lunes, agosto 29, 2005

El funeral de los tiempos.

Los espacios faltantes son de un azul intenso, mientras que la flama de los cirios, roja. En cada instante, asistimos al funeral de los tiempos. En agonía, todos aguardan por un final que nunca llegará. Historias a medias, relatos inconclusos. Hombres y mujeres caminan solos por las calles y van dejando tras de sí sus últimos alientos. ¿Hacia dónde se van todos esos sueños inconclusos, todos esos rencores engendrados? Es la historia del mundo, de espasmos, orgasmos y desvaríos. En una gran metáfora, seres caminan aislados en calles serpenteantes, sin llegar a ningún lugar.
Cuando mucho, los destinos son en realidad, cruceros y retornos.
Los ancianos observan dentro de sus casas. Con discreción, corren las cortinas y se encierran. afuera corre la angustia desbocada, esperando la nota fulminante de la trompeta de Abadón.
Yo aguardo paciente en cualquier parte. El mundo es al mismo tiempo una celda y un sepulcro perfecto para quienes nos encomendamos a la libertad.

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