Una de estas noches voy a desaparecer
Y aunque alguna vez, alguien indagase mi paradero...
Nunca me encontraría.
La noche transcurre lentamente y muy tranquila, como si una fuerza invisible y omnipotente se apoderara del entorno, y lo cobijara. Desde el asiento del autobús contemplo, meditabundo, el firmamento.
A menudo me pregunto si las luces rutilantes que por años he observado a simple vista, así como los extraños cuerpos celestes que el telescopio me ha revelado, resguardan un momento de paz para nosotros.
Cuando los he visto -o simplemente los he imaginado- inmerso en la quietud de la madrugada, me aborda un inexplicable sentimiento de extrañeza, y de inmediato, una nostalgia que deviene en melancolía, y que no apunta precisamente al pasado, ni tampoco al futuro. Pienso en ellos como mundos perdidos, olvidados... Como mundos lejanos que no habré de pisar jamás, y en los que quizás, mi espíritu habría encontrado regocijo.
He pensado en las lunas de Júpiter y Saturno, así como en las de Urano.
Y también en las estrellas insólitas, como Sirio, Canopus, Régulo y Arturo.
Más aún, en constelaciones como Hidra y el Ofiuco, el Boyero, Tauro y la Cruz del Sur...
Me he preguntado hacia dónde marchan las Perseidas y las Gemínidas cuando, tras su paso, dejan rastros fugaces de su trayectoria...
¿Yo sería capaz de viajar a otros mundos?
No físicamente, claro.
Sino encontrando algún modo que escapase a la comprensión humana.
Un modo que no se sujetase a las leyes de la Física, del Tiempo y el Espacio -que son tan ilusorias como nuestra existencia misma-.
¿Podría, de repente, aparecer en Titán?
¿O en los valles de Europa, la luna de Júpiter?
¿O nadar de alguna forma, en los mares de Encélado?
¿Es posible que exista alguien más en esos sitios?
[No me refiero a un ser vivo, en los términos racionales de la "ciencia contemporánea"]
Sino a alguien VERDADERO, un ente hiperbóreo cuya esencia habite en esos mundos.
O que observe el firmamento por las noches,
Que cruce los cráteres, las grietas y los valles de su superficie...
Que quede cegado por la luz y que pueda apreciar la oscuridad...
Y que aún sea capaz de maravillarse por los designios más sublimes y sencillos del Universo.
¿O es que acaso, esos mundos están vacíos?
O peor aún, ¿semi-vacíos?
¿Habitados por unos cuantos seres "ausentes",
quienes son incapaces de comprender y amar a sus semejantes?
seres incapaces de sentir, de bendecir y de perdonar...
Si es así, entonces todos esos mundos, lo mismo Io, Ofelia, Ariel y Umbriel que Saturno, Sedna, Encélado y Japeto, son muy similares, por desgracia, a nuestro planeta Tierra.
miércoles, abril 09, 2008
Los mares de Encélado (Pensamientos de la noche).
Etiquetas:
Observación Celeste,
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Viajes
4 comentarios:
Ese mundo que en las ficciones está lleno de aventuras, guerras, contradicciones, todo tan humano.
¿Quién sabe qué habrá? ¿lo llegaremos a ver?
un abraxo, Iván.
Rain (desde el puerto).
Qué tal Ivan..
Hoy recibí una muy buena noticia y no pude evitar llenarme de alegría: Habá reunión de Pink Floyd este año, eso es algo que no puedo dejar pasar.
Por lo pronto estoy listo para ver a Roger Waters en Dallas!! que mas puedo pedir?
Hoy no tengo inspiración... solo vine a saludarte..Qué estes bien.
saludos
Hola Iván,
Navegar (me gusta la palabra, más allá del tecnicismo, por su versatilidad: por el agua, por el tiempo, por el espacio, sí, también por la red) por tu blog me ha traído dos imágenes a la mente: una la de los ocasos del Principito, tal vez muy distintos a los tuyos pero tal vez no tanto: la constante presencia de las puestas de sol en su planeta es como si el tiempo estuviera detenido, justamente porque nunca deja de ser el mismo, aunque siga pasando - aunque de vez en cuando haya que mover la silla de lugar; sus ocasos también tienen nostalgia, por algo que no puede describir, por algo que no sabe siquiera si existe, más allá de su rosa, y que se lanza a buscar, dejando planetas no una, sino muchísimas veces.
Mmm... creo que me refería a todas esas imágenes como una; la otra... ya no me acuerdo, ya es muy tarde.
Vale, suerte en la búsqueda, seguiremos compartiendo la mar.
(ah, ya me acordé! Claro: el fénix)
Una vez supe, por líneas de Carl Sagan, que si dentro de este particular e infinito universo estuviésemos solos, sería un desperdicio de espacio... esto a su vez me enfocó directamente en las probabilidades remotas de enterarnos siquiera del destino que le depara a nuestra existencia.
Regeneración y olvido bajo un mismo eje, y sin embargo, nada tan simpático como ver el cielo (de noche) y sentirnos tristes.
Abrazos.
Salud.
Buci
ps. ¡muerte a la verificación de la palabra!
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