lunes, diciembre 04, 2006

Trilogía de diciembre, parte I: Luna Creciente.

"Sing me to sleep
I'm tired and
I want to go to bed...

Sing me to sleep
And then leave me alone,
Dont try to wake me in the morning
'cause I will be gone
Don't feel bad for me
I want you to know
Deep in the cell of my heart
I will feel so glad to go"
Asleep, The Smiths.

Diciembre ha llegado:
Una alfombra de hojas amarillentas tapiza el pavimento de las banquetas,
mientras el frío inclemente borra cualquier indicio de calidez en los momentos recientes.

La alineación de las estrellas profetiza un cambio inusitado. El espacio sideral y sus constelaciones velan nuestros relatos: el cúmulo de las Pléyades, Casiopea, Orión, las lunas de Saturno, Sirio, Proción, la lluvia de las Gemínidas...

La última luna llena del año (y del otoño) se aproxima con el ruidillo y la satisfacción que produce el pisar las hojas caducas sobre el piso, aquellas que simbolizan lo que se ha perdido y no regresa.
Las calles ya no lucen solitarias: ahora están vacías. Por un instante, ni siquiera los espectros del mundo se asoman para compartir sus penas... Todo va quedando atrás.

Podría caer sobre el asfalto, golpearme, y luego desaparecer. El follaje ocre me cubriría y después, los despojos de la inmundicia me pudrirían, (como cuando estamos vivos).

2 comentarios:

Anónimo dijo...

un abrazo compañero, estoy como loco de chamba, cuando tenga un rato me extiendo, sólo pasaba a darte un abrazo

Rain (Virginia M.T.) dijo...

La Luna como referente: en sus estados, como símbolo...

hay tanta tristeza...