domingo, diciembre 31, 2006

MMVI: El epílogo.



"Oooh darling who needs love?
Who needs a heaven up above?
Who needs the clouds, in the sky...

Oooh darling who needs the rain?
Who needs somebody that can feel your pain?
Who needs the disappointment, of a telephone call..." [I do.]
Razorlight, Who needs love?

Última tarde, del último día, del último mes, del año 2006.
Última imagen: frente al reloj, desde el parque México.

Una calma silente se percibe en el ambiente —la misma que sólo se presenta una vez al año, cuando el tiempo agoniza y renace en una noche—. Murmullos, risas infantiles y condenas madrileñas se entremezclan en las charlas citadinas...

El sol se oculta tras los nimbos y una imponente luna creciente atestigua la noche vieja.

A lo lejos, el discreto vaivén de los mortales me provoca lanzar una consigna antes de finalizar el ciclo anual:

"En nuestro Tiempo, sólo los ingenuos y los ignorantes se atreven a decir que son felices".

viernes, diciembre 29, 2006

Por último: una ventana.



"Good times for a change
See, the luck I've had
Can make a good man
Turn bad

So please, please, please
Let me, let me, let me
Let me get what I want...
This time.

Haven't had a dream in a long time
See, the life I've had
Can make a good man bad

So, for once in my life
Let me get what I want
Lord knows, it would be the first time."
The Smiths, Please, please, please, let me get what I want.

Sobresalto.
Desperté de inmediato, con la absoluta seguridad de que había sucedido (aún dudo, ¿en realidad no sucedió?). Un certero impacto de bala en el pecho viniendo desde atrás, entrando por la espalda y saliendo por el torso, mientras caminaba por una fría y desolada calle en Invierno.

Debe ser la inmediatez de momentosinesperados como ése lo que confunde a los espíritus cuando tienen que desalojar el cuerpo de inmediato. Seguido al impacto, durante fracciones de segundo y justo antes de desfallecer, me percaté cómo un torrente sanguíneo brotaba de modo surrealista de mi pecho, irrigando todo alrededor, tiñendo el pavimento gris de color rojo intenso.

Entonces caí, y frente a mí... Ahí estaba.

Tras haber recorrido miles de calles y situarnos en diversas latitudes, volvimos a encontrarnos... Por única —y última— ocasión. Llevaba la barba un poco crecida y no había cambiado mucho, aunque legiones de demonios (y otros tantos arcángeles) hubieron desfilado con nosotros por el mundo durante el tiempo que estuvimos separados.

Apenas y logró reconocerme.

Después del sueño (acaecido la semana pasada), y durante todos estos días, no he dejado de pensar. La vida ofrece a su debido tiempo lo que tiene que ofrecer... Y nada más.

No deberías preocuparte por aquello que ha de terminar (o no), pues incluso las vidas que finalizan de golpe, tienen su propio sentido.

Ahora, observa la imagen: regresé al sitio compartido después de siete años. (Parece demasiado). Tomé una fotografía, una muestra de que ya no queda nada detrás de la ventana. Gradualmente, el tiempo ha hecho su labor, dispersando los restos de aquellos relatos orgásmicos que vivimos diariamente tras la persiana azul. Ya no hay gatos negros, ni grises... Ni sombras.

Me postré sobre el descuidado jardín externo, y durante varios minutos, fijé la atención en la ventana. Hice una recapitulación momentánea de estos siete años, desde las postrimerías del siglo XX, cuando huía al puerto y abría las ventanas de los hoteles de paso, de par en par. Me hastiaba de cerveza con Dañado PostGrunger, y no pensaba demasiado. Luego llegó el "Periodo Aussie" y percibí al mundo con todos sus claroscuros... Las ventanas eran amplísimas en aquel entonces.

Justo después, frecuenté el sitio mencionado. No tengo nada más que expresar al respecto. (Mejor dicho, no tengo ganas: has muerto y los muertos no leen mi blog).

De pronto pasó mucho tiempo, años en que Biógrafa Chú nutría mis relatos con prosa y vino, dedicándome su canción perfecta para el amigo eterno, "Hay corazones con alas de espinas/ Te dan deseos, caricias/ No me imagino el placer de una herida sin tí..."

Luego vino el silencio y decenas de ventanas más, —hasta una con postigos en la Colonia Roma—, (pero ése relato ya no te pertenece).

La existencia está llena de ventanas: estrechas, amplias, rústicas, panorámicas, neoclásicas, deconstructivistas, con cristales traslúcidos, de doble hoja, ventanas a medio abrir...

Pienso en todos mis autores quienes han escrito relatos al amparo de una ventana. En Oscar Wilde, por ejemplo, asomándose por las ventilas de la prisión de Reading, redactando La Balada. O en Patricia Highsmith, recluida durante el ocaso de su vida en Locarno, entreabriendo una discreta ventana para abrir camino a su gata; o en Ray Bradbury terminando un relato fatalista desde un solario en algún lugar de California; o en Morrissey, dotando de sarcasmo a una canción frente a un gran ventanal. Pienso también en Elfriede jelinek, cerrando una ventana, apartada de la barbarie, evadiendo la mierda de la sociedad... ¿Lo habrá hecho alguna vez? Quién sabe, quizás pronto.

Tal vez cierre una ventana cuando ya no respiremos.

De cualquier modo, es lo que hago diariamente, en dondequiera que esté, después de despertar: abro una ventana.

Y será lo primero que haga cuando comience el 2007.

*Sólo una acotación:
En el fondo, a 2006 le agradezco todo, por darme un vuelco (y revolcarme).
De todos los momentos que tendré presentes al instante de despedir el año, sobresaldrá uno con primacía: la noche del 16 de noviembre, cuando abracé a alguien, sujetando firme por la espalda, teniendo a Morrissey en frente, coreando, con más de diez mil personas, "Please, Please, Please, Let me get what I want...", desde el Palacio de los Deportes.
(Y jamás conocí su identidad).

Quien no estuvo ahí, jamás entendería.
Duró menos de tres minutos..Y fue todo, sin serlo.

jueves, diciembre 21, 2006

Trilogía de diciembre, parte III: La alfombra brillante.

"Ahhh, seasons change with the scenery
Weaving time in a tapestry
Won't you stop and remember me
At any convenient time
Funny how my memory slips while looking over manuscripts
Of unpublished rhyme
Drinking my vodka and lime...

But look around, leaves are brown now
And the sky is a hazy shade of winter"
Simon & Garfunkel, Hazy shade of winter.

Una vez más, el invierno boreal ha llegado, y con él, una espesa bruma se extiende sobre las montañas en ambos lados del Atlántico: tantas celebraciones aniquiladas. He caminado todas estas noches sintiendo el frío lapidante contra mi rostro. Y luego sintiendo la ausencia... Y después, padeciendo la existencia.

Me parece estúpido e irreverente que los Seres Humanos (la simple expresión me fastidia, pues muchos "no son", y otros tantos, son sólo "infrahumanos", sean capaces de experimentar emociones tan intensas, sin poder compartirlas.

Pensamientos así me abordan mientras camino, cuando a lo lejos, en las inmediaciones de las calles vacías y las postrimerías del otoño, un pequeño gato pinto me observa con cautela. Me mira de frente produciendo un contrarreflejo, y durante unos segundos, me comparte el privilegio de apreciar el infinito.

Es ahí donde se oculta el último, –quizás único–, arte: que nos hace capaces de vivir y sentir.

...En otro tiempo, los viejos ermitaños le llamaban "Tapetum Lucidum", la Alfombra Brillante. Y sólo los espíritus oscuros pueden apreciarlo hoy en día, (si comprenden el lenguaje visual de un gato a medianoche).

Todos los recuerdos, los sueños y los anhelos se ocultan ahí.

¿Alguien puede cobijarlos?

martes, diciembre 12, 2006

Trilogía de diciembre, parte II: Sobre tiranos y tumbas.

"Si midieras dos centímetros más de altura,
te querría todo lo que se puede querer a alguien
más aparte esos dos centímetros.

Pero sentir eso sería tan intenso,
que ocasionaría un colapso en el Universo."
IvánBarr, Mi versión de tu vida.

Noticias del mundo en diciembre del 2006:

·Augusto Pinochet muere impune, sin ser juzgado por una corte judicial chilena, a los 91 años. Para muchas personas de mi generación, representa una jugarreta del tiempo cesar la vida de un ser senil sin otorgar a los otros la oportunidad de redimirse...

Mientras tanto, muchos seguimos a la espera de esos decesos, deseándolos con ansias.

En el intersticio, el cadáver del ex-dictador es trasladado a la Academia Militar, entre tumultos y gritos de, ¡Asesino!

El acontecimiento constituye, sin duda, la antesala de un epílogo interesante.


·En el Vaticano, autoridades de la Curia Católica Romana difunden que se ha descubierto la auténtica tumba de San Pablo, apóstol decapitado en el año 65 por Nerón. El suceso causa expectativa entre millones de feligreses.

Yo me pregunto, ¿Cuál es el sentido de adorar un sepulcro, conjunto de piedras marmóreas y restos óseos que dan cuenta de nuestro efímero capítulo vital? ¿Hacia dónde se dirige este mundo, santificando reliquias a partir de huesos y erigiendo altares?

Se necesita tener muy poca automestima (y conocimiento interior), para venerar tal vestigio.


·En Teherán, una conferencia internacional que cuenta con miembros del Ku Klux Clan, la disidencia judía y el Movimiento Antisionista, analiza la "veracidad sobre los sucesos del Holocausto". Mahmoud Ahmadineyad, presidente iraní, ha calificado anteriormente al suceso como "un mito", clamando por una desaparición del Estado Hebreo...

Ni qué decir al respecto.

Mientras todo esto sucede, pienso en un relato desde un parque solitario en Lomas de Chapultepec. Tomo el breviario de portada ajada y apunto un título cualquiera.
Me gusta, se quedará. Luego escribo algunas líneas...

"Mi versión de tu vida

Me despido, salgo con prisa sin mirar atrás. Cruzo el pórtico, abordo el taxi con el equipaje maltrecho y un sinfín de emociones encontradas. Regreso a un punto de no-retorno y comienzo a vivir justamente aquella etapa que no viviría contigo.

Ahora estás presente sin estarlo: Así comienza tu historia."

lunes, diciembre 04, 2006

Trilogía de diciembre, parte I: Luna Creciente.

"Sing me to sleep
I'm tired and
I want to go to bed...

Sing me to sleep
And then leave me alone,
Dont try to wake me in the morning
'cause I will be gone
Don't feel bad for me
I want you to know
Deep in the cell of my heart
I will feel so glad to go"
Asleep, The Smiths.

Diciembre ha llegado:
Una alfombra de hojas amarillentas tapiza el pavimento de las banquetas,
mientras el frío inclemente borra cualquier indicio de calidez en los momentos recientes.

La alineación de las estrellas profetiza un cambio inusitado. El espacio sideral y sus constelaciones velan nuestros relatos: el cúmulo de las Pléyades, Casiopea, Orión, las lunas de Saturno, Sirio, Proción, la lluvia de las Gemínidas...

La última luna llena del año (y del otoño) se aproxima con el ruidillo y la satisfacción que produce el pisar las hojas caducas sobre el piso, aquellas que simbolizan lo que se ha perdido y no regresa.
Las calles ya no lucen solitarias: ahora están vacías. Por un instante, ni siquiera los espectros del mundo se asoman para compartir sus penas... Todo va quedando atrás.

Podría caer sobre el asfalto, golpearme, y luego desaparecer. El follaje ocre me cubriría y después, los despojos de la inmundicia me pudrirían, (como cuando estamos vivos).