viernes, marzo 02, 2007

Notas sobre la libertad/El refugio de la soledad.

"Come to decide that the things that I tried
Were in my life just to get high on,

When I sit alone come get a little known
But I need more than myself this time,

Step from the road to the sea to the sky
And I do believe that we rely on,

When I lay it on
Come get to play it on
All my life to sacrifice

Hey oh listen what I say oh
I got your
Hey oh now listen what I say oh..."
Red Hot Chili Peppers, Snow (Hey Oh).

Desperté y supe que habías estado aquí.
Fue bueno sentirte y recordarte, tenerte cerca... Escuchar tu respiro.

Encendí el televisor y otra vez allí estabas, estremeciéndote con la misma sensación que nos invadía años atrás.
De nuevo era 1999 y caminábamos juntos por el boulevard, bordeando el Golfo...

Te camuflajaste en cada amigo que vino a mí para emanciparme, y luego eras el viento fúrico del otoño, eras el vino y el ajenjo, eras un gato a medianoche, eras el semen: eras cada eyaculación de madrugada.

Puse atención al televisor: te observé.
Eras Anthony Kiedis cantando "Snow (Hey Oh)", mientras yo entraba en un pub al pie de la montaña y pedía una cerveza, en un sitio lejano, donde cada rostro estaba dispuesto a contar su historia.

Eras cada historia, y yo era la voz...Eras la LIBERTAD.

Y luego no eras nada, sino soledad.

Desperté de nuevo.
Y no había nadie junto a mí.

Dolió mucho, (porque no existías.)

Fue así como comprendí que cada recuerdo de soledad duerme y despierta penetrando a cada anhelo de libertad.

Sucedió realmente, desde el refugio donde los espíritus no son capaces de pronunciar su propio nombre, y mucho menos, el de quienes se han ausentado en el camino.

...Y sucedió un primer viernes mágico de marzo.

1 comentario:

Rain (Virginia M.T.) dijo...

Iván, creo en la bendición cono una estela terrenal: tenías que escribirlo. Sobre la soledad/libertad. Esas sensaciones que dejas aquí, a miles y miles de kilómteros quien te escribe, las ha sentido desde su propia interioridad.

Cuánto bien me hace llegar aquí. Puedo quedarme con la melancolía prendida, mas siempre me hace bien...