but the echo of the burst of a shell
And I'm stuck here waiting for a passing feeling
In the city I built up and blew to hell,
I'm stuck here waiting for a passing feeling.
Still I send all the time
My request for relief
Down the dead power line,
Though I'm beyond belief.
In the help I require
Just to exist at all
Took a long time to stand,
Took an hour to fall."
Elliott Smith, A passing feeling.
En cualquier caso, sea siguiendo un sistema religioso preestablecido, una perspectiva espiritual libre o bajo un enfoque socio-antropológico más analítico, esta festividad de Los Fieles Difuntos cobra vigencia y validez por una serie de factores a tomar en cuenta:
-Por ser uno de los legados más auténticos de nuestros ancestros, tanto de los nativos amerindios como de los migrantes afroantillanos y los colonizadores europeos, y por evolucionar como un sincretismo rico en rituales procedentes de estas raíces, que mezcla el culto de los santos y mártires cristianos con las muestras de devoción a los ídolos prehispánicos.
-Por constituir una percepción sublime de la Muerte: personificándola a menudo con las almas de los fenecidos, quienes realizan su visita anual para recordar -y bien cabría hacer mención del término, revivir- los placeres que tuvieron en vida; lo cual amerita para los vivos, rendir un homenaje como muestra de agradecimiento, que también sea digno de festejo.
-Por el aporte energético/espiritual que implica la tradición, y por el derroche de creatividad que a través de los siglos, ha permitido a los mexicanos mostrar una serie de costumbres de los modos más diversos: creando altares de vida, mediante danzas, tertulias, procesiones y romerías, con música y poesía, con leyendas, fábulas y cuentos, con la usanza de vestuario selecto, con una gastronomía especial para la ocasión, y un sinfín de expresiones que abarcan tanto el ámbito de las artesanías y la imaginería vernácula, como las últimas innovaciones en el arte actual y digital...
Y claro, por la apropiación que cada mexicano -y cada mortal- hace de estas fechas, que inició hace cientos o miles de años cuando Mictlantecuhtli y su esposa Mictecacíhuatl descendieron al Mictlán (La tierra de los muertos, en la cosmogonía azteca) y comenzaron a gobernar ese inframundo.
Todo esto cobra más notoriedad cuando cada ocaso representa un funeral.