lunes, septiembre 04, 2006

Los momentos furtivos.



"Hasta que no llegue la muerte
lo único seguro en esta vida
es la soledad;
y la soledad es libertad"

Anónimo, [copiado de un muro urbano].

Álgidas son las experiencias al caminar en esta ciudad, como también álgidas son las emociones. En un punto y en otro, la libertad acecha, otorgando un sinnúmero de ideas furtivas: de la primera mirada al éxtasis efímero, del primer gato citadino capturado con suerte en una fotografía, al primer dejo de melancolía que produce un fin de semana solitario. (Cohabitando con millones de seres humanos, pero en el fondo, solo).

Y todo transcurre con una agilidad desmesurada, como los vagones del Metro, como el trayecto de los automóviles, como los amaneceres ocres y los crepúsculos purpúreos, como las visitas guiadas a los museos, como el paso de las horas...

Todo fluye en un rapsódico caos que en algunos instantes, (sobre todo en últimas fechas) da la impresión de lanzar por la borda a la ciudad y al país. (Lo cual resulta demasiado tentador y estimulante).

Pero no todas las emociones son efímeras. Algunas se engendran lentamente, y en determinados momentos del día, explotan.

Quiero pensar que es así.

¿Tú qué crees?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Que explotan a veces con una sorprendente calma y otras no dan lugar a reponerse, si no después de un tiempo.

Cuando no explotan si no se difuminan, queda una sensación a film vivido, algo nebuloso, menos que el sueño.


****


Gran salute Iván.

Cerber dijo...

Lo interesante de vivir en el hermoso caos es poder desarrollar la capacidad de verlo dese afuera, la ventaja en todo caso es que llegaste hasta aqui con esa capacidad.

Pudes presenciar los milagros diarios del amanecer y el anochecer, el paso de la vida en este trance y saber que la soledad solo se entiende cuando se esta rodeado de gente.

Saludos desde fuera del hermoso caos