sábado, agosto 04, 2007
Campos de Oro.
"Many years have passed since all summer days
Among the fields of barley
See the children run as the sun goes down
Among the fields of gold
You'll remember me when the west wind moves
Upon the fields of barley
You can tell the sun in his jealous sky
When we walked in the fields of gold"
Sting, Fields of Gold.
¿Recuerdas estas líneas?
"My name is Ophanim, and I'm the wise spirit of the North Wind.
This decade owns me and you're my slave of freedom,
so spread your wings of imagination
and inspire me to write dark lines".
¡Escribíamos juntos tantas líneas en 1995!
Cuando creíamos que el mundo era un refugio donde aún podíamos emocionarnos.
(Con el tiempo todo terminaría por suceder).
Samaritana en un lienzo:
Espiritualmente tú fuiste el comienzo, antes de cualquier comienzo. ¿Recuerdas? Fue una tarde a finales de septiembre, mientras escuchábamos Fields of Gold.
Desde entonces hasta estos días, nuestro "microuniverso" ha cambiado demasiado. Muchas líneas que solía escribir para tí, al igual que muchos trazos que dibujaste para mí, se han perdido en un mundo que no teme al olvido. Sin embargo, de algún modo, nuestro reino etéreo permanece inalterable, en algún sitio.(En la Selva de Brocileande, quizás).
En esencia somos un par de voces y un par de espíritus que de modo cíclico se reencuentran, porque en realidad nunca te has marchado. Por ejemplo, ahora mismo un gato azul me observa mientras te escribo estas líneas.
Todo eso eras y en todo eso me convertiste.
A menudo apareces en mis sueños, como nadie más. Surcas los horizontes más extraños e incomprensibles de la conciencia e irradias luz. Me gusta pensar que nuestros campos de oro continúan brillando en algún sitio, reteniendo las huellas de un par de amigos quienes recorrieron antiguos cementerios, callejones y legendarios parques que son eternos.
Tú siempre fuiste (y siempre serás), el primer ser de luz y la primera amiga a quien conocí en esta existencia.
También conservo tus líneas:
"Yo siempre quise ver un unicornio y durante años lamenté no haberlo encontrado. Ahora comprendo que los unicornios habitan en el alma, y tú eres el primero que he conocido.¡Gracias por mostrarme el camino!"
Después de doce años, puedo responderte:
¡Gracias a tí!
Finalmente hallamos juntos el cuerno espiralado.
"Él señala el pórtico,
custodia el camino,
aguarda hasta el fin".
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