sábado, junio 17, 2006

Geopolítica e interrogantes de nuestro Tiempo.

Echando un vistazo al Globo Terráqueo hodierno (y tras compararlo con el de hace 20 años) a simple vista pareciera que en los albores del Siglo XXI, no existen colonias ni protectorados dominados por grandes imperios y gobiernos absolutistas. Sin embargo, esta simple mención representa una de las grandes falacias contemporáneas: la forma de dominar otros Estados ha mutado de una fase territorial a una socioeconómica, bursátil y financiera, de adoctrinamiento político y sobre todo, cultural: La Globalización —cuando menos en este aspecto— representa una pérdida de Identidad, más que una ganancia.

Pero aunado a este proceso globalizante, coexisten otros con antecedentes subversivos y fácilmente identificables en el devenir histórico: el Nacionalismo —a veces justificable y otras, exacerbado—, que se vive hoy en día en algunas regiones (tengo en la mente a Europa y en específico a España, con los procesos reivindicadores de Euskal Herria y Cataluña), y el clamor popular de naciones en pro de su Independencia, satisfactoria en contados casos como el de la república de Montenegro, recién separada de Serbia mediante un referéndum que puso el punto final a lo que alguna vez se denominó “Yugoslavia.”

Y precisamente ponderando sobre este suceso en los Balcanes, es como uno se percata que el planisferio tiene todavía puntos álgidos —a menudo ignorados por el ciudadano común— que podrían desatar nuevos conflictos en los años siguientes.

He aquí algunas interrogantes que la Comunidad Internacional debería resolver con premura, antes de la inminente (aunque últimamente aletargada) Tercera Conflagración Mundial:

¿Después de Montenegro, seguirá la Independencia de Kosovo?
¿Qué hay del Sahara Occidental y la lucha del Frente Polisario contra la anexión marroquí, si es que alguien se ha interesado en el tema [que no suele figurar en las noticias]?
¿El Kurdistán será nación algún día, o continuará siendo un pueblo sin Estado, repartido entre Turquía, Iraq, Irán y Siria?
Y en situación similar, ¿Cachemira se constituirá como nación emancipada de la India, Pakistán y China?
¿Palestina ejercerá un control pleno sobre las zonas ocupadas por Israel?
Tibet, la anexión más injustificada de nuestro tiempo, ¿se librará de China?
¿Y Taiwán será reconocida plenamente como una nación independiente?
¿Quebec logrará ser independiente de Canadá?
¿Se reunificarán las dos Coreas?

Y ni se diga de todos los territorios insulares y ultramarinos diseminados en las Antillas, el Océano Pacífico, Índico, Gibraltar, las Islas Malvinas, las regiones secesionistas rusas como Chechenia y las post-soviéticas como Osetia, Abjasia, Karabak…

Tantos cuestionamientos ensombrecen el futuro inmediato.

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