domingo, octubre 02, 2005

Dos de octubre, no se olvida.

“A menudo me pregunto cuánta soledad
debe sentir un mortal,viviendo en la carne,
tan apartado de todo lo demás…”
Leilah Wendell, El libro de Azrael.

Y llegamos a Octubre. A lo mucho, llegamos a octubre, como bien mencionó Eschel hace poco, haciendo suya la frase de García Márquez (yo tengo una especial aversión a su narrativa así que evito leerlo a como dé lugar).

En octubre el tiempo se detiene, por momentos, es un puente entre el pasado y el futuro. Y mi pasado está tan alejado en algunos aspectos, que ya ni logro evocarlo. Ya no supura, ni sangra ni gime, ni eyacula ni nada. Es un pasado ausente.

Cierro cualquier puerta y detrás no hay nada, sólo silencio. Pero es octubre, y casi cualquier noche es perfecta para comenzar. Hagamos algo antes de dormir: pensemos que la vida no existe, que estamos muertos. Cerremos los ojos.

Con un poco de suerte, podría suceder.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Eschel te ha leído....
Sabes no eres el único que le tiene aversión a Márquez, tú a la narrativa, pero si no sabes o tal vez ya, hasta Chabelo, sí, con el que millones eran felices los domingos (cuando existía la felicidad), también lo rechazó.
Fíjate que el Gabo con toda la buena intención (o no lo sé), lo quería financiar para que publicara su autobiografía, y le dijo que no.
Y aunque ya no haya nada para tí en octubre, recuerda que para muchos y entre ellos yo,es lo único que nos llega, al menos su viento, su nostalgia, y también nosotros, pero renovados...