lunes, junio 27, 2005

La banca de los freaks.

A simple vista es una banca cualquiera, y como cualquier otra, cumple son su mera función utilitaria: regocijar las nalgas. (Aunque, cabe mencionar, en algunos periodos no sirvió ni para eso, cuando su estructura fue privada de las barras de metal que le servían de apoyo, hace un par de años).

Me refiero a la banca de la calle Enríquez, ubicada a la salida del pasaje homónimo y de frente al Callejón del Diamante. Siendo un punto de paso obligado en el centro de la ciudad, la banca se ha convertido en una especie de nuevo elemento iconográfico para las identidades culturales urbanas. Allí, entre boleros, voceadores y vendedores de lotería, constituye hoy por hoy, un paraje que da muestra de las diversas manifestaciones juveniles presentes en la región.

Darketos, neopunks, ravers, trovadores, músicos urbanos, artesanos, intérpretes de bailes africanos, performancers, mimos, actores, soneros, fotógrafos, creadores… Todos ellos inmersos en mayor o menor medida en la escena cultural xalapeña. Pero, ¿qué tiene de especial esta banca? Cuando mucho, la ubicación estratégica, “no importa la banca, sino que aquí vienes y te encuentras a todos. A veces los ves, a veces no, pero terminan pasando, ya saben que aquí te encuentran” comenta Andrea, quien confecciona un collar alternando shakiras y piedras de acerina, un sábado por la noche.

No tengo una idea clara sobre a partir de cuándo este punto de confluencia se convirtió en un escaparate del arte urbano, pero a juzgar de doña Clara, quien vende tamales a unos escasos metros, por las noches, “ha sido así toda la vida. Primero son jóvenes, pasan los años, y ya son viejos, pero siempre se han reunido en ese lugar”.

Quizás en algunos años se convierta en un símbolo distintivo de la ciudad, como el reloj de la Lotería, la torre inexistente de la Catedral o el puente de Xallitic. Sin debérselo a su diseño, por supuesto, sino a la diversidad de jóvenes —llámenseles freaks, si se desea—, que representando a la cotidianidad hemos posado nuestros traseros allí.

Con un poco de suerte perduren en la memoria colectiva las características que hacen única a esta banca, más allá de las creaciones de Sebastián eventualmente instaladas en el parque Juárez.

¿Será que alguna vez una autoridad de percate? Es mucho pedir.

Mejor, que continúen organizando sus macrofestivales, eso les deja más lana y alimenta los egos institucionales.

sábado, junio 25, 2005

Y entonces vi al mundo.

Los días infames dieron paso a sus noches -infames, también-, y las horas se sucedían, una tras otra, sin ningún sentido: la linealidad del tiempo en la vida no hizo sino acentuar cicatrices, abrir llagas... Gangrenar estigmas.
Y entonces, una de esas noches, vi al mundo.
Desde una terraza me asomé, y lo maldije: Soles y lunas, estrellas, cenizas... Tinieblas eternas.
Como quien presencia un desfile, desde el palco, así vi pasar a mi generación. Las ausencias brillaban más que las presencias, y nunca dejaron de gemir.
Y así fue hasta que por fin la noche ya no halló su amanecer.

viernes, junio 24, 2005

Björk.



"Trust your head around, it's all around you, all is full of love, all around you..."
Björk, Voz perfecta # 9.

martes, junio 21, 2005

Parábola de la existencia.

Existe un sujeto que me agobia, (que en realidad son un conjunto de personas): es la humanidad, quizás. Todos los días me lo topo de frente, aunque curiosamente, nunca se ha percatado de mi presencia. Cuando camino rumbo al parque, se encuentra sentado, cabizbajo en una banca. Un mal día, se da cuenta que tiene anhelos,enciende un cigarrillo, lo fuma y cierra los ojos...
Y entonces se percata de todo aquello que puede hacer:imagina todos los lugares perfectos y apacibles, siente todos los orgasmos, eyacula semen ininterrumpidamente, evoca las imágenes de todos los matices olvidados, escucha todas las canciones etéreas...
Y entonces se percata, por primera vez, que su vida tiene sentido si confía en sus anhelos.
En ese momento, abre los ojos (vuelve a la realidad)...Y descubre que se jodió.
El tiempo para cumplir sus expectativas, se ha marchado. Se esfumó mientras anhelaba.
Ahora está demasiado cansado para evocar cualquier imagen o escuchar cualquier canción.
Se levanta de la banca, camina unos pasos, y se suicida.
Y de nuevo es polvo: lo que siempre fue.

miércoles, junio 15, 2005

La Antigua Serpiente en un sueño.

No puedo afirmar si se trataba de un amanecer o un crepúsculo, pero estoy seguro que aconteció, durante un sueño.
La primera imagen que me viene a la mente me situó en la antigua sala de la casa, presenciando la llegada de varias personas ataviadas con vestimentas de un tiempo distante. No recuerdo sus rasgos con precisión, a excepción de una mujer de unos ochenta años, bajita, regordeta y con el cabello negro sujetado en dos trenzas. Ninguno de ellos me habló, e inclusive me ignoraron, limitándose a a cruzar la sala y seguir de frente por un largo pasillo, -ahora inexistente- hasta la recámara de La Antigua serpiente (que es el Diablo y Satanás).
Una urticante curiosidad me llevó a espiarlos, y cuando me acerqué hasta la puerta entreabierta de la recámara, logré escuchar la conversación de muchas voces, hablando en lenguas desconocidas que no pude comprender. En ese momento me percaté que los extraños visitantes estaban muertos, pero no sentí terror, sino más bien un ligero desconcierto. Pude ver que rodeaban la cama de la Serpiente y se acercaban a ella, como arropándola.
Entonces, La Antigua Serpiente se levantó, y entonces corrí hacia la sala donde me encontraba en un principio. Me percaté que se aproximaba, su semblante lucía más joven, saludable. vestía un sweater tejido y una falda larga. Al pasar junto a mí, ya en la sala, se detuvo, volteó y me dijo: ya me voy.
Sin pensármelo demasiado, aduje, -no quiero ir a tu entierro.
Ella contestó, sin más, no vayas, son puros huesos. Me persignó y en ese momento experimenté una tristeza inmensa, que incluso sería incapaz de sentir en mi estado de vigilia, hacia ella.
Atravesó la puerta de la calle y cuando me asomé, ya no estaba.
Cerré la puerta y corrí en dirección opuesta, hacia su recámara: los visitantes ya no estaban, se habían esfumado. Me quedé inmóvil allí, al tiempo que el sonido de la lluvia que salpicaba la ventana, como limpiándolo todo. Observé los contados objetos personales de La Antigua Serpiente que aún permanecían en su recámara: un cuadro con la imagen de Jesús rezando en el monte de los Olivos, un rosario, el bastón que había pertenecido a su padre, el retrato de su madre...
En eso estaba cuando llegó Ciberíncubo diciendo, "la vieja ha muerto."
Volteé a verlo y repuse, ya lo sé.
Y en ese momento desperté.

lunes, junio 13, 2005

La vida como una sucesión perenne de encuentros y despedidas.

Las centrales de autobús... Los aeropuertos... Las estaciones de tren...
No podían existir sitios más representativos de la "mala melancolía", (me refiero a esa que se padece, no a la que se disfruta en parajes tan adictivos como los parques o los cementerios).
Cuando uno se vuelve partícipe de esos instantes en que de modo furtivo se fusionan el presente con el pasado y el futuro inmediato, el sentimentalismo humano resulta infame en demasía.
Detesto ser yo quien se queda observando, desde la lejanía, como alguien más se marcha. En el fondo trato de no pensar demasiado, pero sé que así sucede. Por el contrario, cuando abordo y parto hacia algún lugar, una voraz sensación por querer indagar en lo desconocido me alimenta.
Y es entonces cuando encuentro sentido a todo: a viajar, a ir más allá, alimentándome. Quizás, y en ciertos momentos, hasta de compartir.
Cuando esa sensación de Libertad se equipara con el sentido que das a tu vida, tienes la partida del juego ganada.
He tenido el mejor fin de semana en lo que va del año 2005: He reencontrado las piezas del rompecabezas que me faltaban. Y yo estaba en todas ellas.
Eso sí, gracias por todos esos momentos tenoriles. Y por esas líneas de Bizet, que de nuevo resuenan en mi memoria, porque "Carmen libre nació, y libre morirá." (Aunque por supuesto, si Verdi hubiese escuchado a Michael Kamen, se hubiese muerto de envidia).
Gracias a ese arcángel que transmutado en un dragón aparece y reaparece, con una voz tenoril.

martes, junio 07, 2005

La peculiar y verdadera historia de Kirikú.

El viernes por la noche fui a una depedida. Y entonces vi, por segunda ocasión, a Kirikú. Como es de suponerse, no pasó mucho tiempo desde que lo divisé cuando cruzaba el balcón, al momento en que lo sostenía entre mis brazos.
En esta vida, él es un gato y yo un humano, aunque comienzo a creer que no siempre ha sido así. El caso es éste: jamás, en vida anterior alguna, envidié tanto la vida de un gato.
Kirikú se está despidiendo de la ciudad. Hace unos días, el veterinario le colocó un chip que le permite ingresar legalmente a la Unión Europea. En cuestión de semanas, un gato nacido en Xalapa, estará ronroneando en las terrazas de Barcelona.
Esto es un claro ejemplo de que la vida de un gato cobra más sentido que la de muchos humanos que conozco.

Por supuesto, me he hecho amigo de Kirikú. Espero encontrarlo de nuevo alguna vez al dar vuelta en una esquina.

miércoles, junio 01, 2005

Sobre sueños y pesadillas.

Entre humanos, los sueños de algunos forman parte de las pesadillas de los otros. No es un gran descubrimiento, lo sé, pero apenas hace unos días me he percatado del asunto. Comenzó con una charla con Azucena, la chica madrileña quien no tiene mucho aprecio por Madrid. Intenté rastrear un dejo de añoranza entre sus vivencias, pero poco encontré que resultara anímicamente gratificante.
De cualquier forma, existe una premisa interesante: cuando cruzas el océano no importa lo que hubo antes, sino al contrario: tienes ante tí una gama distinta e inesperada de posibilidades desafiantes. Todo futuro es posible, sí. Pero cuando de repente, ese futuro viene a tí de golpe, al aspirar el aire de otra tierra, la vida cobra sentido. Por un instante eres tú, como nunca antes habías sido. Y de tí depende seguir así.
Por ahora, continuaré en espera, aunque acá todo languidece con más calma.