lunes, diciembre 05, 2005

La regeneración.

Tinieblas, nubarrones han ocultado al Sol.

Luego de una noche que parecía interminable, sobrevino la tempestad. El viento se ha vuelto frío y seco. Es diciembre. No puedes olvidarlo.
Imbécil: en un descuido desataste a los demonios, sin siquiera haberlos invocado. Y ahora caes, y no terminas de caer… Es el abismo: y ese estruendo que te lacera, es tu conciencia.

No te resistas, no podrías acallarla. Es el precio que pagas por haber cometido el peor error de los humanos: carecer de honestidad contigo mismo.

¿Qué va a suceder contigo?

Cumplirás tu función en este entorno —y de manera magistral—. Servirás de ejemplo sobre aquello que pretendiendo ser perfecto, vale menos que la mierda.

¿Y qué hay de mí?

Eso no te importa.

He desaparecido gradualmente, en una noche hecha por el hombre. No te contarás como uno más de mis recuerdos, y si es así, terminarás por no existir.

Mensajes crípticos… La luna, Morrissey y una canción que ahora más que nunca cobra sentido en mi relato personal:
Speedway, And when you slam down the hammer/ Can you see it in your heart?

Todos los rumores que me mantienen acrecentando, bueno, nunca dije que fueran completamente infundados.

Y si intentas quebrantar mi espíritu,
No lo lograrás.
Pues no hay ya nada qué quebrar.
Lo sé:
No sonreirás de nuevo
Hasta que mi boca esté sellada,
Por siempre, bajo tierra.

Pero, ¿sabes algo?
Todas aquellas mentiras,
Todas esas sucias y viles mentiras
Sobre mí…
No lo eran.

And all those lies
Written lies, twisted lies
Well, they weren’t lies
They weren’t lies
They weren’t lies…

[Considéralo tu epitafio]

Y si el fuego de tu abismo se extingue y dejas de sufrir, cruzaría desde el borde de mi espacio sideral tan sólo para reavivar la mecha.

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