jueves, marzo 30, 2006

La salinidad, la libertad y el semen.

“Vi transcurrir tantos espléndidos amaneceres
que luego se convertirían en tempestades...”
IvánBarr, Los Amores Perdidos.

¿Cuántas veces en tu vida tienes la sensación de que todo aquello que es bueno, apacible, salaz y satisfactorio, ya pasó?

Hace unos cinco años vine a este lugar, una especie de muelle retirado de la mancha urbana en la zona portuaria del Golfo. Cuando lo hice, vivía días muy distintos a estos: carnaval, fiestas de excesos, noches de semen y cerveza.

Ahora acaso queda algo de nostalgia, que junto con la arena, también ha terminado por dispersarse con el viento.

Veinte años atrás en la memoria, cuando apenas y cobraba conciencia del tiempo en que vivía, pocas veces pensaba en el Futuro; es decir, la idea de un ‘Futuro cualquiera’, simplemente no existía. Todo se limitaba a la fugacidad de los instantes demarcados por el Presente.

De haber existido el Futuro, me habría aterrado entonces tal como me aterra ahora. Nunca antes concebí que alguna vez llegaría a tener 25 años y me hallaría en el mismo sitio de hace veinte años y hace cinco, pisando la arena con los mismos pies pero en circunstancias completamente distintas, divisando el mar desde un irrepetible punto sin retorno, en medio de la nada.

Estoy implosionando, desangrándome y gangrenándome por dentro, caminando las mismas calles que alguna vez me hicieron sentir ‘libre’ del mundo (pero es que, ¿puede uno ser libre en el mundo, viviendo en él?), viendo con indiferencia miles de rostros desconocidos, miles de vidas ajenas sin sentido.

Luego veo el mar, sumerjo mis pensamientos esta mañana con la misma cotidianidad con que alguien más sumergió su lengua en las tetas de su mujer o el falo entre las nalgas de su novio.

Pienso en todo aquello que debe estarse agitando en el fondo, en lo profundo del océano. ¿Qué hay allí? ¿Restos de animales muertos… Fierros oxidados… Sueños incumplidos?

Allí estoy yo, desnudo. La salinidad me corroe y al mismo tiempo me regocija con su angustia.

Por tanto, la libertad debe tener cierto sabor salado, al igual que el semen.

viernes, marzo 24, 2006

México, el país guadalupanamente mediocre.

"A la gente le cuesta trabajo vivir, sobrellevar la vida.
Por tanto, solemos depender de los demás
para aligerar la carga de ser alguien."
Douglas Coupland.

Era el año 2006 y la vida se me había muerto mucho tiempo atrás, en los brazos de la melancolía...
Todo lo que daba cuenta de mí eran cenizas y líneas sueltas escritas en breviarios dispersos.

Y a pesar de ello, seguía buscando una mirada desafiante, un espíritu de luz que gimiera y se viniera en la oscuridad del mundo, cuando la noche era eterna y el viento arrasaba consigo todo: las ilusiones, los espasmos, las fobias, las crisis, los ecos y los murmullos de seres dolientes.

Y allí estaba, justo donde siempre había estado: caminando en la calle de una gran ciudad, rodeado de tanta gente que sólo compartía su soledad, dándome la oportunidad de creer en algo, en alguien, aunque fuera en esa idea de que hace miles de millones de años existió un Dios cuyo mayor acierto, entre todos sus errores, fue el de brindar a cada Ser Humano una parte de él, y que en mí siempre se manifestaba como una fuerza creativa/destructiva, como un cúmulo de letras que engendraban frases y frases que engendraban párrafos, y estos a su vez, relatos.

Allí estuve la noche del fin del mundo...que en realidad fue mi vida entera.
Por un momento dudé, pero nunca tuve miedo. Lo que sí tuve fue lástima: de observar a los otros en mi país venerando imágenes y tilmas y creyendo en ideas sosas que se habían esfumado siglos antes.

lunes, marzo 20, 2006

Equinoccio de Primavera.

"I just have to know how to be in the process
Of creating things in a better way
And it hurts but it’s a lie that I can’t handle it
I still have a world of me-ness to fulfill
I still have a life, and it’s a rich one even with mourning
Even with grief and sadness..."
Cocteau Twins, Half-Gifts.

Pasé la tarde sentado en una de las tantas terrazas que dan fe de los amaneceres y los crepúsculos en esta ciudad. (Y es que dicho sea de paso, no hay gran cosa qué hacer aquí). Justamente, la puesta del Sol se presentó rojiza, luego malva y terminó con un fútil carmín descolorido, más dotado de indiferencia que de fulgor.

Sólo una tarde, y con ella una metáfora más.

No tengo idea de cuántas veces escuché "Half-Gifts" de los Cocteau Twins desde la susodicha terraza, (programé la canción en un repeat abrumador), pero efectuando un cálculo aproximado de acuerdo a los cigarros mentolados que fumé, debió sonar continuamente una docena de ocasiones, cuando menos.

La melodía pausible de la canción, cortesía de Simon Raymonde, adicionada con la singular voz de Liz Fraser, resultan perfectas para el momento. Se tatúan en la mente como llagas que supuran, y lo que es peor, supuran solas.

Nadie más a quien conozca en esta jodida ciudad, ni en esta jodida tarde, se concede un momento para escuchar a los Cocteau Twins. ¿Quién supo de ellos, siquiera? ¿Quién despierta un domingo y se larga al Bosque de Niebla solo, a pueblear sin preocuparse por esos 'problemas ficticios' que a fin de cuentas siempre estarán ahí? ¿Quién se durmió alguna de estas noches teniendo sexo, regando semen, tomando vino, y despertó a la mañana siguiente con una ilusión mayor que la del mero placer y la satisfacción física? ¿Quién lee lo que escribo? Y aún más, ¿Quién lo entiende?

Mientras pienso al respecto, doblan distantes las campanas de una Iglesia, las mismas que por años y siglos han dado cuenta del paso del tiempo, de celebraciones suntuosas y fúnebres por igual.

Y sólo me resta anhelar que pronto tañan por última vez en esta jodida ciudad y en este jodido orbe.

Doy media vuelta y me alejo de la terraza,
voy a hacer algo más que nadie a quien conozca en esta jodida ciudad hace: observar los cuerpos celestes esta primera noche de primavera.

sábado, marzo 18, 2006

110 km/hr, y luego cero.

"Take me out, tonight
Where there’s music and there’s people
And they’re young and alive..."
The Smiths, There is a light that never goes out.


Dos tipos alejándose en la carretera a medianoche. ¿Huyendo? ¿Abandonando la urbe unas cuantas horas?

Eso es lo que menos importa ahora.
A medida que el auto avanza, las luces de la mancha urbana se empequeñecen como todos esos recuerdos y pensamientos sutiles que ajetreaban la mente apenas minutos antes. Por un instante, sólo existen 'el aquí y el ahora' que tanto cuestan conseguir, y valorar. El viento refresca algo más que el interior del auto y con él, la tensión sexual se acumula. Materia para los sueños (y los orgasmos).
Después, deviene la parte más predecible y sin embargo, menos trivial. ¿Sabes por qué? Porque justo cuando pensaba que ya era suficiente, que había llegado al máximo punto extático, el inicio perfecto entre los inicios, me doy cuenta que por una vez (y quizás de nuevo), estaba equivocado: ni siquiera todos estos momentos compartidos pueden compararse con los que he vivido conmigo mismo. Y doy gracias por ello.
Llegamos a 110 km/h y después regreso al punto cero, a la quietud que por una noche me pertenece sólo a mí y me motiva a acelerar mañana, de nuevo. Porque, después de todo... ¡Qué bien se siente!

Mientras tanto, gracias por estar y haber estado.

"And if a ten-tons truck
Kills the both of us
To die by your side
Well, the pleasure,the privilege is mine
Oh, there is a light and it never goes out..."

domingo, marzo 12, 2006

La caída, antes del eclipse penumbral.

"Come on fallen star I refuse to let you die
Cos' that's wrong and I've been waiting far too long..."
Placebo, Centrefolds.

La peor parte de la vida abarca desde que sales del útero hasta que dejas de respirar.

Y es precisamente en ese periodo, cuando eres capaz de sentir y percibir, cuando te vuelves vulnerable, cuando te riges por el tiempo y una sucesión indiscriminada de emociones encontradas, que te encuentras a tí mismo, y muy probablemente, termines por no encontrar nada, sólo un Ser Humano desnudo en un páramo grisáceo, que pisa astillas, se desangra y vomita púas...

Y camina solo, pensando en alguien más que quizás no existe.

Eso es el Infierno para mí.

Sea cual fuere el sentido por el que fuimos creados, (y sea quien fuere quien nos creó), me parece que lo hizo por saciar su sed de sarcasmo.

Los días en esta ciudad han traído un calor inclemente, y a pesar de ello, aún existen barreras infranqueables: las de niebla y soledad, que son las peores. A dos días de que ocurra un Eclipse Penumbral de Luna, las noches me resultan agobiantes, ásperas e intranquilas.

Por primera vez en varios años despierto antes del amanecer y me siento mal de estar solo: ya no me place estarlo, sino al contrario, me perturba la idea de pensar que mi tiempo se agote demasiado pronto y no sea capaz de compartirlo, aunque sea una vez más. Las madrugadas en vez de clarear se oscurecen, y yo sigo cayendo.

Y no he terminado de caer...

Veremos qué emociones trae consigo la penumbra de la Luna.

jueves, marzo 09, 2006

Driving with the brakes on.

Un post áspero... Pero sincero a fin de cuentas.

"When you're driving with the brakes on
When you're swimming with your boots on,
It's hard to say you love someone
And it's hard to say you don't.
[¿Tu parte?]

But unless the moon falls tonight,
unless continents collide,
Nothing's gonna make me,
break from this side..."
[¿La mía?]

Del Amitri, Driving with the brakes on.

Por un momento es difícil tomar conciencia de cuánto he crecido en los últimos años, subsistiendo, cayendo en los abismos más insondeables, pocas veces llegando a buen puerto y en cambio, lacerándome frecuentemente, perdiendo partes de mí, pero siempre conservando intacta esa 'esencia' que me ha hecho ser quien soy -con lo bueno y lo pésimo que eso implique- y que a mis 25 años ya no podría cambiar.

¡He caminado tantas calles de humanos en esta existencia! Las más de las veces pasando desapercibido, y si acaso una que otra, expresándome. (Y por tanto, escribiendo).

He dejado atrás a tantos espectros, tantas sombras y apariciones furtivas que en su momento temí, y ahora sólo me producen desidia...He encarado al Demonio mismo de la melancolía frente al espejo a tal grado de bufarlo y lograr su redención...

Y mientras hice todo esto, tuve la plena satisfacción de ser siempre honesto conmigo mismo, sin necesidad de portar alguna falsa y mediocre máscara.

¿De qué te sirve una máscara cuando caminas en las calles de un mundo infestado de arlequines y botargas?

Vale más mostrarte como eres, y quizás, si es por suerte o por destino, alguien/ alguna vez/ y de algún modo se fije en tí por ser distinto en este jodido orbe donde todos anhelan ser iguales.

Lo que resulta frustrante (y también hiriente), es pensar que para alguien/ quien alguna vez/ y de algún modo aparece en tu existencia para llenar un vacío que clamaba ser cubierto, uno no sea sino una simulación, un arlequín, una botarga, luego una aparición y finalmente una sombra.

Por un instante, quisiera conocer tu mundo sin todas esas máscaras alrededor. Pero también, por un instante, ¿te darías la oportunidad de conocer el mío? Aunque fuera en una ínfima parte.

¿Podrías hacerlo?

¿A expensas de quién se viven los instantes?

Los míos, sólo de la confianza y la voluntad propias.

A veces resulta tan cruel anhelar esos instantes que jamás existieron sospechando que, jamás existirán.

domingo, marzo 05, 2006

A la expectativa de...¿Qué?

"Where have you been, Luv?
When the mistake I made
Was in never having planned to fall in love, Luv."
Travis, Luv.

A mis 25 años, (y con un carajo, me provocan mucha lástima quienes a los 25 años han vivido muy poco como para decir que 'esto apenas empieza'. Yo sí he vivido lo suficiente), he llegado al punto en que la idea de experimentar y demostrar emociones compartidas, sería un privilegio.

Y sin embargo, me conmueve y me perturba reconocer que por un instante soy capaz de demostrarle a alguien -quizás del modo más ingenuo-, cuánto me interesa.

Entre tanto, el tiempo transcurre lento... Lentísimo.
Si tan sólo dieras alguna señal...

Deben ser las endorfinas. Aún soy sólo un Ser Humano.

viernes, marzo 03, 2006

Conjuros del primer viernes de marzo.

"Come so close that I might see the crash of light come, down on me,
with good luck I'll find the dark, stop me now,
Find me to your heart...
Let me hold you tight like rain and sunshine on a rainy day,
see the lights..."
Mazzy Star, So tonight that I might see.

Quién sabe qué habrás pactado con la Oscuridad desde los abismos de la melancolía, pero por un instante, (porque a fin de cuentas todo lo que poseemos en esta existencia se resume en un instante), ha dado resultado.

Y ni siquiera te diste cuenta.

No es cosa fácil, pero está sucediendo. Y me gusta que sea así.

Es como si todas las cenizas grisáceas y blanquecinas que quedaran dispersas en el olvido, ardieran y avivaran el fuego que es rojo y azul al mismo tiempo.

Precisamente, esa metáfora da cuenta de mí.

Pienso en lo que estás representando para mí y me regocijo. Y yendo más allá, pienso en la luz infinita de las estrellas, tal como hablamos ayer, y soy capaz de emocionarme. Sabes, me desconcierta saber que en el fondo aún puedo albergar todos esos nobles sentimientos por otro Ser Humano.

Gracias por estar ahí.

Mira lo que has provocado esta tarde: me hiciste salir de mi 'Space #9', ponerme a escuchar a Mazzy Star y crear algún nuevo conjuro para esta noche: sólo un poco de fuego, polvo estelar y un par de estrofas sugerentes.

"The stars that shine and the stars that shrink
In the face of stagnation
The water runs
Before your eyes..."
Siouxsie and The Banshees, Dazzle.