[Flashback]
Ibardhim en la cabaña contigua a la carretera.
(Interior. Tarde sumamente brumosa, como cualquier otra.)
Una horda de vehículos avanzan por la carretera, en ambos sentidos. El tráfico es incesante. La velocidad es un factor preciado en nuestros días: todo sucede y termina muy a prisa. Un carril de ida, y otro de vuelta, se convierten convenientemente en una parábola de la existencia.
El destino es un sitio incierto al que todos aspiramos llegar,
y sin percatarnos, día tras día,
constituye nuestro punto de partida.
En medio, entre ambos carriles, se desplaza una línea blanca interminable, que más que dividir, termina uniendo.
Una pequeña cabaña de madera se levanta a unos cuantos metros de la carretera. Está rodeada de álamos y pinos, que apenas y logran ocultarla.
Es un refugio del mundo,
el hogar de un ermitaño,
un santuario del espíritu.
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(Ibardhim, soliloquio).
Rodeado de libros,
Rodeado de páginas,
Rodeado de historias.
Mi breve paso por este mundo podría resumirse en uno o dos párrafos, cuando mucho. Y mi legado, se simbolizaría con un ex libris. Con uno de esos sellos o ilustraciones que se colocan en las solapas o en el lomo de los libros, entre otras razones, para dar a conocer a los lectores postreros, de identidades desconocidas, la previa potestad de las líneas en las que pasan la mirada (o el tacto).
Mi ex libris es el viento del Norte, que clama por viajar a contracorriente y atravesar el Trópico de Cáncer, donde habitan las ilusiones.
Porque durante eones de sueños se ha dicho
que el Final de los Tiempos aguarda ahí.
Observo de reojo los autos que van y vienen en la carretera, y entonces pienso en los días y las noches de mi Tiempo; ahora comprendo a la vida como una sucesión interminable de reencuentros y despedidas, de nacimientos y funerales, de aniversarios que se confunden en el calendario y se olvidan con premura.
Recuerdo los años Ochenta del siglo XX. Los días que me gustaba ir a la playa, cuando el sol no quemaba tanto como ahora. Inclusive, recuerdo el sabor de los helados de vainilla de Danesa 33, y el sabor de los cocteles de camarón en el puerto, frente al faro blanco de la Isla de Sacrificios. Recuerdo sentir el viento en mi frente y reír, por el simple hecho de sentirlo, mientras viajaba en la batea de una camioneta; recuerdo las canciones de la radio en sonido estéreo, a mi hermano mayor sintonizando La Pantera, y escuchar Don't stop believin' de Journey, Take on me de a-ha y una veintena más de clásicos alojados en la memoria colectiva.
Y luego, pienso en el paso del Tiempo, que nos hace fuertes e insensibles al mismo tiempo, y nos sumerge en un profundo trance de emociones: las de la líbido, las del instinto.
Añoro los días que ahora vuelven, poco antes del fin del Tiempo. Pasan frente a mí fugazmente, como los autos que vienen y se alejan por la carretera, sin mirar atrás por el retrovisor.
También pienso en los días de la Libertad Suprema: los de los años Noventa, que me otorgaron las canciones más intensas, las más sinceras y anecdóticas. Aquellos tracks que me hicieron fascinarme por las voces (y por sus cuerpos), y por las melodías del mundo, cuando yo también era la voz, y era el espíritu.
Ahora toda esa retahíla de días, con sus recuerdos y pensamientos, aceleran por la carretera, hasta perderse en la lejanía.
Y con los autos, las páginas de los libros y sus ex libris habrán de volar con el viento del Norte hasta perderse en las Tierras Ignotas, donde yace el Final del Tiempo.
"And I wished for so long...
I cannot stay
All the precious moments...
Cannot stay
It's not like wings have fallen...
I cannot say
Without you something is missing...
I cannot say
Holding hands of daughters and sons
In their phase they're falling down
Down, down, down
I have wished for so long...
How I wish for you again
Will I walk the long road?
I cannot stay
There's no need to say goodbye
Oh, the friends and family...
All the memories going round
Round, round round...
I have wished for so long...
How I wished for you today
And the wind keeps rollin'
And the sky keeps turning grey
And the sun is set
The sun will rise another day
I have wished for so long...
How I wish for you today
I have wished for so long...
How I wish for you today
Will I walk the long road?
We all walk the long road..."
Eddie Vedder, The Long Road.