"La vida es un infierno
habitado por almas en pena
quienes nos comparten su agonía."
Iván Barr.
Las últimas horas de noviembre traen consigo un flujo de ideas mórbidas y un silencioso momento de introspección. Con el crepúsculo de hoy y su resolana naranja, termina el mes de los presagios.
Noviembre nos ha mostrado, una vez más, cuán frágiles y vulnerables pueden ser las emociones dentro de los tejidos orgánicos que consumen con premura al cuerpo humano. Y precisamente, como seres humanos, dejamos de no-importar, y pasamos a no-existir.
Nadie existe al final de noviembre después de su último atardecer.
Con los rayos solares vespertinos mueren las ilusiones. En unas cuantas horas las alas que hacen volar a los tiempos convulsos se extenderán sobre las noches frías. Y como siempre ha sucedido en el devenir de las edades, aparecerán nuevos rostros, y huellas de pasos desconocidos marcarán la tierra que pisamos.
El fuego se irá extendiendo gradualmente para terminar en un alud de cenizas que nos cubrirá durante el invierno.
Me concedo unos minutos para hacer lo que mejor sé (quizás lo único), aparte de escribir: salgo a caminar, por el Paseo de la Reforma. Me rodeo del mundo y de sus fobias (dando por hecho que el mundo, en sí mismo, es una fobia). Enfrento a la ausencia con esa provocación recíproca con que me acecha...
Percibo...
El ruido de los autos, el griterío, la velocidad, el non-sense de la estulticia, las charlas baladíes...
La vida sólo pertenece a quienes se lanzan al vacío (y lo hacemos solos).
Pero antes de hacerlo, tengo algo que reprocharle a noviembre: le faltó una escena.
Un final de Michel Gondry, (como el de Eternal Sunshine of a Spotless Mind), donde dos seres humanos caminan y juegan sobre la nieve, superando al frágil y confuso enredijo que une al mundo onírico de la realidad.
Y también tengo algo qué agradecer: el haber disipado esa tenue cortina de humo turquesa que sustentaba a los deseos inalcanzables.
De pronto, todo me queda claro: sigo sin dominar el juego, pero ahora conozco las reglas.
En pocos minutos se acabará la historia...
Y diciembre arribará con un pálpito de nostalgia y extrañeza.
2 comentarios:
sigo sin dominar el juego, pero ahora conozco las reglas...
increible... la tomaré prestada
Como intermedio, Noviembre es un mes que precede a otro tiempo, el de los desgajos finales.
Se percibe la niebla, Iván.
Palabras/niebla
melancolía/niebla
La belleza está aquí.
No sé si podré, no sé si tendré mi propio juego o estaré en el de otro, o es que será compartido
ahora, solamente sigo...
(y termino hablando de mí, mas todo fue porque llegué á tu Breviario y me reconocí...
como lo que subyace,
mientras tu escritura abarca todo...)
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