"I got my propaganda
I got revisionism
I got my violence
In hi-def ultra-realism
All a part of this great nation
I got my fist
I got my plan
I got survivalism."
Nine Inch Nails, Survivalism.
Un Eclipse Total de Luna sucedió durante las primeras horas de la madrugada, dotando al satélite de un atípico color rojizo.
Durante el suceso (y por breves instantes), un pensamiento ingenuo me abordó:
¿Cómo veríamos a la Tierra, si habitáramos la luna de modo permanente en estos días?
Más aún, ¿Cómo la veríamos en los años que han de venir?
Una enorme esfera azul y blanca continuará palideciendo, hasta perder sus tonalidades originales. Luego se ensombrecerá con siniestros nubarrones grisáceos, y finalmente, agonizará consumida por la oscuridad de una atmósfera envenenada.
Ese Tiempo es el nuestro: el mismo de la ultraviolencia, el terrorismo, la aniquilación que se convierte en una práctica rutinaria y pasa desapercibida diariamente. Sin lástima ni pena, debo decir que resulta exquisito. Es una delicia para los excesos y una fuente inagotable de inspiración cuando se desea contribuir al arte de la decadencia.
A fin de cuentas es el único mundo que habitamos...
Por ahora.
Últimamente pienso que este planeta no tiene justificación alguna para continuar girando...
Salvo cuando hay eclipses, claro.
martes, agosto 28, 2007
miércoles, agosto 22, 2007
El advenimiento de un huracán.
"When the rain came down, I was older than the earth
I could die right now, and plan another birth
Anytime I choose
I am in peace, in love, in harmony when the rain comes.
When the rain came down, I was standing in the green
My soul was touched by every tree that my eyes could see
I am in peace, in love, in harmony when the rain comes down..."
Happy Rhodes, When the rain came down.
Durante mi estadía en el terruño, he acudido al parque de los andadores concéntricos. El ambiente que predomina en la ciudad es tenso, ante la expectativa de que un fenómeno ciclónico azotará con fuerza al Golfo y descargará lluvias intensas sobre la zona montañosa. Por esta razón, la tarde adquiere cierto cariz emocionante.
Me postro sobre el césped e intento escribir unas cuantas líneas, que van de lo trivial a lo esotérico. La fuerza y el silbido creciente del viento estimula con bríos mi imaginación: pronto, en cuestión de minutos, observo cómo los tonos azules y verdes de la naturaleza se transforman en dominantes cromas grisáceos, como si aquellos espíritus de luz y de oscuridad -los del pasado y del futuro-, quienes merodean en esta región, acudiesen a un concilio en el parque.
Una energía inexplicable se libera cuando sopla el viento de las montañas, la misma que intensifica los colores y las sombras de los objetos, así como el brillo de las estrellas y el calor del fuego.
Cuando esto sucede, es imposible nombrar de alguna manera al conjunto de sensaciones que unos cuantos mortales aún podemos experimentar. Si acaso, intentaría explicarlo como "una mezcla de euforia, libertad y melancolía".
Ésta es la energía que libera el viento cuando se aproxima un huracán.
Quizás se trate de una reacción atávica que prevalece en el mundo, que nos concede la oportunidad de sentir algo nuevo en la existencia.
I could die right now, and plan another birth
Anytime I choose
I am in peace, in love, in harmony when the rain comes.
When the rain came down, I was standing in the green
My soul was touched by every tree that my eyes could see
I am in peace, in love, in harmony when the rain comes down..."
Happy Rhodes, When the rain came down.
Durante mi estadía en el terruño, he acudido al parque de los andadores concéntricos. El ambiente que predomina en la ciudad es tenso, ante la expectativa de que un fenómeno ciclónico azotará con fuerza al Golfo y descargará lluvias intensas sobre la zona montañosa. Por esta razón, la tarde adquiere cierto cariz emocionante.
Me postro sobre el césped e intento escribir unas cuantas líneas, que van de lo trivial a lo esotérico. La fuerza y el silbido creciente del viento estimula con bríos mi imaginación: pronto, en cuestión de minutos, observo cómo los tonos azules y verdes de la naturaleza se transforman en dominantes cromas grisáceos, como si aquellos espíritus de luz y de oscuridad -los del pasado y del futuro-, quienes merodean en esta región, acudiesen a un concilio en el parque.
Una energía inexplicable se libera cuando sopla el viento de las montañas, la misma que intensifica los colores y las sombras de los objetos, así como el brillo de las estrellas y el calor del fuego.
Cuando esto sucede, es imposible nombrar de alguna manera al conjunto de sensaciones que unos cuantos mortales aún podemos experimentar. Si acaso, intentaría explicarlo como "una mezcla de euforia, libertad y melancolía".
Ésta es la energía que libera el viento cuando se aproxima un huracán.
Quizás se trate de una reacción atávica que prevalece en el mundo, que nos concede la oportunidad de sentir algo nuevo en la existencia.
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Parques,
Viento del Norte
martes, agosto 14, 2007
Una de estas noches.
“And all the drugs in the world
Can’t save us from ourselves
Victims with the saddest hearts
Passing by the grace of god,
there by the grace of god.”
Manic Street Preachers, There by the grace of god.
Desde la recámara, observo las luces lejanas de las montañas, así como las estrellas que relucen sobre éstas. Se trata de pequeños destellos intensos y dispersos que irrumpen en la oscuridad, como una alegoría de mi existencia.
La extrañeza lánguida de los días aletarga el tiempo, cubriendo todo con un manto gris que tras el crepúsculo inesperado se torna negro. La sensación de vivir bajo el auspicio de un interminable eclipse total de sol, enrarece la atmósfera. Las notas de la prensa se han convertido en acontecimientos tediosos y rutinarios, donde la vida y la muerte se fusionan y carecen de importancia.
Pronto iré a dormir sin la necesidad de escribir otro relato. No habrá más mártires ni villanos, ni héroes o almas penitentes. Los ecos de murmullos y lamentos distantes agonizarán en el reino del silencio.
Una de estas noches caminaré hasta el punto más distante, donde la delgada línea que separa la cima de la montaña más alta, de la bóveda celeste, desaparece y fusiona a varios mundos, más allá del entendimiento humano.
Entonces, dos arquetipos con magia lúdica penetrarán el universo etéreo, caminando en tierras ignotas, dejando atrás un rastro compartido.
Can’t save us from ourselves
Victims with the saddest hearts
Passing by the grace of god,
there by the grace of god.”
Manic Street Preachers, There by the grace of god.
Desde la recámara, observo las luces lejanas de las montañas, así como las estrellas que relucen sobre éstas. Se trata de pequeños destellos intensos y dispersos que irrumpen en la oscuridad, como una alegoría de mi existencia.
La extrañeza lánguida de los días aletarga el tiempo, cubriendo todo con un manto gris que tras el crepúsculo inesperado se torna negro. La sensación de vivir bajo el auspicio de un interminable eclipse total de sol, enrarece la atmósfera. Las notas de la prensa se han convertido en acontecimientos tediosos y rutinarios, donde la vida y la muerte se fusionan y carecen de importancia.
Pronto iré a dormir sin la necesidad de escribir otro relato. No habrá más mártires ni villanos, ni héroes o almas penitentes. Los ecos de murmullos y lamentos distantes agonizarán en el reino del silencio.
Una de estas noches caminaré hasta el punto más distante, donde la delgada línea que separa la cima de la montaña más alta, de la bóveda celeste, desaparece y fusiona a varios mundos, más allá del entendimiento humano.
Entonces, dos arquetipos con magia lúdica penetrarán el universo etéreo, caminando en tierras ignotas, dejando atrás un rastro compartido.
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Enigmatario,
Fin del Mundo
domingo, agosto 05, 2007
Una pálida sombra (El origen de la melancolía).
“And so it was later
as the miller told his tale,
that her face at first just ghostly
turned a whiter shade of pale.”
Procol Harum, A whiter shade of pale.
1967.
Los últimos rayos del ocaso iluminaban tu semblante adusto, mientras caminabas cuesta abajo por el callejón. Tenías una figura esbelta y tu cabello castaño se enrulaba, brindándote un rostro digno de aparecer en cualquier revista de la época.
Llevabas un vestido holgado y portabas un bolso —confeccionado por ti misma— que sujetado de un hombro, atravesaba tu pecho, a manera de un morral.
¿Qué guardabas en él, a los quince años?
Sólo algo más importante que un libro de Desmond Morris:
Y eran todas tus ilusiones.
Te internaste en una casa, y entonces arribaste a la fiesta.
Imagina una fiesta cualquiera en 1967. No sólo eso: imagina una fiesta en una casa cualquiera, en una pequeña ciudad de la provincia mexicana, cuando en realidad, en ese momento (y en todos los subsecuentes), ¡te merecías el mundo!
Merecías surcar el océano para que el mundo entero te conociera y la memoria colectiva te perpetuara.
Pero no fue así.
¿Quién puede tener una idea de lo que era vivir en una pequeña ciudad de la provincia mexicana y escuchar “A whiter shade of pale” durante una fiesta cualquiera, en 1967? ¿Quién?
Nadie puede imaginarlo.
Alguno de los asistentes te sacó a bailar. (Alguien cuya identidad se perdió en el olvido). Por primera vez —y por última—, estuviste a punto de esbozar una sonrisa. A medida que la canción proseguía, te convertías vívidamente en “una de las dieciséis vírgenes vestales” a quienes hace referencia el tema.
Y justo cuando estuviste a punto de sonreír… Sobrevino un apagón.
La canción de Procol Harum, envuelta en su atmósfera de misterio y parsimonia, terminó.
A partir de ese instante te convertiste en La Mujer sin Sonrisa.
Ése fue el origen de la melancolía, hace 40 años.
“Y esto fue lo que ocurrió
mientras el molinero narraba su cuento,
el rostro de ella inicialmente fantasmal
se convirtió en una pálida sombra.”
as the miller told his tale,
that her face at first just ghostly
turned a whiter shade of pale.”
Procol Harum, A whiter shade of pale.
1967.
Los últimos rayos del ocaso iluminaban tu semblante adusto, mientras caminabas cuesta abajo por el callejón. Tenías una figura esbelta y tu cabello castaño se enrulaba, brindándote un rostro digno de aparecer en cualquier revista de la época.
Llevabas un vestido holgado y portabas un bolso —confeccionado por ti misma— que sujetado de un hombro, atravesaba tu pecho, a manera de un morral.
¿Qué guardabas en él, a los quince años?
Sólo algo más importante que un libro de Desmond Morris:
Y eran todas tus ilusiones.
Te internaste en una casa, y entonces arribaste a la fiesta.
Imagina una fiesta cualquiera en 1967. No sólo eso: imagina una fiesta en una casa cualquiera, en una pequeña ciudad de la provincia mexicana, cuando en realidad, en ese momento (y en todos los subsecuentes), ¡te merecías el mundo!
Merecías surcar el océano para que el mundo entero te conociera y la memoria colectiva te perpetuara.
Pero no fue así.
¿Quién puede tener una idea de lo que era vivir en una pequeña ciudad de la provincia mexicana y escuchar “A whiter shade of pale” durante una fiesta cualquiera, en 1967? ¿Quién?
Nadie puede imaginarlo.
Alguno de los asistentes te sacó a bailar. (Alguien cuya identidad se perdió en el olvido). Por primera vez —y por última—, estuviste a punto de esbozar una sonrisa. A medida que la canción proseguía, te convertías vívidamente en “una de las dieciséis vírgenes vestales” a quienes hace referencia el tema.
Y justo cuando estuviste a punto de sonreír… Sobrevino un apagón.
La canción de Procol Harum, envuelta en su atmósfera de misterio y parsimonia, terminó.
A partir de ese instante te convertiste en La Mujer sin Sonrisa.
Ése fue el origen de la melancolía, hace 40 años.
“Y esto fue lo que ocurrió
mientras el molinero narraba su cuento,
el rostro de ella inicialmente fantasmal
se convirtió en una pálida sombra.”
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La Mujer sin Sonrisa,
Relatos
sábado, agosto 04, 2007
Campos de Oro.
"Many years have passed since all summer days
Among the fields of barley
See the children run as the sun goes down
Among the fields of gold
You'll remember me when the west wind moves
Upon the fields of barley
You can tell the sun in his jealous sky
When we walked in the fields of gold"
Sting, Fields of Gold.
¿Recuerdas estas líneas?
"My name is Ophanim, and I'm the wise spirit of the North Wind.
This decade owns me and you're my slave of freedom,
so spread your wings of imagination
and inspire me to write dark lines".
¡Escribíamos juntos tantas líneas en 1995!
Cuando creíamos que el mundo era un refugio donde aún podíamos emocionarnos.
(Con el tiempo todo terminaría por suceder).
Samaritana en un lienzo:
Espiritualmente tú fuiste el comienzo, antes de cualquier comienzo. ¿Recuerdas? Fue una tarde a finales de septiembre, mientras escuchábamos Fields of Gold.
Desde entonces hasta estos días, nuestro "microuniverso" ha cambiado demasiado. Muchas líneas que solía escribir para tí, al igual que muchos trazos que dibujaste para mí, se han perdido en un mundo que no teme al olvido. Sin embargo, de algún modo, nuestro reino etéreo permanece inalterable, en algún sitio.(En la Selva de Brocileande, quizás).
En esencia somos un par de voces y un par de espíritus que de modo cíclico se reencuentran, porque en realidad nunca te has marchado. Por ejemplo, ahora mismo un gato azul me observa mientras te escribo estas líneas.
Todo eso eras y en todo eso me convertiste.
A menudo apareces en mis sueños, como nadie más. Surcas los horizontes más extraños e incomprensibles de la conciencia e irradias luz. Me gusta pensar que nuestros campos de oro continúan brillando en algún sitio, reteniendo las huellas de un par de amigos quienes recorrieron antiguos cementerios, callejones y legendarios parques que son eternos.
Tú siempre fuiste (y siempre serás), el primer ser de luz y la primera amiga a quien conocí en esta existencia.
También conservo tus líneas:
"Yo siempre quise ver un unicornio y durante años lamenté no haberlo encontrado. Ahora comprendo que los unicornios habitan en el alma, y tú eres el primero que he conocido.¡Gracias por mostrarme el camino!"
Después de doce años, puedo responderte:
¡Gracias a tí!
Finalmente hallamos juntos el cuerno espiralado.
"Él señala el pórtico,
custodia el camino,
aguarda hasta el fin".