miércoles, abril 06, 2005

Sobre desvaríos y orgasmos frustrados.

Activando la revuelta personal anual del 2005, (que no podía faltar), este año comencé con una ponencia en el Primer Foro de Cultura Independiente y Alternativa.
He aquí el texto íntegro.
Sobre desvaríos y orgasmos frustrados

por Iván Barr.

I. PROPUESTA
Hace más de cincuenta años, con respecto al creciente auge y la diversificación de movimientos culturales, Antonin Artaud declaró:

El artista que oculta en el fondo de su corazón el sentir de la época, y que ignora que es un chivo expiatorio cuyo deber consiste en imantar, atraer y vaciar sobre sus hombros las cóleras errantes de su tiempo, simplemente no es un artista.

Si bien a comienzos del siglo XXI la aseveración de Artaud continúa vigente, es destacable mencionar que otros aspectos han cambiado notablemente: muchas que antaño fueron consideradas “cóleras errantes de su tiempo” dejaron de serlo, terminando alienadas por las Instituciones Culturales y sometidas bajo sus normas, tal como aconteció a las vanguardias artísticas del siglo XX. Creadores pasaron de ser “chivos expiatorios” de los males sociales para convertirse en mediocres difusores, promotores y gestores de la Cultura, incorporándose a los anémicos sistemas de gobierno y sus amnésicas políticas culturales.

¿O acaso no vivimos un tiempo en el que está de moda declararse abierto a cualquier manifestación cultural, y promover nuevas expresiones bajo el auspicio de las parcas instancias culturales gubernamentales? Tal pareciese que, a diferencia de los tiempos que vivió Artaud, la transgresión se encuentra impulsada desde —algunas— esferas institucionales.

Sin embargo, y muy a pesar de ese supuesto creciente impulso que reciben los creadores —y entre éstos, los escritores independientes—, y que a decir de las autoridades incompetentes en materia de políticas culturales, es vasto, no existe una capacidad de solventar las necesidades básicas de edición, publicación y distribución de propuestas frescas, libres de auspicios proselitistas y padrinazgos.

Ante esta situación, el escritor ya no quiere más mamadas.

Así es, ha dejado de mamar la leche agria y pútrida que las instituciones culturales de mala gana le proporcionaban, en el mejor de los casos, prostituyendo su obra en suplementos y revistas obsoletas que pocos leen e incorporando sus líneas al servicio de organismos estatales que se alimentan de talentos, digieren intereses y defecan conveniencias.

En tal panorama, queda claro que los escritores independientes debemos:

Convocar, argumentar e intervenir, pero también vincular, coordinar e interrelacionarnos.
Proponer alternativas coherentes de edición, publicación y distribución de nuestras obras y darles seguimiento.
Virar nuestra postura hacia nuevos canales de distribución para las publicaciones de autor y apostar por una autogestión sustentable, o de lo contrario, conformarnos con escribir en blogs de un limitado alcance y divulgar nuestras obras en esporádicas fanzines.

Y como primer paso, debe crearse una red de escritores independientes en la región, cuya finalidad primordial sea la de identificar a los creadores y sus obras, en primer término, y en segundo, establecer una estrecha colaboración entre éstos, destinándose a lograr una redituable edición, publicación y distribución de textos, no sólo a nivel sociocultural, sino económico.


II. PONENCIA
A mi parecer, la cultura alternativa tiene dos deberes, y de éstos, el primordial consiste en saciar la necesidad de expresión de sus creadores; pero también existe el “deber social”, por llamarlo de algún modo, ése que brinda reconocimiento a un escritor, a una fotógrafa, a una actriz, a un videoasta, donde su obra sirve como ejemplo para manifestarse y referenciar el contexto en que se desenvuelve.

Y a nadie, cuando menos por parte de la sociedad civil inmersa en el quehacer cultural contemporáneo, queda duda que Xalapa exuda una inagotable Cultura Alternativa. Baste salir a caminar por las calles del centro citadino:

Comenzando en la avenida principal, donde un par de jóvenes reparten panfletos convocando a unirse a la Batucada Anarquista. Unas cuadras adelante, representantes del colectivo Dark Gothic Xalapa se reúnen en una plazoleta. De modo simultáneo, pero a varios metros de ahí, un grupo de performancers ensayan lo que será su próximo acto, en una fiesta multidisciplinaria que tendrá lugar en una casona deshabitada. Y a la vuelta de la esquina, ya en un café, rostros conocidos organizan la segunda versión del Festival de Arte y Música Activados…

Esto es Xalapa, año 2005.

Ante esta realidad, no cuestiono la diversificación de manifestaciones culturales y el creciente número de propuestas individuales, como tampoco el establecimiento de espacios culturales independientes y alternativos, sino más bien, que éstos carezcan de una vinculación fehaciente. No existe un discurso eficaz que logre integrarlos en un contexto holístico. Los músicos progresivos van con los progresivos, los electrónicos con los electrónicos, los fotógrafos digitales siguen a sus afines y los diseñadores multimedia a sus epígonos, y nada más. A nivel creativo, me parece válido. A nivel de trascendencia colectiva, pésimo.

Si bien resulta indispensable hoy en día que existan espacios creadores, gestores y promotores de la cultura independiente alternativa, libres de las normas y los vicios de las instituciones supuestamente avocadas a difundir las manifestaciones contemporáneas, también es necesario, por otra parte, que dichos espacios sean interdependientes unos de otros, que encuentren los tiempos y formas de dar a conocer la obra de nuevos creadores y los propaguen fuera del contexto regional. La afrenta del multiculturalismo nos ubica en medio de lenguajes cada vez más especializados y más sordos los unos con los otros, que para el pesar de muchos, están voluntariamente ensordecidos.

Por esta razón, resulta conveniente aliarse y conjuntar esfuerzos, aprovechando las ventajas que ofrecen los espacios culturales independientes alternativos, donde, a diferencia de las instancias oficialistas —llámense IVEC, Universidad Veracruzana, Ágora de la Ciudad o Secretaría de Educación y Cultura— no existe una pseudoélite perpetua que administra, controla y complace sus propios caprichos, sin la mínima idea de lo que está sucediendo en las calles, e incluso con una pueril preparación en materia de arte y cultura.

Si ya hemos asumido que las nuevas propuestas culturales de Xalapa y la región no provienen de órganos gubernamentales oligofrénicos, sino de espacios alternativos, es momento de reflexionar y solidarizarnos, ya sea en el papel de creadores en solitario, miembros de grupos artísticos o propietarios de espacios culturales, e impulsar una democratización participativa capaz de gestionar la cultura independiente y alternativa.

El creador independiente debe dejar de limosnearle y mendigar a las instancias públicas para que su obra sea difundida, expuesta, presentada o publicada; o de lo contrario, tendrá que envejecer en el intento.

Por el contrario, debe aprender a gestionar su obra, siendo firme a sus convicciones, protegiendo sus intereses y obteniendo un beneficio.

Dadas estas circunstancias, en Xalapa es momento de debatir con argumentos, celebrando la diversidad de las expresiones culturales y prestando atención a las identidades colectivas contemporáneas.

Lejos de copiar la impronta de la llevada y traída “Atenas veracruzana” que nos fue legada desde el siglo antepasado, (que por supuesto, resulta halagadora pero no es vigente), conviene lanzarnos a las calles, donde se está gestando, está gimiendo y transpirando, eyacula, se va y se viene la cultura…

No más mediocres políticas culturales,
No más desvaríos.

No más creadores sin medios para expresarse,
No más orgasmos frustrados.

Gracias.

Si alguien se ofendió un poco, ofrezco disculpas.
Y si, por otra parte, alguien se ofendió mucho,
es porque “de acuerdo al sapo es la pedrada.”

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