Waters como un virtuoso fundamental —pero nunca tan alucinante—, en Gilmour, en las canciones icónicas que estos últimos le compusieron (Brain damage, Shine on your crazy diamond, Wish you were here,…), en lo bien atinado que fue observar a cuatro integrantes de la agrupación hace un año durante el cierre del Live 8, y en lo que habría sido orgásmico: ver a Barrett reunido de nuevo con el grupo. Pero el habría, como el hubiera, jamás existieron.

La noticia difundida hoy (a cuatro días del deceso), sólo confirma una tesis personal: que los verdaderos ídolos de nuestro tiempo pasan sus últimos días en el anonimato y luego mueren -casi- de manera imperceptible, renegando de su pasado y alucinando un futuro que desde hace mucho se ausentó.

Algunos sucesos que acontecieron, simplemente, jamás se repetirán.

Y en ese transcurso, los días suceden desordenados, las noches y los decesos prosiguen con flujos de confusa desinformación…

Oh, How I wish you were here.

lunes, julio 10, 2006

Xalapa, entre la Atenas y el Apenas.

Tan sólo nombrar a Xalapa es aludir a dos ideas preconcebidas en el imaginario popular: la de ‘Atenas Veracruzana’ y ‘Ciudad de las Flores’. Sin embargo, en la cotidianidad de quien radica o se alberga durante algunos días en la ciudad, notará que de Atenas tiene poco y de flores, nada más marchitas o de imitación. Si bien es cierto que la urbe se ha ganado cierto prestigio gracias a una intensa actividad cultural, misma que fluye y se disemina en selectos círculos de la petulante élite regional y de la burocracia cultural en turno (que a fin de cuentas vienen a ser lo mismo), Xalapa subsiste entre la MEDIANÍA y la MEDIOCRIDAD.

La primera, que le otorga el ser tanto histórica como actualmente una ciudad de paso, de caravanas y viajeros, de talentos jóvenes que tras lograr cierto reconocimiento en pequeños gremios ‘subculturales’ deben emigrar; porque en Xalapa todo aquello que no va acorde con los eventos y festivales organizados e impuestos por las Instituciones, (léanse las temporadas de conciertos de la Orquesta Sinfónica, las exposiciones organizadas por el irreverente Instituto Veracruzano de la Cultura y los festivalitos suntuosos del DIF Estatal como la Cumbre Tajín), supone una ‘subcultura’, una serie de expresiones que se mantienen al margen de los programas oficiales y que por lo tanto, caen en terrenos de lo ‘alternativo’ e ‘independiente’ —aunque nada tengan de alternativo y en realidad, dependan en buena medida del Estado para lograr apoyo y difusión.

Y la segunda alusión, la mediocridad, como suele suceder en este ruinoso país, deviene en un juego de complicidades y compadrazgos entre gobernantes y gobernados. Unos representados por las autoridades culturales, administradores —nunca gestores— de la cultura, cuyo mérito radica sólo en engrosar el ya de por sí flatulento aparato gubernamental, cobrando salarios exorbitantes, cortando listones, asistiendo a las galas para aromatizar (agriar) el ambiente con sus olores. Y otros, los creadores favorecidos por becas y estímulos durante los últimos regímenes veracruzanos, o sea, una veintena de artistas sobrevalorados, quienes oscilan en un rango de edades que va de los cuarenta a los sesenta años. Ah, eso sí, ¡son incuestionables! Son los consagrados, los contemporáneos, los vanguardistas, los representantes de la ruptura… Como si estos términos aún lograsen marcar pautas artísticas, siendo que estuvieron en boga hace más de treinta años.

Pero, ante todo, debemos recordar que Xalapa es parte de La Gran Provincia, y por tanto, el tiempo transcurre más despacio.

La ciudad, asentada al pie de las grandes montañas, posesa de un paisaje y una vegetación exuberante con clima predominantemente húmedo —aunque a decir verdad, en Xalapa sólo existe algo más inestable e impredecible que un xalapeño: su clima—, y dominada por un suelo escarpado, otrora un conjunto de lomeríos, está más verde a nivel cultural de lo que muchos podrían pensar.

La crítica y el periodismo culturales son aún básicos, silvestres. La administración toma en cuenta (de mala gana) al ámbito cultural, lo difunde, se sirve de él para alentar el discurso político —que en Veracruz es tanto más bochornoso que el del resto del país—, pero no lo academiza.

Y la Gestión Cultural constituye un incipiente terreno baldío, aún inexplorado y de alcances perturbadores para quienes ostentan cargos vitalicios de galeristas, curadores e investigadores de la Cultura sin ser ni lo uno, ni lo otro. A propósito, si se da una vuelta por la ciudad, visite el Parque Central (Benito Juárez), la terraza panorámica y los dos espacios culturales que alberga.

En Xalapa, recorrer el Centro Histórico —llamado así desde hace pocos años, a raíz de esa fiebre noventera por conformar patronatos preocupados por rescatar el patrimonio que poco antes descuidaban o destruían—, implica reconocer y familiarizarse con la Identidad Cultural citadina. Partiendo de la Plaza Central, donde se aprecia la singular catedral con su torre inconclusa, hacia el barrio de Xallitic, el pintoresco callejón del Diamante (punto medular de referencia y encuentro), la zona de los Lagos o inclusive visitando las ciudades y pueblos aledaños (Coatepec, Xico, Naolinco…) uno se percata del tipo de gente que da vida —es un decir, pues más bien la quitan—, a estas poblaciones: comerciantes, estudiantes, maestros, burócratas, turistas y esa clase de personas públicas de quienes uno suele preguntarse cuál es su oficio y/o beneficio sin obtener una respuesta contundente.

El hecho de que universidades públicas, privadas y centros educativos hayan fincado su residencia en Xalapa (muchos de estos convirtiéndose en atractivos negocios familiares), ha implicado un crecimiento notable en el flujo de estudiantes que periódicamente se establecen en la ciudad. Sin embargo, lejos de que las Instituciones Culturales oficiales promuevan expresiones artísticas acordes con los tiempos y tengan una visión de acaparar a estos públicos de jóvenes, se han atrincherado en sus recintos. Existe una carencia de espacios adecuados, una atención reticente y limitada, pero sobre todo, un interés nulo de las autoridades xalapeñas para albergar y presentar propuestas culturales ‘frescas’: las que implican y apuestan por la multidisciplinaria, el arte experimental, el arte digital y los nuevos medios, por citar meros ejemplos. De aquí se deduce que
EN XALAPA EXISTE MUCHO DE LO MISMO, PERO POCO DE LO NUEVO.

Esto ha dado pie a que el ambiente cultural ‘alternativo’ e ‘independiente’ se haga presente y notorio en la región, expandiéndose y diversificándose rápidamente, hecho que resulta justificable y francamente necesario.

Sin embargo, dicho ambiente se encuentra desarticulado. A pesar de que Xalapa se ha visto enriquecida con un buen número de espacios culturales durante los últimos años (foros y galerías independientes, cafés de arte, bares/lounges alternativos,…) Y de que estos han sido los responsables de presentar, exponer y divulgar la obra de jóvenes noveles, tanto xalapeños como provenientes de otras ciudades y del extranjero, no se puede hablar de un gremio ‘alternativo’ organizado, cohesionado como tal para perseguir fines comunes. Aunque el término ‘alternatividad’ presupone ser tolerante e incluir una diversidad ilimitada de expresiones, éstas no deben ser siempre dispersas.

En realidad quienes promueven la Cultura en Xalapa (o más bien, quienes pregonan su idea de ‘Cultura’, que siempre es respetable pero nunca compartida), tanto las instituciones oficiales como los grupos disidentes y ‘alternativos’, están más pendientes de sus bolsillos y de su divismo perpetuo. ¡Ah!, porque el divismo de los creadores xalapeños es exquisito e inigualable: con eso de que vivimos entre la tierra caliente y la tierra fría, la altitud nos ha dotado de una doble moral recatada y elocuente durante el día que deviene en amoralidad disoluta y omnisexual durante la noche).

Conociendo tan bien el terruño, no es de extrañarse que la esfera cultural xalapeña siga anquilosada y cada vez más borrada de la agenda gubernamental. A muchos nos da la impresión de que así como una torre de la catedral siempre ha estado inconclusa, constituyéndose como falso enigma y mostrando sólo unos muñones, así se encuentra el arte y la cultura de los jóvenes en la ciudad: sugerida, pero no presente, aguardando su momento,
aspirando a ser valorada por lo que es y no por lo que podría llegar a ser.

martes, julio 04, 2006

Manifiesto Desidentitario y Teoría Queer.

“We are freaks we follow the code of freaks
We are freaks stand back and that's that
We are freaks we fuck who we please and do what we choose
We're not bad we're not disease or confused
We are freaks we are butch we are fem
We are freaks look at him look at them
We are freaks I know this guy who can suck his own dick
And my mother has a friend who has 3 tits
T-t-t-true story…”
Hedwig and the Angry Inch,
Freaks.

A simple vista, pareciera que la posmodernidad y el mundo que se revela y se rebela diariamente —a menudo enfrentándonos contra nosotros mismos—, es incapaz de albergar un paradigma más, cuando los –ismos, las conceptualizaciones y desconceptualizaciones han superado y saturado el sentido común en su afán por teorizarlo todo…Y entonces encuentro en los postulados de la Teoría Queer una serie de juicios que de modo ecuánime ejemplifican la ‘Identidad Desidentitaria’ de millones de individuos quienes no encajan [¿encajamos?] en una sociedad mayoritaria que de modo predeterminado impone una serie de categorizaciones cada vez más arbitrarias, descontextualizadas e incapaces de definir a Seres Humanos multifacéticos, polisémicos, homogéneos y al mismo tiempo, homogeneizantes.

¿Qué tienen en común una mujer heterosexual con un drag queen, un intersexual biológico y un oso leather de apariencia masculina con un gay darketo, una bisexual de clóset y una dark king? Que a todos ellos se les han impuesto (y sobreimpuesto) motes, categorías obsoletas que no responden ya a los hábitos circunstanciales y sobre todo, a la construcción social de los individuos. Se les ha analizado en función de una sexualidad heterocentrista, a menudo como entes homólogos —presuponer que todos los homosexuales son iguales, por ejemplo—, que podrían ser aislados y confinados en un laboratorio para ser examinados; como si la identidad de cada Ser Humano actuara en función de su sexualidad, y para esto, dicha Sociedad Heterocentrista dominante (considerada como ‘normal’) haya establecido cinco o seis tendencias sexuales (que a pesar de ser denominadas ‘tendencias’, se perciben como clasificaciones rígidas) dentro de las cuales cabe la totalidad de los individuos, sobre todo los que por ser “distintos” se consideran raros, anormales y yendo al extremo, antinaturales: heterosexuales, bisexuales, homosexuales (gays y lesbianas), transexuales e intersexuales.

Un hombre heterosexual (sobre todo en México) debiera ser macho, masculino, adusto, de apariencia varonil, ademanes discretos, movimientos firmes y un tanto brusco. Una mujer debiera ser todo lo contrario, o cuando menos, moderada. Pero, ¿quién impuso estas percepciones? ¿En qué se basa nuestra noción de masculinidad, feminidad y sus atributos? Un gay siempre es amanerado, habla como gay, se mueve como gay, camina como gay, mueve las manos como gay, es más, hay que gritarle ¡putooo!. ¿ Y si no lo es? Si tiene apariencia masculina y un estilo de vida “masculino/heterosexual”, ¿en qué categoría cabe? ¿Una lesbiana que tiene sexo con un hombre sigue siendo lesbiana? ¿Un hombre heterosexual que masturba a otro ya es gay?

Pero es que, ¿en nuestros días es válido aplicar estos conceptos tan caducos?

La Teoría Queer agrupa una serie de estudios, disertaciones, aproximaciones, tesis y en general, percepciones que de modo congruente con la diversidad, interdisciplinaridad, multiculturalidad y transversalidad de los Tiempos interpreta y pondera sobre estos y muchos otros cuestionamientos. (Que quede claro, aquí sólo se enunciaron ejemplos aislados, pues la Teoría Queer abarca un corpus inmenso, tan inconmensurable como las Identidades de los Individuos).

Y precisamente más que identificar, desidentifica. Libera de filtros y conceptos sugiriendo otras nociones, como las de ‘multitudes’ en vez de ‘minorías’ y ‘performatividad sexual’ en vez de ‘preferencia’. Considera que todas las identidades son anómalas y por tanto, no existe gente ‘normal’ ni ‘rarita’.
Todos somos queers.

Hoy por hoy, se le estudia en ámbitos de la sociología, filosofía, antropología, psicología, política, biología y la bioética, porque sus implicaciones van más allá de aspectos sexuales. Lo queer integra una serie de redes que involucran esferas étnicas, raciales, socioeconómicas, culturales, artísticas, científicas, políticas… Etcétera.

¿Cómo surgió la Teoría Queer?

Cuando a mediados de 1990, la teórica Teresa de Laurentis opinara con cierto tono de ironía en una conferencia de la Universidad de Santa Fe en California que los estudios de género de las minorías lésbicas, gays, bisexuales y transexuales (o LGBT) estaban tomando un nuevo rumbo y que en un futuro próximo sería más fácil hablar de una ‘Teoría Queer’ (TQ), jamás imaginó que su aseveración trascendiera a tal punto de nombrar una serie de investigaciones disidentes de los propios estudios LGBT, más orientados a reivindicar los Derechos Civiles y Políticos (y por tanto, más activistas que teorizantes) de las mal llamadas minorías, cuyo propósito es el de lograr un reconocimiento de equidad social. (Es decir, considerar a todos los individuos en un plano legal, jurídico e identitario de igualdad, siendo que todos somos distintos).

A partir de entonces, la TQ comenzó a acaparar la atención de varios investigadores, encontrándose sus antecedentes primigenios en el post-estructuralismo francés de Gilles Deleuze y sobre todo de Michel Foucault (con su Historia de la Sexualidad), el deconstructivismo de Jacques Derrida y varios estudios de Didier Eribon, como sus Reflexiones sobre la cuestión gay.

Asimismo, pueden hallarse antecedentes en el discurso postfeminista de los años ochenta y noventa, como el de la propia Teresa de Laurentis en Technologies of Gender, el de Judith Butler en La vida psíquica del poder y Gender Trouble y el de
Monique Wittig en El cuerpo lesbiano, ésta última considerada una precursora de la Teoría y citada frecuentemente, como también Susan Sontag y sus Notas sobre el Camp.

Quizás uno de los rasgos más interesantes de la TQ es que se trata de una Teoría en constante proceso de análisis y expansión, cuyo caldo de cultivo está constituido por los propios individuos quienes deconstruimos diariamente nuestra identidad.

La TQ se conforma por tanto de individuos que defienden el Derecho a la ‘No Clasificación’ de géneros, hábitos, actitudes ni formas de vida preestablecidos como verdades absolutas y definitorias; todo lo contrario, se propugna por una asimilación de la multiplicidad de identidades y sexualidades, variables en cada caso y subjetivadas por una infinidad de factores psicosociales y culturales que mutan constantemente.

Como tal, la TQ explora una nueva fase en los estudios de género e identidad: se aleja de los estudios proselitistas LGBT —que tienden a ‘uniformizar’ a sus integrantes—, y en cambio profundiza en las Identidades de aquellas personas quienes aún siendo elementos de una determinada subcultura, no se consideran como tales, (no militan con una ideología ni son partícipes de un determinado movimiento LGBT). Y es que, un gran error de la discursividad tanto heterocentrista como homocentrista es circunscribir a un individuo dentro de una demarcación de género, sexualidad e inclusive —y de modo increíblemente absurdo—, de rol sexual (activo, pasivo e inter), equiparando sus estilos de vida, apariencia física, aficiones, ocupaciones, hábitos sexuales...(Por ejemplo, no todos los gays viven del ‘camp’, no acuden a esa necesidad que es ante todo una representación de la teatralidad y la parodia, e incluso muchos la detestan. Ni siquiera podría hablarse de una ‘comunidad gay’, como erróneamente se hace: un oso leather guarda pocas similitudes con un drag queen, o un hunk con un shemale. Todas estas clasificaciones son tan arbitrarias que imposibilitan agrupar a la totalidad de hombres que tienen sexo con otros hombres, y que parcamente nuestra sociedad ha denominado como ‘gays’.

En este sentido, la propia adjetivación ‘queer’ ha sufrido una metamorfosis respecto a su acepción original. El vocablo inglés (procedente del latín ‘torquere’, torcer), hacía referencia en un principio a las personas enfermas. Más tarde a aquello considerado bizarro o extraño, luego a los homosexuales y finalmente sólo a un sector de estos, el de los incategorizables, los raros, los freaks. A partir del año 2000 el término se masificó y adquirió una readaptación mercadotécnica gracias a Queer as Folk, teleserie coproducida en Estados Unidos y Canadá que presenta la vida de varios jóvenes, sus relaciones afectivas y vicisitudes con otros de su mismo género. (Y que ha llevado a más de un cibernauta a dar con la TQ).

La TQ ha contribuido también a la ruptura de los convencionalismos y formalismos, oponiéndose tajantemente a la dicotomía de los géneros (masculino y femenino), redefiniendo términos (genitalidad, sexualidad, orientación) y aportando nuevas tesis (la analidad como símbolo de universalidad individual y como último reducto de la masculinidad machista, citando un ejemplo). Su carácter desidentitario permite analizar innumerables posturas referentes a los usos y políticas que tienen los Seres Humanos con su propio cuerpo, su forma de pensar, actuar y relacionarse en su entorno.

Al ser una teoría contemporánea, pueden hallarse representantes de distintas disciplinas con innumerables vertientes y percepciones, siendo algunos de los más destacados: Riki Wilchins (Queer Theory/Gender Theory: an Instant Primer), Eve Kosofsky Sedwick (Epistemología del Clóset), Donna Haraway (The Reinvention of Nature), David Halperin (La normalización de la Teoría Queer), Judith Halberstam (Female masculinity), Lee Edelman, (No Future: Queer Theory and the Death Drive), Beatriz Preciado (Manifiesto Contrasexual), Javier Sáez, (Editor de la revista Queer Hartza), Ricardo Llamas (Homografías) y Fancisco Javier Vidarte (Extravíos).

Sin embargo, el gran aporte de la TQ, sus fundamentos y apreciaciones primordiales se encuentran en los Manifiestos Desidentitarios, textos autobiográficos, fanzines, medios alternativos y los blogs —como éste, por supuesto—: es allí donde se ubican los documentos testimoniales que dan fe y nos ayudan a comprender mejor esta teoría.


“Somos perversos polimorfos”
Sigmund Freud.


domingo, junio 25, 2006

La luz que nunca se extingue (Un tributo).

"Take me out tonight
where there's music and there's people
and they're young and alive
Driving in your car
I never never want to go home
Because I haven't got one
Anymore..."
The Smiths, There is a light that never goes out.
Los días lluviosos del estío me han llevado a parajes inéditos que incluso yo me asombro de conocer, y justamente mientras observo la lluvia, recuerdo lo que he ido dejando atrás (sólo un poco: lo necesario para no olvidar. Todo lo demás sale sobrando).
Hubo un tiempo largo... Larguísimo, de tardes grises y luces lánguidas, en el que regresaba a casa luego de pasar horas pensativo en algún puente peatonal, mirando al vacío. En el trayecto de regreso, cruzaba un parque gris, que debido al calor agobiante por momentos parecía carecer de límites. A pesar de ello, era un lugar de paso para estudiantes y gatos despreocupados.
Así comencé un primer relato, en un primer breviario.
Llegué a casa, descorrí la persiana que daba a la calle y ésta se mostraba estática, imponente, ¡afuera la vida era desoladora, mediocre y ordinaria! Gente saliendo del trabajo, gente comiendo, gente tomando a sus parejas de la mano, gente llevando a sus hijos al colegio... La simple idea me turbó: convertirme en uno de ellos, un ser anodino, sin reconocimiento, sin méritos, que no sacara provecho del privilegio elemental: el de ser libre y expresarme.
Tomé una pluma y escribí un relato, bastante inconexo. Pensé en los gatos grises que atestiguaban las historias grises de los humanos, en esa enorme Ciudad Gris.

No recuerdo cuántas horas pasé escribiendo —creo que fueron semanas—, recluyéndome diariamente. No es de extrañar que el desenlace, y en especial, la última página, me produjera cierto desasosiego. Presentaba al personaje principal desvaneciéndose, estrellando su cráneo contra el asfalto gris, y con un calor de treinta y cinco grados centígrados, sintiendo lástima inaudita por ese último gato sin hogar que se acercaba a husmear su cuerpo, casi inerte.

Luego cerraba los ojos y a medida que sus signos vitales se extinguían, escuchaba con mayor proximidad la voz de Steven Morrissey en un autoestéreo, quien cantaba There is a light that never goes out, infundiéndole un último aliciente.

Y luego silencio.

"Qué suerte tienen los muertos de estar tan solos,
En esos sepulcros fríos.La vida es cálida, y por tanto, dolorosa."
Iván Barr.

Desde que escribí esas líneas hasta ahora, ¡ha llovido tanto!
(Pero más en estos días).

El torrente pluvial ha despejado los días grises, dando paso a noches húmedas y brillantes luces siderales. Sin embargo, estos últimos días, la lluvia trae además una inédita sensación de libertad. Es difícil de explicar, pero allí se encuentra: en el olor a humedad que se desprende del ambiente. Es un flujo azul intenso que pinta los claroscuros, y me provoca imperiosamente un estímulo de Libertad.

Quienquiera puede dudar de su existencia. Sin embargo, si alguien me preguntase si lo he visto, lo afirmaría con certeza. He visto mucho más que eso, en otras épocas y ni siquiera con este cuerpo: vi la luz de las cenizas que ardían bajo un agua cristalina...

sábado, junio 17, 2006

Geopolítica e interrogantes de nuestro Tiempo.

Echando un vistazo al Globo Terráqueo hodierno (y tras compararlo con el de hace 20 años) a simple vista pareciera que en los albores del Siglo XXI, no existen colonias ni protectorados dominados por grandes imperios y gobiernos absolutistas. Sin embargo, esta simple mención representa una de las grandes falacias contemporáneas: la forma de dominar otros Estados ha mutado de una fase territorial a una socioeconómica, bursátil y financiera, de adoctrinamiento político y sobre todo, cultural: La Globalización —cuando menos en este aspecto— representa una pérdida de Identidad, más que una ganancia.

Pero aunado a este proceso globalizante, coexisten otros con antecedentes subversivos y fácilmente identificables en el devenir histórico: el Nacionalismo —a veces justificable y otras, exacerbado—, que se vive hoy en día en algunas regiones (tengo en la mente a Europa y en específico a España, con los procesos reivindicadores de Euskal Herria y Cataluña), y el clamor popular de naciones en pro de su Independencia, satisfactoria en contados casos como el de la república de Montenegro, recién separada de Serbia mediante un referéndum que puso el punto final a lo que alguna vez se denominó “Yugoslavia.”

Y precisamente ponderando sobre este suceso en los Balcanes, es como uno se percata que el planisferio tiene todavía puntos álgidos —a menudo ignorados por el ciudadano común— que podrían desatar nuevos conflictos en los años siguientes.

He aquí algunas interrogantes que la Comunidad Internacional debería resolver con premura, antes de la inminente (aunque últimamente aletargada) Tercera Conflagración Mundial:

¿Después de Montenegro, seguirá la Independencia de Kosovo?
¿Qué hay del Sahara Occidental y la lucha del Frente Polisario contra la anexión marroquí, si es que alguien se ha interesado en el tema [que no suele figurar en las noticias]?
¿El Kurdistán será nación algún día, o continuará siendo un pueblo sin Estado, repartido entre Turquía, Iraq, Irán y Siria?
Y en situación similar, ¿Cachemira se constituirá como nación emancipada de la India, Pakistán y China?
¿Palestina ejercerá un control pleno sobre las zonas ocupadas por Israel?
Tibet, la anexión más injustificada de nuestro tiempo, ¿se librará de China?
¿Y Taiwán será reconocida plenamente como una nación independiente?
¿Quebec logrará ser independiente de Canadá?
¿Se reunificarán las dos Coreas?

Y ni se diga de todos los territorios insulares y ultramarinos diseminados en las Antillas, el Océano Pacífico, Índico, Gibraltar, las Islas Malvinas, las regiones secesionistas rusas como Chechenia y las post-soviéticas como Osetia, Abjasia, Karabak…

Tantos cuestionamientos ensombrecen el futuro inmediato.

domingo, junio 11, 2006

Top 100: Canciones de los 90's.

"I stand firm for a soil
I lick a rock off foil
So reduce me, seduce me,
Dress me up in stüssy.
Hell is round the corner where I shelter.
-Isms and schisms, were living on a skelter..."
Tricky, Hell is round the corner.
Pensar en cien canciones de los 90’s supone revalorar una época de agitados cambios mundiales, fenómenos naturales devastadores, el fin de algunos sistemas sociopolíticos, la entronización de la Era Globalizada y un álgido desarrollo mediático y tecnológico, pero sobre todo, un vuelco hacia la introspección creativa y la confrontación del Ser Humano consigo mismo. Nuevas identidades culturales gestaron movimientos y percepciones distintas, que por ende se reflejaron en la música popular contemporánea.

En contraste con la gran mayoría de las canciones que sobresalieron durante la década precedente, los 90’s aportaron una gran cantidad de temas con letras brillantes, microrrelatos completos y anécdotas desoladoras convertidas en tracks de discos compactos —e incipientes archivos digitales—. La desazón constante de los Tiempos, la soledad abrumadora, los incumplidos sueños enfermizos, el suicidio como escape garantizado y de trascendencia… La melancolía y la tristeza infinita —según los Smashing Pumpkins—, conformaron buena parte de la temática (con seguridad, la más rescatable) del último decenio del siglo XX.

A la distancia, el gran legado de los 90’s consistió en su música y de ésta, en buena medida, al Grunge. No es de extrañar que más de la mitad de los temas que aparecen aquí correspondan o se alineen con relativa proximidad al movimiento. Aunque hay más que eso: Brit Pop, Beat Pop, Hard Rock, Trip Hop, baladas potentes del último Hairbands rock (que fueron las mejores), y sobre todo, Trash, Core, y Música Alternativa. (En el tiempo en que lo "moderadamente alternativo" se volvió demasiado comercial y perdió sentido).

He aquí entonces una recapitulación del mejor ‘espíritu adolescente’ (cuando yo fui adolescente):

1.Disarm, The Smashing Pumpkins
2.Karma Police, Radiohead
3.Loser, Beck
4.Nothing else matters, Metallica
5.I’d do anything for love(but I won’t do that),Meat Loaf
6.The show must go on, Queen
7.Love song for a vampire, Annie Lennox
8.Personal Jesus, Depeche Mode
9.One, U2
10.Hurt, Nine Inch Nails
11.Hunger Strike, Temple of the dog
12.Yellow Ledbetter, Pearl Jam
13.Black Hole Sun, Soundgarden
14.Soul to squeeze, Red Hot Chili Peppers
15.All apologize, Nirvana
16.Dont' Follow, Alice in Chains
17.Selling the Drama, Live
18.Flowers, Rozz Williams & Gitane Demone
19.Cure for Pain, Morphine
20.Plush, Stone Temple Pilots
21.Roads, Portishead
22.Opium, Marcy Playground
23.Here, Pavement
24.Needle in the hay, Elliott Smith
25.Fuck and run, Liz Phair
26.Smooth, Santana & Rob Thomas
27.Hyperballad, Björk
28.Born slippy, Underworld
29.Losing my religion, REM
30.One headlight, The Wallflowers
31.Crucify, Tori Amos
32.Missing, Everything but the girl
33.November spawned a monster, Morrissey
34.The long road, Eddie Vedder & Nusrat Fateh Ali Khan
35.Drugs don’t work, The Verve
36.The wild ones, Suede
37.Jealous, Sinead O’ Connor
38.The Dancer, PJ Harvey
39.Now I lay me down, October Project
40.The future, Leonard Cohen
41.Candy, Iggy Pop & Kate Pierson
42.Sweet surrender, Sarah Mclachlan
43.Round here, Counting Crows
44.Wise Up, Aimee Mann
45.This is hardcore, Pulp
46.This is yesterday, Manic Street Preachers
47.Flood, Jars of Clay
48.Stars All Seem To Weep, Beth Orton
49.The diamond sea, Sonic Youth
50.Bright yellow gun, Throwing Muses
51.Glycerine, Bush
52.Half-Gifts, Cocteau Twins
53.Without you I’m nothing, Placebo & David Bowie
54.So tonight that I might see, Mazzy Star
55.Lonely sinking feeling, Cowboy Junkies
56.Last dance with Mary Jane, Tom Petty
57.Three days, Jane’s Addiction
58.Milk, Garbage
59.Cannonball, The Breeders
60.Back to good, Matchbox 20
61.Wake Up, Mad Season
62.Doll parts, Hole
63.Porcelain, Moby
64.Love ridden, Fiona Apple
65.Barbarella, Scott Weiland
66.Ten storey love song, The Stone Roses
67.The ships song, Nick Cave
68.Foolish games, Jewel
69.Take my hand, Dido
70.Fields of Gold, Sting
71.Run, baby, run, Sheryl Crow
72.Can’t get you off my mind, Lenny Kravitz
73.Out to get you, James
74.Effigy, Natalie Merchant
75.Hell is round the corner, Tricky
76.Constant Craving, KD Lang
77.The lonely 1, Wilco
78.Teardrop, Massive Attack
79.Sometimes salvation, The Black Crowes
80.Suddenly everything has changed, The Flaming Lips
81.Why does it always rain on me?, Travis
82.Crush, Dave Matthews Band
83.How do you love?, Collective Soul
84.Friday I’m in love, The Cure
85.Kiss them for me, Siouxsie and The Banshees
86.Spaceman, Four non Blondes
87.Runaway train, Soul Asylum
88.Uninvited, Alanis Morissette
89.The Universal, Blur
90.Wonderwall, Oasis
91.Zombie, The Cranberries
92.Come to my window, Melissa Etheridge
93.Right now, Van Halen
94.I’m ready, Tracy Chapman
95.November Rain, Guns n’ Roses
96.Silent Lucidity, Queensrÿche
97.All I wanna do is make love to you, Heart
98.Stay (with me), Shakespeare’s Sister
99.Fuzzy, Grant Lee Buffalo
100.Frozen, Madonna

martes, junio 06, 2006

Por enésima vez, el Fin del Mundo.

"The day the world is over
We’ll be lying in bed..."
Dave Matthews, When the world ends.

666... A las 06:06. ¿Y luego, qué?

Seguramente mañana despertaremos de nuevo como si nada.

¿Alguien quiere acabar de una vez por todas con esta mierda de mundo?

Por supuesto:NO. No es algo importante para el Universo: sólo somos unos cuantos miles de millones de Seres Humanos vagando y respirando perdidos en un planeta azul, que tiende a volverse gris.

Buenas noches.
Y en el supuesto caso de que llegase el Fin, sólo tengo una recomendación: ¡disfrútenlo!

sábado, junio 03, 2006

Dos voces/Dos siluetas.

"Show me, show me, show me how you do that trick!”
The Cure, Just like heaven.

¿Recuerdas cuando cruzabas el umbral luminoso del pórtico, cantando Just like heaven? Te internabas en la oscuridad de la recámara bailando acompasadamente, conjugando tu silueta con la mía.

Escuchar tu voz estentórea sobre la de Robert Smith era un placer orgásmico que se adelantaba precozmente a lo que vendría minutos después —algo que por suerte no era precoz en absoluto y resultaba generosamente seminal—.

En tu vida siempre era medianoche con esa canción cuando estábamos juntos. Si algo anterior a ti me hubiese relacionado con The Cure, tu presencia lo habría borrado de una vez y para siempre.

Imitabas a Robert Smith en cada frase, en cada estrofa y en cada movimiento. Te mimetizabas como un integrante bizarro de La Cura, y luego en el orgasmo me regalabas un grito cinemático, que jamás huiría de mí.

"Show me how you do it
And I promise you I promise that
I'll run away with you
I'll run away with you."

Tomabas una pluma y una hoja en blanco y escribías pasajes que he olvidado, pero que seguramente versaban sobre algún tema de The Cure, y luego reías a carcajadas… ¡La realidad carente de sentido era tan eufórica!

Y pasábamos horas juntos en medio de esa oscuridad, días, meses… Hasta que el tiempo cambió el curso del viento y la ubicación de las estrellas.

Y nos separó.

Qué lástima: ahora nadie ríe, nadie escucha tu voz junto a la de Robert Smith y quizás nadie lea las líneas que he escrito para tí.

“You, soft and only
You, lost and lonely
You, strange as angels
Dancing in the deepest oceans
Twisting in the water
You're just like a dream
… Just like heaven.”