jueves, febrero 24, 2005

Sarah McLachlan.


"You sleep with voodoo dolls,
and you won't give up the search
for the ghosts in the halls..."
Sarah McLachlan, Voz Perfecta No. 4

lunes, febrero 21, 2005

Mis amigos.

Estuve pensando en mis amigos y amigas: todos son bastante distintos entre sí.
Está, por una parte, el junkie perfeccionista , el frívolo e insufrible ninfómano y una mujer fatal por convicción.
Entre "los siete magníficos" están Mi Biógrafa Chú, musa de los buenos momentos e idealista etérea; el confesor, R. El Alquimista, quien transforma todo momento en un deleite cuando estamos juntos, además del platónico, el 'si yo hubiera', aquel que nunca ha estado. Y un básico de siempre: Dañado Post-Grunger, la imrponta de que todo tiempo pasado fue mejor (en los Años Noventa).
Complementan la lista: el chico atrapado en los 80's, el psicópata y suicida potencial, "the dancin' queer", la chica de los aretes falsos de perla, el múltiple-moralista en el exilio, la artista conceptual hiperactiva y el honorable amigo que aparece sólo en días festivos, la solitaria pendenciera y el místico gurú de lo paranormal.
Aunque todos ellos son demasiado distintos entre sí, hoy me percaté que hay un lazo que nos une por sobre todas las diferencias:
Todos ansían crecer, llegar a ser adultos y prostituirse alguna vez, sea por hobbie o por oficio, en las playas de Barceloneta.
¡¡¡VIVA LA POSMODERNIDAD!!!!!!

martes, febrero 15, 2005

Sobre rosas rojas y rosas negras.

Las rosas rojas abundan en estos días: son un frívolo símbolo del supuesto 'cariño' que un ser humano desea expresar. Son por tanto, deseo y expresión. Emanan un dulce aroma que regocija a los sentidos.
En cambio, las rosas negras resultan ser un enigma para el espíritu. Aparecen en sueños, en viajes alucinados, en visiones nocturnas que se desvanecen de inmediato. ¿Acaso aguardan en las sombras? ¿nacen de la melancolía? ¿de la soledad? ¿de la eterna búsqueda hacia un sitio hiperbóreo? Son por tanto, una conjunción de extrañeza y misticismo.
¿Cómo es su aroma? eso se le regala al lector. Quizás sea el material con que funcionan los anhelos, quizás sea el del semen, o sólo el ingenuo aroma de la morfina.
Una rosa roja se percibe y ya, tal cual. En cambio, una rosa negra, (auténtica, por supuesto), sólo existe tras una larga búsqueda. Basta cerrar los ojos, internarse en uno mismo, dejar de ser... Sentir.
Observar las sombras, seguir sus pasos invisibles, entrar en su mundo y volver a salir, indemne.
Apreciar la luz y de nuevo la oscuridad, escuchar los murmullos del silencio, comprender los misterios de los espíritus arcanos...
Cantar y callar de nuevo.
Tener orgasmos etéreos.
Y volver a comenzar.
Nuestra misión es encontrarlas.

domingo, febrero 13, 2005

Las hojas en blanco.

No existe algo más deprimente en el mundo que una hoja en blanco: es una historia no contada.
Pero también es el preámbulo a un nuevo capítulo, o quizás la última página de un relato. Y es entonces cuando adquiere un sentido siniestro: pues resulta paradójico leer hacia atrás.
A veces quiero pensar que no hubo historias antes, pero a fin de cuentas, estas terminan por salir a la luz.
¿Debieran importarme tanto los capítulos precedentes en la vida de alguien más?
Había olvidado cuán incómodo resulta urgar en el pasado. Y pese a esto, a veces no tienes otra alternativa, pues alí se encuentra el por qué de muchas cosas.
Me sigue pareciendo más interesante crear historias donde la soledad es el único personaje relevante.Quizás esto cambie alguna vez. La preguntas son entonces, ¿cuándo? y ¿en dónde?