miércoles, octubre 31, 2007

Días para honrar a la muerte (y como ella, renacer).

"Everything is gone,
but the echo of the burst of a shell
And I'm stuck here waiting for a passing feeling
In the city I built up and blew to hell,
I'm stuck here waiting for a passing feeling.

Still I send all the time
My request for relief
Down the dead power line,
Though I'm beyond belief.

In the help I require
Just to exist at all
Took a long time to stand,
Took an hour to fall."
Elliott Smith, A passing feeling.


En el calendario personal, no existe fecha alguna en que pueda sentir más orgullo por esta nación (ni una reivindicación tan férrea de la identidad nacional), como sucede en Los Días de Muertos.

Como he escrito previamente, carezco completamente del fervor patrio que envuelve ciertos días de septiembre, como también del guadalupanismo ingenuo que en otras épocas sirvió de instrumento para adoctrinar (y alienar) el pensamiento del pueblo mexicano. Más aún, prescindo y no soy capaz de compartir el frívolo sentimiento colectivo de paz y armonía que caracteriza a la temporada navideña y los últimos días de diciembre...

Pero con Los Días de Todos Santos, -al igual que el equinoccio de otoño y la víspera de Año Nuevo-, sucede algo muy distinto.

Estas fechas, existe cierto aire de solemnidad y respeto que flota en el ambiente, y que junto al incienso de copal y el olor floral a cempasúchitl, se propaga por las calles, en templos, parques, casas particulares, oficinas públicas y cementerios (que son santuarios invaluables).
Una energía indeterminada (esotérica para algunos, metafísica para otros) "carga" estas horas de emotividad y fervor que se refleja en los rostros de los niños y ancianos, dando a cada uno la oportunidad de tener su propia interpretación.

En cualquier caso, sea siguiendo un sistema religioso preestablecido, una perspectiva espiritual libre o bajo un enfoque socio-antropológico más analítico, esta festividad de Los Fieles Difuntos cobra vigencia y validez por una serie de factores a tomar en cuenta:

-Por ser uno de los legados más auténticos de nuestros ancestros, tanto de los nativos amerindios como de los migrantes afroantillanos y los colonizadores europeos, y por evolucionar como un sincretismo rico en rituales procedentes de estas raíces, que mezcla el culto de los santos y mártires cristianos con las muestras de devoción a los ídolos prehispánicos.

-Por constituir una percepción sublime de la Muerte: personificándola a menudo con las almas de los fenecidos, quienes realizan su visita anual para recordar -y bien cabría hacer mención del término, revivir- los placeres que tuvieron en vida; lo cual amerita para los vivos, rendir un homenaje como muestra de agradecimiento, que también sea digno de festejo.

-Por el aporte energético/espiritual que implica la tradición, y por el derroche de creatividad que a través de los siglos, ha permitido a los mexicanos mostrar una serie de costumbres de los modos más diversos: creando altares de vida, mediante danzas, tertulias, procesiones y romerías, con música y poesía, con leyendas, fábulas y cuentos, con la usanza de vestuario selecto, con una gastronomía especial para la ocasión, y un sinfín de expresiones que abarcan tanto el ámbito de las artesanías y la imaginería vernácula, como las últimas innovaciones en el arte actual y digital...

Y claro, por la apropiación que cada mexicano -y cada mortal- hace de estas fechas, que inició hace cientos o miles de años cuando Mictlantecuhtli y su esposa Mictecacíhuatl descendieron al Mictlán (La tierra de los muertos, en la cosmogonía azteca) y comenzaron a gobernar ese inframundo.

Todo esto cobra más notoriedad cuando cada ocaso representa un funeral.

1 comentario:

kaguama dijo...

me encanta saber que no sólo coincidamos en tomar una botella ambar y decir SALUD, sino en que pueda leerte y confirmar por que eres parte de mi Ghetto, ¿de que es mi ghetto ? no lo sé , solo sé que si tuviera que hacer uno TU estarias ahi sin duda alguna, porque me resulta verdaderamente exquisito saber que alguien más comparte las mismas apreciaciones de la vida, de las pocas significaciones de esta vida ...