"God knows how I adore life
When the wind turns on the shores lies another day
I cannot ask for more
When the time bell blows my heart
And I have scored a better day
Well nobody made this war of mine
And the moments that I enjoy
A place of love and mystery
I'll be there anytime
Oh mysteries of love
Where war is no more
I'll be there anytime..."
Beth Gibbons & Rustin Man, Mysteries.
Húmedas y misteriosas son las últimas tardes de noviembre, con su velo de niebla que trastoca los sentidos. Hoy salí a caminar sin rumbo fijo, y envuelto en pensamientos dispersos, los últimos minutos del ocaso me encontraron súbitamente en las inmediaciones del Parque Eterno.
Apenas y pude cobrar conciencia de mi ubicación cuando una anciana me ofreció una veladora, y entonces me percaté que me encontraba caminando en medio de una peregrinación.
Sobre cuál era el propósito y destino de la misma, así como el santo (o virgen) que revestido en resina y terciopelo encabezaba al gentío, lo ignoro, -y a decir verdad, tampoco me importa-. En medio de mi introspección escuchaba "Mysteries" de Beth Gibbons, y la música encajaba a la perfección con la secuencia de imágenes que percibía:
Una flama dorada, la de mi veladora, se alejaba del resto del cortejo, acompañándome al interior del parque. Durante varios minutos recorrí sus calzadas y me postré ante sus fuentes. Caminé hacia el kiosko octagonal que se encuentra en el centro y me detuve. Observé a mi alrededor: no había nadie más.
Mi presencia era lo único "ajeno" a ese paraje. (Aunque en espíritu, sea parte de él).
Entonces me percaté de un hecho, y ponderé: no debí haber lamentado, hasta hace pocas semanas, caminar de nuevo en estos rumbos. Pronto habrá de llegar el día en el que sólo guarde estos momentos en mi memoria, con sus luces de fuego y su aroma a tierra húmeda, y entonces extrañaré, con añoranza, las últimas tardes de noviembre.
Coloqué la veladora a un costado de una fuente, y continué mi recorrido.
Desde la lejanía, la flama parecía arder con mayor intensidad.
2 comentarios:
Al igual que tú... yo también disfruto mucho de las tardes de Noviembre, sobretodo si son
frias y grises..
Las disfruto caminando... por la gran ciudad, sinitiéndome orgulloso, con un buen saco y mi bufanda, con la cara seca, con mi aliento visible, con este aroma que despido invitando a un abrazo, con pasos firmes y seguros, dejando miradas en cualquier jardín, regalando suspiros en alguno que otro. Definitivamente Me gustan las tardes frias de Noviembre..
¿por qué tiene que dejar de ser noviembre?
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