domingo, enero 16, 2005

Sueño de la tarde.

...Una calle amplia, cielo completamente gris y mucha luz. No recuerdo haber estado agitado, sino sólo pensativo. Caminaba y al mismo tiempo, observaba las acciones de los otros; transeúntes, niños, jóvenes y viejos por igual, aceleraban el paso. Algo iba a ocurrir -no estoy seguro qué-, pero presentí que se trataba de una calamidad.
Justo al pasar frente a una iglesia, me percaté que mucha gente la saqueaba: llevaban muebles, objetos litúrgicos e incluso santos. Logré escuchar murmullos agitados, y comencé a acelerar el paso.
Una joven de unos 25 años, vestida de negro, golpeaba el asfalto con un mazo, quebrándolo: unos pasos adelante, un hombre canoso hacía lo mismo, mientras amontonaba el escombro en la banqueta.
No le di importancia (y al parecer nadie más lo hacía), hasta que me percaté de cuál era la finalidad: enterrarse.
Quebraban el asfalto, sacaban tierra y se arrojaban. A unos cuantos pasos de distancia, vi a una niña gritando: gemía implorándome que la cubriera con tierra.
Entonces desperté.