(Reflexiones en torno a los 27 años).
“Esperé durante horas, aguardando el último vagón”
Creativo.
Cabe la posibilidad de que alguna vez en la vida, el tiempo se confunda. Durante los últimos siete años, buena parte de mis relatos se han alimentado de esa idea: virando el viento del Sur al Norte, trayendo de nuevo el olor fresco de las araucarias en otoño, como si fuese la primera vez que esosucede, prolongando el tañido de las campanas a la medianoche, expandiéndolo en el orbe, bajo la mirada atónita de una sangrante luna llena que jamás debe observarse en soledad.
“Solitario en el andén, entre sombras lóbregas”
Satisfecho.
Escribo estas líneas dedicándolas a todos aquellos seres portadores de luz, que ataviados de oscuridad, me han acompañado al bosque eterno o a alguno de los parques de mi vida, (y se han internado en mis líneas). Pienso y agradezco a todos ellos (a los vivos y los muertos), por brindar sustento a mi existencia: a la samaritana surrealista, a dañado post-grunger, a biógrafa Chú y al admirador de Wilde.
“Minutos antes de la medianoche, lo abordé”
Sublime.
Una mujer me sujeta con fuerza y con ternura. Primero me enseña a caminar y después camina junto a mí. Finalmente, me obsequia el mejor legado de su vida: la libertad. Regresa a casa y duerme sola. Nunca sonríe. Al final sólo descansa y se aparece en sueños, pintando lienzos con un matiz chedrón. Con ese mismo color, le dibujo un sonrisa. Derrama una lágrima y después se desvanece: se ha transformado en viento.
“Los rieles rechinaban con furia, adentrándose en el túnel”
Lúbrico.
Voy a rezar por los recuerdos, por los deseos y por los sueños. Rezaré por los misterios, los artilugios y sortilegios. Y también por los besos, los abrazos, las eyaculaciones y los delirios. Y cuando comience a rezar, millones de estrellas, una por una, sucumbirán como bengalas en el firmamento. Las llamas de las velas y los cirios relucirán con fuego cian, y el vino se mezclará con el ajenjo.
Voy a rezar y a caminar, anhelando que hagas lo mismo, en algún lugar…
Si es que existes.
“Y en el trayecto reinaba la oscuridad”
Espiritual.
Está sucediendo muy rápido, casi de modo imperceptible: los días van perdiendo su interés por transcurrir. Pronto, el gran aliciente de la vida, -la música, resonará con la trompeta del ángel Abadón y en ese instante, miles de legiones de espíritus arcanos se abalanzarán sobre la faz del mundo, destruyendo cúpulas y altares de escarnio. Cuando esta tierra sea sacudida con violencia y reine el caos, ¿a quién abrazará Ibardhim a mitad de una calle oscura? Todos los finales se convertirán en uno solo.
“Hasta que por fin, la luz irradió mi vista”
Inmortal.
Por supuesto, me emociona cumplir 27 años: porque a mi edad, ya he cruzado los umbrales (todos, menos uno). Me sumergí en las profundidades de un océano y sufrí la corrosión de la salinidad del semen, luego me interné en el bosque inhóspito de la melancolía, cruzándolo de extremo a extremo. También exploré el espacio sideral, allí donde mora la imaginación que se regocija narrando historias… Finalmente presencié el fin de los tiempos en una noche sin estrellas, atestiguando el vacío del mundo, que se hundía en un abismo.
“Y entonces aprecié los ecos del submundo”
Mágico.
En la lejanía, echado bajo un árbol, se encuentra un gato. Observa las historias de los humanos y las guarda en su memoria. Es un escribano, y se le ha encomendado la misión de presenciar los relatos de hombres y mujeres, quienes en su afán de trascendencia, corren desbocados hasta desfallecer. Esta noche intentaré seguirlo, y como es costumbre, iré creando un soliloquio sobre su partida, cuando de modo esquivo, desaparezca y traspase los portales del tiempo que escapan a la razón humana.
“Por fin, arribé a la última estación: y estaba vacía”
Épico.
Cuando este espacio no invoque línea nueva alguna, y el universo en su conjunto clame por su finitud, prevalecerá el viento cósmico sin nombre, y quizás, a través de los eones, susurre una voz, una vieja canción:
La voz de alguien que tiene el corazón
De quien entiende la pureza
De la naturaleza
Donde no hay pecado, ni perdón.
2 comentarios:
Excelente blog.
Luego de haber desaparecido un rato de la ceroveintuno-scene te cuento mis novedades. Pasame tu mail. peyotl74@gmail.com
A los 27 o a los 28 (como en mi caso) uno tiende a ponerse épico y hacer soliloquios sobre la partida de la gente o de los gatos... Te gano por un año, y sigo con esa sensación de que los umbrales cruzados conducen a lugares que son variaciones sobre los mismos temas. Sin embargo, espero todavía sorprenderme por alguna puerta frente a la que pasé de largo sin darme cuenta... Un abrazo
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