“To man I come
A man my number, Lion of Light,
I am The Beast whose Law is Love.
—Love under will, his royal right—
Behold within, and not above,
One star in sight!”
Aleister Crowley, One star in sight.
Prefacio
Imágenes olvidadas, relegadas en alguna parte de la memoria, entre grietas, paredes salitrosas y objetos del tiempo antiguo, supuran sangre y emanan un olorcillo agridulce cuando se recuerdan (y cuando se relatan), a las generaciones postreras.
Todos los acontecimientos del mundo, independientemente de su ubicación y su momento, han tenido una causa determinada, como también han perseguido un fin. En el Universo, nada ha sucedido por azar, por accidente o por equivocación (aunque en innumerables ocasiones las circunstancias de la existencia o las tendencias de la época hiciesen pensar lo contrario).
I.
El sueño del nigromante
Ciudad de México, primavera de 1900.
Una inusitada sensación de bonanza y algarabía se reflejaba en los rostros de los habitantes capitalinos, logrando opacar, aunque fuera por breves instantes, los descontentos sociales y los malos augurios que para ese entonces ya eran dignos de consideración.
Unos cuantos días atrás, la Sociedad Astronómica se había visto obligada a publicar una declaración oficial como respuesta a los cientos de cartas recibidas, aduciendo que resultaba de todo punto imposible fijar una fecha precisa o respaldar con validez científica los panfletos que durante los días previos habían circulado en las calles, vaticinando temibles lluvias de fuego y un sismo de magnitudes cataclísmicas, tras el cual sobrevendría el final de los tiempos.
Si bien es cierto que las profecías aterradoras provocaban risa y burla entre buena parte de la población, las calles solían lucir desiertas los días señalados como funestos, y los ruidos y clamores de la gran ciudad se convertían en ecos distantes y murmullos, alterados únicamente por el vaivén de los tranvías y el tañido de las campanas.
Hacia el oriente, internándose en los linderos, briosas calzadas y mansiones se levantaban en los predios recién fraccionados de la Romita. La aristocracia imponía el estilo del eclecticismo francés y el art nouveau en cada fachada, en cada jardín y en cada nueva avenida.
Proveniente de una amplia habitación, el fonógrafo emitía una inquietante melodía, y desde el interior, su huésped resultaba intrigante, de igual forma: hombre y bestia, mito y maldición, ídolo y demonio. Aclamado y vilipendiado por cientos de seguidores y detractores. Poeta, hechicero y explorador del mundo, de mente ávida y naturaleza pansexual. La noche del 28 de mayo, justo después del eclipse total de luna, mr. Aleister Crowley fue a dormir de un modo tan plácido como cualquier otra noche, luego de conversar con los espíritus.
Mientras dormía, visualizó imágenes inauditas: una turba de magnitudes apoteósicas clamaba confundida en la ciudad. El caos, el polvo y el fuego asolaban a la muchedumbre. Después había lágrimas, separación y un sentimiento de lejanía. Una última imagen se mostraba antes de despertar, y contenía cenizas.
A la mañana siguiente, justo antes de partir a las escarpadas cimas del altiplano, el señor Crowley esbozó en una pequeña hoja la imagen de su sueño. Lo colocó tras el dintel de la ventana y finalmente lo olvidó, quizás por descuido, o por alguna razón premeditada.
Lo cierto es que el dibujo permaneció ahí, oculto, casi olvidado, entre los anales del tiempo.
miércoles, julio 04, 2007
domingo, junio 24, 2007
Nuevo relato entre los escombros.
"Enjuaga el blanco muslo
bellísimo Dios,
en la luna de los bosques,
en la montaña de mármol,
¡En el semioscuro amanecer de la fuente
de ámbar!"
Aleister Crowley, Himno a Pan.
Los días de lluvia y humedad han traído de vuelta esos ánimos por crear y relatar historias.
Como escribí hace algunos días, hace más de un año, salvo los roces incidentales en que haya incursionado este blog, dejé de experimentar con el Discurso Literario. Y en cambio, me dediqué de lleno a la publicidad, la mercadotectia y algún texto menor de carácter académico que consumió mi tiempo en la Gran Ciudad.
Ahora, de nueva cuenta, una historia ha surgido en mi mente. Me ha "abstraído" durante horas enteras, en las noches silentes de la montaña y en los atardeceres grises. Escribir supone para mí crear realidades ausentes, dar vida a la ficción alentando a seres que podrían coexistir conmigo en este instante.
Y de hecho, lo hacen.
Casi olvidaba, también, esa emoción que provee el oficio de escribir y que a la inmensa mayoría de las personas con quienes convivo resulta desconocida, absurda, casi ridícula: la de "encarnar" por unos instantes, y de modo inmaterial, a cada personaje de un relato.Implica "entrar en trance", convertirme en un medium de los personajes viscerales, espirituales, lúdicos y visionarios que de modo inconciente revelan fragmentos de mi esencia.
Y en esta ocasión, ha sido una labor angustiante, desoladora.
Indagar en dónde reside la raíz del Ser Humano por ansiar una tragedia, vaticinando hechos funestos, profetizando de modo apocalíptico, la aniquilación, puede parecer un tema ordinario, cuando los anuncios de terremotos y colisiones cósmicas firmados con fecha y hora se han vuelto material extenso de charlas y documentales televisivos.
Ahora bien, demarcar ese "fin del mundo" a un par de individuos, y expresar ese concepto a través de alguien que se enamora de una ausencia tras la puerta, podría ser, con suerte, un relato interesante.
En mi opinión, ningún relato se conforma sólo de ficción, sino que existe una historia verídica detrás... Aunque haya sido un sueño, o mejor aún, una alucinación.
bellísimo Dios,
en la luna de los bosques,
en la montaña de mármol,
¡En el semioscuro amanecer de la fuente
de ámbar!"
Aleister Crowley, Himno a Pan.
Los días de lluvia y humedad han traído de vuelta esos ánimos por crear y relatar historias.
Como escribí hace algunos días, hace más de un año, salvo los roces incidentales en que haya incursionado este blog, dejé de experimentar con el Discurso Literario. Y en cambio, me dediqué de lleno a la publicidad, la mercadotectia y algún texto menor de carácter académico que consumió mi tiempo en la Gran Ciudad.
Ahora, de nueva cuenta, una historia ha surgido en mi mente. Me ha "abstraído" durante horas enteras, en las noches silentes de la montaña y en los atardeceres grises. Escribir supone para mí crear realidades ausentes, dar vida a la ficción alentando a seres que podrían coexistir conmigo en este instante.
Y de hecho, lo hacen.
Casi olvidaba, también, esa emoción que provee el oficio de escribir y que a la inmensa mayoría de las personas con quienes convivo resulta desconocida, absurda, casi ridícula: la de "encarnar" por unos instantes, y de modo inmaterial, a cada personaje de un relato.Implica "entrar en trance", convertirme en un medium de los personajes viscerales, espirituales, lúdicos y visionarios que de modo inconciente revelan fragmentos de mi esencia.
Y en esta ocasión, ha sido una labor angustiante, desoladora.
Indagar en dónde reside la raíz del Ser Humano por ansiar una tragedia, vaticinando hechos funestos, profetizando de modo apocalíptico, la aniquilación, puede parecer un tema ordinario, cuando los anuncios de terremotos y colisiones cósmicas firmados con fecha y hora se han vuelto material extenso de charlas y documentales televisivos.
Ahora bien, demarcar ese "fin del mundo" a un par de individuos, y expresar ese concepto a través de alguien que se enamora de una ausencia tras la puerta, podría ser, con suerte, un relato interesante.
En mi opinión, ningún relato se conforma sólo de ficción, sino que existe una historia verídica detrás... Aunque haya sido un sueño, o mejor aún, una alucinación.
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viernes, junio 15, 2007
Hace siete años.

"Sleepwalker take this knife,
You may see someone tonight,
you'd be the one who saves my life,
When I'm dead asleep dreaming..."
The Wallflowers, Sleepwalker.
Puede parecer absurdo, pero el tiempo transcurre demasiado rápido conforme avanzan estos días. Es como si tuviera prisa por encontrar su fin.
Enciendo la radio y de primera impresión, pienso que aquellas canciones complacientes que escucho sonaban hace poco: las de Wallflowers, las de Creed, las de Matchbox 20... Hace siete años, para ser preciso. Cuando el primer año del siglo -o según otros, el último de la centuria precedente-, acontecía.
Ojalá la vida importase tan poco como en esos días.
Ojalá el futuro fuese tan impredecible,
Y las noches tan prístinas.
Y los sueños tan prolongados,
Y las heridas tan vanales.
Ojalá las aguas turbias de las fuentes descuidadas que ahora vuelvo a recorrer,
fueran un poco cristalinas,
Como hace siete años.
¿En dónde cae la brisa fría e intempestiva que descendía del cielo en el año 2000?
Se evaporó, al igual que la búsqueda de nuevas emociones.
¿En dónde están los rostros conocidos de los primeros amigos?
Uno a uno se han marchado, dejando atrás el velo de niebla y un silencio deletéreo que se extiende por las calles.
Es así como el agua de las fuentes se ha vuelto turbia, y la humedad de los parques ha perdido la esencia de la inspiración.
La vida y la soledad ya no me nutre como solía hacerlo.
Los secretos de mi Tiempo han sido revelados, mientras los días avanzan con premura, ansiosos por finalizar.
Ya no me complace estar solo.
¿A quién vamos a temer, el día que todos nuestros espectos hayan muerto?
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domingo, junio 10, 2007
La Templanza.
"Tal vez si les dijéramos que somos escritores,
que tenemos una idea distinta de la prosperidad
y de cómo alcanzarla,
pensarían que somos un par de idiotas".
Adriana Díaz Enciso, Nada.
De vuelta al lugar de origen, por unos días.
Despierto y de inmediato abro la misma ventana que abrí a los 17 y a los 22 años, y aspiro la humedad que se percibe en la ciudad. Un par de montañas imponentes dominan el paisaje, y por las noches, la niebla refresca algo más que al clima: trae de vuelta las vivencias de otro tiempo, mientras expande el frío solemne que nos hace sentir vivos.
Pienso en la posibilidad de "engendrar" un relato.
La verdad es que el último año no he escrito ninguno, ni una sola narración que involucrase a alguno de los personajes a quienes solía dar vida.
Llegué a creer que Ibardhim estaba muerto, perdido en algún punto de la Gran Ciudad, demente por una desmedida congestión de ajenjo checo o husmeando las secreciones de un cuarto oscuro, subsistiendo gracias a la monotonía de la vida, luego de haber perdido la capacidad para inmiscuirse en una historia... Pero no fue así.
Descubrí que seguía vivo, en el momento en que abrí un cajón, y un naipe se deslizó hacia el suelo: era la Templanza.
Por un instante, decenas de pensamientos furtivos me abordaron, desechando cualquier indicio de azar o coincidencia. Vi pasar ante mí un pasaje familiar, un lugar con atmósfera, personajes y situaciones propias.
Y a partir de ahora, durante los días siguientes, tengo en claro un eje creativo en torno al cual debo ocuparme.
Ibardhim resurgió de los escombros de la Gran Ciudad, un año después.
que tenemos una idea distinta de la prosperidad
y de cómo alcanzarla,
pensarían que somos un par de idiotas".
Adriana Díaz Enciso, Nada.
De vuelta al lugar de origen, por unos días.
Despierto y de inmediato abro la misma ventana que abrí a los 17 y a los 22 años, y aspiro la humedad que se percibe en la ciudad. Un par de montañas imponentes dominan el paisaje, y por las noches, la niebla refresca algo más que al clima: trae de vuelta las vivencias de otro tiempo, mientras expande el frío solemne que nos hace sentir vivos.
Pienso en la posibilidad de "engendrar" un relato.
La verdad es que el último año no he escrito ninguno, ni una sola narración que involucrase a alguno de los personajes a quienes solía dar vida.
Llegué a creer que Ibardhim estaba muerto, perdido en algún punto de la Gran Ciudad, demente por una desmedida congestión de ajenjo checo o husmeando las secreciones de un cuarto oscuro, subsistiendo gracias a la monotonía de la vida, luego de haber perdido la capacidad para inmiscuirse en una historia... Pero no fue así.
Descubrí que seguía vivo, en el momento en que abrí un cajón, y un naipe se deslizó hacia el suelo: era la Templanza.
Por un instante, decenas de pensamientos furtivos me abordaron, desechando cualquier indicio de azar o coincidencia. Vi pasar ante mí un pasaje familiar, un lugar con atmósfera, personajes y situaciones propias.
Y a partir de ahora, durante los días siguientes, tengo en claro un eje creativo en torno al cual debo ocuparme.
Ibardhim resurgió de los escombros de la Gran Ciudad, un año después.

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sábado, mayo 26, 2007
Emancipación.

"Follow through
Make your dreams come true
Don't give up the fight
You will be alright
'Cause there's no one like you in the universe
Don't be afraid
What your mind conceives
You should make a stand
Stand up for what you believe
And tonight
We can truly say
Together we're invincible"
Muse, Invincible.
A medida que el autobús avanza por la carretera, me invade una sensación de calma y liberación. Descubro mi rostro y abro la ventanilla, para apreciar con admiración -casi con vehemencia-, la fuerza del viento tramontana: es el sentimiento de la libertad recobrada, que como el tiempo y el autobús, sólo avanza en un sentido y nunca retrocede.
Infinidad de colores y matices se proyectan en el horizonte, como en una escena fílmica: van del ocre al magenta y del púrpura al turquesa. Ocultos entre estos, se encuentran los cromas jamás nombrados por los mortales: aquellos que sólo se presentan en los sueños.
Pienso precisamente en los sueños, mientras atravieso pueblos polvorientos, páramos desolados, un fuerte abandonado y finalmente, el bosque de niebla. Niños ríen empinando un papalote, un chico se alinea con el autobús durante algunos minutos, a bordo de su bicicleta, un perro pastor duerme en la estancia de una casa... Tomo conciencia de sus vidas, de su realidad, de sus sueños y sus anhelos.
¿Acaso tienen anhelos?
¿Pintan sus sueños con miles de colores y matices, o se limitan a respirar para "producir", como los seres soberbios?
Por supuesto que tienen sueños. Y sin saber, durante unos instantes, ellos están conformando los míos.
Los soberbios en cambio, no tienen sueños, por eso duermen tan poco. Sólo tienen ansias de escalar una montaña sin descalzar primero sus zapatos, para apreciar sus pies desnudos y sentir la tierra húmeda.
Los últimos rayos del sol se pierden con la lejanía del ocaso, dando paso a las luces que se encienden en la Tierra. No me cabe la menor duda: cuando muera en suelo boreal, mi espíritu se unirá al viento que avivará el fuego por las noches, proclamando con voz potente la palabra LIBERTAD.
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miércoles, mayo 02, 2007
El último vagón.
(Reflexiones en torno a los 27 años).
“Esperé durante horas, aguardando el último vagón”
Creativo.
Cabe la posibilidad de que alguna vez en la vida, el tiempo se confunda. Durante los últimos siete años, buena parte de mis relatos se han alimentado de esa idea: virando el viento del Sur al Norte, trayendo de nuevo el olor fresco de las araucarias en otoño, como si fuese la primera vez que esosucede, prolongando el tañido de las campanas a la medianoche, expandiéndolo en el orbe, bajo la mirada atónita de una sangrante luna llena que jamás debe observarse en soledad.
“Solitario en el andén, entre sombras lóbregas”
Satisfecho.
Escribo estas líneas dedicándolas a todos aquellos seres portadores de luz, que ataviados de oscuridad, me han acompañado al bosque eterno o a alguno de los parques de mi vida, (y se han internado en mis líneas). Pienso y agradezco a todos ellos (a los vivos y los muertos), por brindar sustento a mi existencia: a la samaritana surrealista, a dañado post-grunger, a biógrafa Chú y al admirador de Wilde.
“Minutos antes de la medianoche, lo abordé”
Sublime.
Una mujer me sujeta con fuerza y con ternura. Primero me enseña a caminar y después camina junto a mí. Finalmente, me obsequia el mejor legado de su vida: la libertad. Regresa a casa y duerme sola. Nunca sonríe. Al final sólo descansa y se aparece en sueños, pintando lienzos con un matiz chedrón. Con ese mismo color, le dibujo un sonrisa. Derrama una lágrima y después se desvanece: se ha transformado en viento.
“Los rieles rechinaban con furia, adentrándose en el túnel”
Lúbrico.
Voy a rezar por los recuerdos, por los deseos y por los sueños. Rezaré por los misterios, los artilugios y sortilegios. Y también por los besos, los abrazos, las eyaculaciones y los delirios. Y cuando comience a rezar, millones de estrellas, una por una, sucumbirán como bengalas en el firmamento. Las llamas de las velas y los cirios relucirán con fuego cian, y el vino se mezclará con el ajenjo.
Voy a rezar y a caminar, anhelando que hagas lo mismo, en algún lugar…
Si es que existes.
“Y en el trayecto reinaba la oscuridad”
Espiritual.
Está sucediendo muy rápido, casi de modo imperceptible: los días van perdiendo su interés por transcurrir. Pronto, el gran aliciente de la vida, -la música, resonará con la trompeta del ángel Abadón y en ese instante, miles de legiones de espíritus arcanos se abalanzarán sobre la faz del mundo, destruyendo cúpulas y altares de escarnio. Cuando esta tierra sea sacudida con violencia y reine el caos, ¿a quién abrazará Ibardhim a mitad de una calle oscura? Todos los finales se convertirán en uno solo.
“Hasta que por fin, la luz irradió mi vista”
Inmortal.
Por supuesto, me emociona cumplir 27 años: porque a mi edad, ya he cruzado los umbrales (todos, menos uno). Me sumergí en las profundidades de un océano y sufrí la corrosión de la salinidad del semen, luego me interné en el bosque inhóspito de la melancolía, cruzándolo de extremo a extremo. También exploré el espacio sideral, allí donde mora la imaginación que se regocija narrando historias… Finalmente presencié el fin de los tiempos en una noche sin estrellas, atestiguando el vacío del mundo, que se hundía en un abismo.
“Y entonces aprecié los ecos del submundo”
Mágico.
En la lejanía, echado bajo un árbol, se encuentra un gato. Observa las historias de los humanos y las guarda en su memoria. Es un escribano, y se le ha encomendado la misión de presenciar los relatos de hombres y mujeres, quienes en su afán de trascendencia, corren desbocados hasta desfallecer. Esta noche intentaré seguirlo, y como es costumbre, iré creando un soliloquio sobre su partida, cuando de modo esquivo, desaparezca y traspase los portales del tiempo que escapan a la razón humana.
“Por fin, arribé a la última estación: y estaba vacía”
Épico.
Cuando este espacio no invoque línea nueva alguna, y el universo en su conjunto clame por su finitud, prevalecerá el viento cósmico sin nombre, y quizás, a través de los eones, susurre una voz, una vieja canción:
La voz de alguien que tiene el corazón
De quien entiende la pureza
De la naturaleza
Donde no hay pecado, ni perdón.
“Esperé durante horas, aguardando el último vagón”
Creativo.
Cabe la posibilidad de que alguna vez en la vida, el tiempo se confunda. Durante los últimos siete años, buena parte de mis relatos se han alimentado de esa idea: virando el viento del Sur al Norte, trayendo de nuevo el olor fresco de las araucarias en otoño, como si fuese la primera vez que esosucede, prolongando el tañido de las campanas a la medianoche, expandiéndolo en el orbe, bajo la mirada atónita de una sangrante luna llena que jamás debe observarse en soledad.
“Solitario en el andén, entre sombras lóbregas”
Satisfecho.
Escribo estas líneas dedicándolas a todos aquellos seres portadores de luz, que ataviados de oscuridad, me han acompañado al bosque eterno o a alguno de los parques de mi vida, (y se han internado en mis líneas). Pienso y agradezco a todos ellos (a los vivos y los muertos), por brindar sustento a mi existencia: a la samaritana surrealista, a dañado post-grunger, a biógrafa Chú y al admirador de Wilde.
“Minutos antes de la medianoche, lo abordé”
Sublime.
Una mujer me sujeta con fuerza y con ternura. Primero me enseña a caminar y después camina junto a mí. Finalmente, me obsequia el mejor legado de su vida: la libertad. Regresa a casa y duerme sola. Nunca sonríe. Al final sólo descansa y se aparece en sueños, pintando lienzos con un matiz chedrón. Con ese mismo color, le dibujo un sonrisa. Derrama una lágrima y después se desvanece: se ha transformado en viento.
“Los rieles rechinaban con furia, adentrándose en el túnel”
Lúbrico.
Voy a rezar por los recuerdos, por los deseos y por los sueños. Rezaré por los misterios, los artilugios y sortilegios. Y también por los besos, los abrazos, las eyaculaciones y los delirios. Y cuando comience a rezar, millones de estrellas, una por una, sucumbirán como bengalas en el firmamento. Las llamas de las velas y los cirios relucirán con fuego cian, y el vino se mezclará con el ajenjo.
Voy a rezar y a caminar, anhelando que hagas lo mismo, en algún lugar…
Si es que existes.
“Y en el trayecto reinaba la oscuridad”
Espiritual.
Está sucediendo muy rápido, casi de modo imperceptible: los días van perdiendo su interés por transcurrir. Pronto, el gran aliciente de la vida, -la música, resonará con la trompeta del ángel Abadón y en ese instante, miles de legiones de espíritus arcanos se abalanzarán sobre la faz del mundo, destruyendo cúpulas y altares de escarnio. Cuando esta tierra sea sacudida con violencia y reine el caos, ¿a quién abrazará Ibardhim a mitad de una calle oscura? Todos los finales se convertirán en uno solo.
“Hasta que por fin, la luz irradió mi vista”
Inmortal.
Por supuesto, me emociona cumplir 27 años: porque a mi edad, ya he cruzado los umbrales (todos, menos uno). Me sumergí en las profundidades de un océano y sufrí la corrosión de la salinidad del semen, luego me interné en el bosque inhóspito de la melancolía, cruzándolo de extremo a extremo. También exploré el espacio sideral, allí donde mora la imaginación que se regocija narrando historias… Finalmente presencié el fin de los tiempos en una noche sin estrellas, atestiguando el vacío del mundo, que se hundía en un abismo.
“Y entonces aprecié los ecos del submundo”
Mágico.
En la lejanía, echado bajo un árbol, se encuentra un gato. Observa las historias de los humanos y las guarda en su memoria. Es un escribano, y se le ha encomendado la misión de presenciar los relatos de hombres y mujeres, quienes en su afán de trascendencia, corren desbocados hasta desfallecer. Esta noche intentaré seguirlo, y como es costumbre, iré creando un soliloquio sobre su partida, cuando de modo esquivo, desaparezca y traspase los portales del tiempo que escapan a la razón humana.
“Por fin, arribé a la última estación: y estaba vacía”
Épico.
Cuando este espacio no invoque línea nueva alguna, y el universo en su conjunto clame por su finitud, prevalecerá el viento cósmico sin nombre, y quizás, a través de los eones, susurre una voz, una vieja canción:
La voz de alguien que tiene el corazón
De quien entiende la pureza
De la naturaleza
Donde no hay pecado, ni perdón.
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lunes, abril 30, 2007
El derrumbe del mito.
“Take your time and tell me
Where you lie
I realise
That we’ve been found out this time”.
Neil Tennant and Chris Lowe, In Private.
A propósito de aniversarios,
déjame escribirte algo:
me recuerdas a alguien a quien jamás he conocido.
Atravesé la entrada minutos después de la medianoche, internándome en el club donde confluyen las emociones y las secreciones. Música, cerveza y miles de luces multicolores estallaban ante la vista… Risas y a lo lejos, el murmullo de las almas solitarias, buscando un abrazo, un beso o cualquier contacto físico que fingiendo, sea capaz de otorgar sentido a la vida. Ese mismo sentido que se ausenta y se padece en la penumbra.
Rápidamente, los cuerpos se fusionaban, convirtiéndose en sombras, en sujetos que anhelando ser objetos, clamaban por tener utilidad (la que fuese).
Allí, perdido entre sonidos dispersos y rostros que se diluían, me encontré. Caminaba entre beats y la voz de Dusty Springfield quien cantaba “In private”,
What you’re gonna say
In private?
You still want my love
We’re in this together
And what you’re gonna do?
In public
Say you were never in love
That you can remember…
De pronto, las emociones se convirtieron en millones de bengalas que estallaron y no pudieron contenerse, como en las noches de otoño. A nuestro alrededor estaba el mundo, o siendo más honesto, esa pequeña porción inmunda y sin importancia que aún quedaba fragmentada, haciéndose añicos. Cada beso incitaba al romance y la lascivia…
Y en cada uno de esos besos, el último mito moría, a mis espaldas.
Al final sólo quedaba la sensación de que el pasado nunca había existido.
Sino sólo este presente, tu cuerpo al amanecer, nuestros espíritus y de nuevo, un beso.
Es verdad. Todo se resume en esta frase:
There’s nought so queer as folk.
Where you lie
I realise
That we’ve been found out this time”.
Neil Tennant and Chris Lowe, In Private.
A propósito de aniversarios,
déjame escribirte algo:
me recuerdas a alguien a quien jamás he conocido.
Atravesé la entrada minutos después de la medianoche, internándome en el club donde confluyen las emociones y las secreciones. Música, cerveza y miles de luces multicolores estallaban ante la vista… Risas y a lo lejos, el murmullo de las almas solitarias, buscando un abrazo, un beso o cualquier contacto físico que fingiendo, sea capaz de otorgar sentido a la vida. Ese mismo sentido que se ausenta y se padece en la penumbra.
Rápidamente, los cuerpos se fusionaban, convirtiéndose en sombras, en sujetos que anhelando ser objetos, clamaban por tener utilidad (la que fuese).
Allí, perdido entre sonidos dispersos y rostros que se diluían, me encontré. Caminaba entre beats y la voz de Dusty Springfield quien cantaba “In private”,
What you’re gonna say
In private?
You still want my love
We’re in this together
And what you’re gonna do?
In public
Say you were never in love
That you can remember…
De pronto, las emociones se convirtieron en millones de bengalas que estallaron y no pudieron contenerse, como en las noches de otoño. A nuestro alrededor estaba el mundo, o siendo más honesto, esa pequeña porción inmunda y sin importancia que aún quedaba fragmentada, haciéndose añicos. Cada beso incitaba al romance y la lascivia…
Y en cada uno de esos besos, el último mito moría, a mis espaldas.
Al final sólo quedaba la sensación de que el pasado nunca había existido.
Sino sólo este presente, tu cuerpo al amanecer, nuestros espíritus y de nuevo, un beso.
Es verdad. Todo se resume en esta frase:
There’s nought so queer as folk.
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lunes, abril 16, 2007
Notas para ella, desde un lugar lejano.
"Now in my solitude
I tend the flowers that I buy
As they slowly fade and die
Watered by the tears I cry".
Scott Walker, Angelica.
De viaje en el autobús, bordeando las aguas gélidas del Océano Pacífico e internándome en las montañas nevadas, me he tomado unos minutos para escribirte.
Desde que arribé a este sitio, me aborda el sentimiento extraño de que pertenezco a este lugar.
Existe una energía indescriptible (y una magia) en estas tierras. Por primera vez en varios años, quizás sólo comparable a las tardes cuando el viento frío del Norte inquietaba nuestras tierras montañosas, me siento satisfecho, en paz conmigo mismo. Creo que mi Dios, (que es toda esa energía natural que nos permite ser capaces de transmitir vida, compartirla y apreciarla en cada ser viviente), mora cerca de aquí, bajo las auroras boreales.
Pienso mucho en tí y me gustaría que vieras estos paisajes con tus propios ojos, que me abrazaras, me cubrieras y te sentaras junto a mí. Pienso en tí, en todo momento. Traigo a la mente esas tardes soleadas de playa en 1985... Cada vez que recuerdo esas imágenes, me doy cuenta que era un tipo muy feliz, estando contigo. Si tuviera que perpetuar una imagen asociada contigo en mi memoria, sería precisamente ésa.
Pienso también en todas las espirales que han dado cauce a mi vida a lo largo de estos años, y en todas las personas que sabiéndolo, o sin saberlo, me han traído hasta aquí. (También en aquellas quienes de mal modo, me lastimaron y me dieron la espalda). Pienso en todos ellos, por un instante... Y de verdad, a todos ellos les agradezco.
Ahora, (aunque sea por un momento y desde aquí), soy capaz de sonreír y valorar un instante como éste, con esa energía que me diste hace 26 años y que justo ahora, se fusiona con el entorno.
Me entristece un poco, y me brotan lágrimas al saber que no estás físicamente aquí, pero en el fondo, sé que no es así: esa misma energía que nos une, y nos hace ser tan parecidos, brota en este lugar. A través de mis ojos puedes ver y a través de mis líneas puedes imaginar este sitio, (incluso podrías pensar que tienes 26 años de nuevo y te detienes frente al Océano, para apreciar el camino hacia las montañas nevadas, y pintas una imagen sobre el lienzo, como solías hacer años atrás: del cadmio al malva, del cian al blanco...
De cierta forma, estás en cada parte de mí: en el olor a humedad, en el viento fresco que sopla y se interna en el bosque lluvioso... Estás conmigo siempre, porque la vida está aquí.
Cuando llegue el momento de distanciar nuestros cuerpos definitivamente, deberás alegrarte aún más: porque seremos más fuertes y nuestros espíritus caminarán juntos, primero en nuestro viejo bosque de niebla, y después aquí, en el bosque lluvioso.
Por ahora, y a unos cuantos kilómetros de lejanía, te doy gracias por estar aquí, y por internarte en estas líneas.
I tend the flowers that I buy
As they slowly fade and die
Watered by the tears I cry".
Scott Walker, Angelica.
De viaje en el autobús, bordeando las aguas gélidas del Océano Pacífico e internándome en las montañas nevadas, me he tomado unos minutos para escribirte.
Desde que arribé a este sitio, me aborda el sentimiento extraño de que pertenezco a este lugar.
Existe una energía indescriptible (y una magia) en estas tierras. Por primera vez en varios años, quizás sólo comparable a las tardes cuando el viento frío del Norte inquietaba nuestras tierras montañosas, me siento satisfecho, en paz conmigo mismo. Creo que mi Dios, (que es toda esa energía natural que nos permite ser capaces de transmitir vida, compartirla y apreciarla en cada ser viviente), mora cerca de aquí, bajo las auroras boreales.
Pienso mucho en tí y me gustaría que vieras estos paisajes con tus propios ojos, que me abrazaras, me cubrieras y te sentaras junto a mí. Pienso en tí, en todo momento. Traigo a la mente esas tardes soleadas de playa en 1985... Cada vez que recuerdo esas imágenes, me doy cuenta que era un tipo muy feliz, estando contigo. Si tuviera que perpetuar una imagen asociada contigo en mi memoria, sería precisamente ésa.
Pienso también en todas las espirales que han dado cauce a mi vida a lo largo de estos años, y en todas las personas que sabiéndolo, o sin saberlo, me han traído hasta aquí. (También en aquellas quienes de mal modo, me lastimaron y me dieron la espalda). Pienso en todos ellos, por un instante... Y de verdad, a todos ellos les agradezco.
Ahora, (aunque sea por un momento y desde aquí), soy capaz de sonreír y valorar un instante como éste, con esa energía que me diste hace 26 años y que justo ahora, se fusiona con el entorno.
Me entristece un poco, y me brotan lágrimas al saber que no estás físicamente aquí, pero en el fondo, sé que no es así: esa misma energía que nos une, y nos hace ser tan parecidos, brota en este lugar. A través de mis ojos puedes ver y a través de mis líneas puedes imaginar este sitio, (incluso podrías pensar que tienes 26 años de nuevo y te detienes frente al Océano, para apreciar el camino hacia las montañas nevadas, y pintas una imagen sobre el lienzo, como solías hacer años atrás: del cadmio al malva, del cian al blanco...
De cierta forma, estás en cada parte de mí: en el olor a humedad, en el viento fresco que sopla y se interna en el bosque lluvioso... Estás conmigo siempre, porque la vida está aquí.
Cuando llegue el momento de distanciar nuestros cuerpos definitivamente, deberás alegrarte aún más: porque seremos más fuertes y nuestros espíritus caminarán juntos, primero en nuestro viejo bosque de niebla, y después aquí, en el bosque lluvioso.
Por ahora, y a unos cuantos kilómetros de lejanía, te doy gracias por estar aquí, y por internarte en estas líneas.
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lunes, abril 09, 2007
Y por qué no.
"Now I know that I don't want to be alone today
So if you find that you've been feeling just the same
Call me now it's alright
It's just the end of the world
You need a friend in the world
'Cause you can't hide
So call and I'll get right back
If your intentions are pure
I'm seeking a friend for the end of the world"
Chris Cornell, Preaching the end of the world.
Por cinco años, la niebla ha cubierto nuestras ciudades, helando la tierra que hemos pisado una y otra vez. El viento ha soplado en todas las direcciones posibles, obnubilando nuestra visión... La felicidad efímera se ha recostado unos instantes, para marcharse al amanecer.
Cinco años que comenzaron una mañana triste, con los truenos de una tempestad que nunca llegó, descargando su lluvia torrencial durante los años subsecuentes.
Por un instante, como en un torbellino, todas las emociones se conjugan y cobran coherencia en la memoria, superando todos los acontecimientos que han sobrevenido en estos años: lo mismo las noches sexosas de incontables fluidos corporales, que los momentos más introspectivos en las montañas, rodeado de letras, velas e incienso. Y en todo momento, aquellas vivencias desearían ser una sola (y sólo una), viéndome caminar bajo la bruma de otoño, en l compañía de alguien más.
La noticia de Biógrafa Chú me ha crispado
más de lo que hubiese podido imaginar.
¿En qué condiciones, después de caminar solitario por las calles del mundo, un Ser Humano decide que es tiempo de detenerse, cambiar el sentido de sus pasos y continuar su brecha en compañía de otro?
Más allá de heridas y lágrimas, huellas y orgasmos que cualquier incauto hubiese sido capaz de conceder, dos personas están ahí, unidas bajo una misma silueta, al borde del abismo, a salvo y en dirección a las tierras donde la niebla y la melancolía se comparten… Viendo hacia el mismo punto.
Nunca había sucedido a alguien tan cercano.
Una ruptura, una partida, un funeral... Son eventos comunes en mi vida.
El reencuentro y la fusión de dos espíritus, no.
Es como abrir la ventana una noche de viento y estrellas, como presenciar los fuegos de pirotecnia iluminando el espacio sideral, como brindar refugio a un gato perdido en invierno, como escuchar el par de voces en "Interlude" mientras se abraza a alguien más que está dormido…
Es una sensación extraña, casi olvidada, que susurra una palabra:
“Esperanza”.
Cinco años.
De caminar por las calles del mundo narrando lo que sucede en él. De capturar la esencia de cada momento y de cada vivencia. Cinco años de ansiar.
...Cinco años después, aún puedo regresar el tiempo en mi memoria, regresar al mismo sitio, escuchar el mismo disco, incluso entonar la misma canción:
"I've got a photograph, I'll send it off today
And you will see that I am perfectly sane
Not for a lifetime, or forever and a day
'cause we know now that just won't be the case
There will be no commitment and no confessions
And no little secrets to keep
No little children or houses with roses
Just the end of the world and me
'cause all has been gone and all has been done
And there's nothing left for us to say
But we could be together as they blow it all away
And we can share in every moment as it breaks..."
Algunas veces las palabras no existen para expresar una historia que concluye,
Y continúa.
Biógrafa Chú sabe más al respecto.
Yo aguardo en el portal de la luz y la oscuridad, como todos los seres duales.
So if you find that you've been feeling just the same
Call me now it's alright
It's just the end of the world
You need a friend in the world
'Cause you can't hide
So call and I'll get right back
If your intentions are pure
I'm seeking a friend for the end of the world"
Chris Cornell, Preaching the end of the world.
Por cinco años, la niebla ha cubierto nuestras ciudades, helando la tierra que hemos pisado una y otra vez. El viento ha soplado en todas las direcciones posibles, obnubilando nuestra visión... La felicidad efímera se ha recostado unos instantes, para marcharse al amanecer.
Cinco años que comenzaron una mañana triste, con los truenos de una tempestad que nunca llegó, descargando su lluvia torrencial durante los años subsecuentes.
Por un instante, como en un torbellino, todas las emociones se conjugan y cobran coherencia en la memoria, superando todos los acontecimientos que han sobrevenido en estos años: lo mismo las noches sexosas de incontables fluidos corporales, que los momentos más introspectivos en las montañas, rodeado de letras, velas e incienso. Y en todo momento, aquellas vivencias desearían ser una sola (y sólo una), viéndome caminar bajo la bruma de otoño, en l compañía de alguien más.
La noticia de Biógrafa Chú me ha crispado
más de lo que hubiese podido imaginar.
¿En qué condiciones, después de caminar solitario por las calles del mundo, un Ser Humano decide que es tiempo de detenerse, cambiar el sentido de sus pasos y continuar su brecha en compañía de otro?
Más allá de heridas y lágrimas, huellas y orgasmos que cualquier incauto hubiese sido capaz de conceder, dos personas están ahí, unidas bajo una misma silueta, al borde del abismo, a salvo y en dirección a las tierras donde la niebla y la melancolía se comparten… Viendo hacia el mismo punto.
Nunca había sucedido a alguien tan cercano.
Una ruptura, una partida, un funeral... Son eventos comunes en mi vida.
El reencuentro y la fusión de dos espíritus, no.
Es como abrir la ventana una noche de viento y estrellas, como presenciar los fuegos de pirotecnia iluminando el espacio sideral, como brindar refugio a un gato perdido en invierno, como escuchar el par de voces en "Interlude" mientras se abraza a alguien más que está dormido…
Es una sensación extraña, casi olvidada, que susurra una palabra:
“Esperanza”.
Cinco años.
De caminar por las calles del mundo narrando lo que sucede en él. De capturar la esencia de cada momento y de cada vivencia. Cinco años de ansiar.
...Cinco años después, aún puedo regresar el tiempo en mi memoria, regresar al mismo sitio, escuchar el mismo disco, incluso entonar la misma canción:
"I've got a photograph, I'll send it off today
And you will see that I am perfectly sane
Not for a lifetime, or forever and a day
'cause we know now that just won't be the case
There will be no commitment and no confessions
And no little secrets to keep
No little children or houses with roses
Just the end of the world and me
'cause all has been gone and all has been done
And there's nothing left for us to say
But we could be together as they blow it all away
And we can share in every moment as it breaks..."
Algunas veces las palabras no existen para expresar una historia que concluye,
Y continúa.
Biógrafa Chú sabe más al respecto.
Yo aguardo en el portal de la luz y la oscuridad, como todos los seres duales.
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lunes, abril 02, 2007
El sexo y la luna llena de abril.

"There's a path stained with tears.
Could you talk to quiet my fears?
Could you pull me aside,
just to acknowledge that I tried?
And as your last breath begins,
contently take it in,
because we all get it in
the end".
Justin Bond, In the End.
Masturbación al instante de despertar,
Luego un tedioso día de trabajo,
Después, una amena felación en el bar
y por la noche, antes de escribir y caminar por la ciudad,
un trío.
El sexo como un complemento de todos los momentos de la vida –nunca como eje axial–, como base imprescindible de la personalidad, de los recuerdos y los anhelos, como detonador de las emociones e instrumento de inspiración...
El sexo como parte de la vida, musa para el intelecto y alimento para el espíritu: eso mismo pensé cuando vi Shortbus, este fin de semana. No sólo eso: celebré la historia de John Cameron Mitchell (tanto como a Hedwig and the Angry Inch), por utilizar al sexo como elemento de cohesión entre los personajes, no como única razón para contarla.
Celebré Shortbus poque me vi reflejado en uno de sus personajes, y como él, también ansío ese sentido de vivir con "reciprocidad". En cada masturbación, en cada felación, en cada noche con luna o sin ella, (pero en especial), cada noche de luna llena.
