lunes, enero 23, 2006

3 a.m.

"It's 3 a.m. I must be lonely"
Matchbox 20, 3 a. m.

El viento del Norte trajo de vuelta a la humedad, y con ella, los días en que el disco solar se oculta tras un enfermizo cúmulo de nubes blancas que opacan por completo la bóveda celeste. Frío, llovizna y niebla es lo único que simula tener vida en estas calles.

Los domingos se han vuelto tediosos y absurdos... "Everyday's like sunday, everyday's silent and grey... Come Armaggedon, come!!"

Son las tres de la mañana. Cientos de pensamientos me abordan y me impiden conciliar el sueño. Salgo a caminar. Estoy solo. Ahora comprendo eso de que a las tres de la mañana los demonios están sueltos: es cierto.

Afuera, en las calles, el tiempo se detuvo. El frío de las montañas se impregnó tanto en objetos inanimados como en las ánimas agonizantes.

La ciudad está vacía.

Quisiera que toda esa gente que debe estar durmiendo, eternizara sus sueños y no despertara jamás.

Acá, entre la vigilia y la negritud, sólo existen sombras, ecos, murmullos ininteligibles, rastros de gemidos...Resabios de espíritus en pena que no quieren divulgar.

Ahora pienso en todo ello, ¿cuánta gente vive sólo para respirar, aportándole al mundo sus penurias y su miseria?

Casi todos los humanos que conozco, (y entre ellos, todos los del Trabajo) suplen de muy buen modo las funciones del ganado: sólo mugen, braman y berrean. Otros tantos balan y rebuznan. Y unos más, quienes corrieron con suerte (la suerte que otorga lamerle el zapato o el culo a un político), pacen y trashuman a las reces, siempre con el mismo fin: llevarlas a sacrificar al matadero.

¿Qué caso tiene una vida así, rodeada de tanto estiércol?

Vinimos a crear, a compartir relatos de vida... O de muerte.

Pero CREAR, al fin.

Tal parece que eso representa un conflicto interno para muchos.

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